Alex estaba sentada en el recargado comedor de lord Wexhall, bajo un techo color azul cielo adornado con regordetes cupidos flotando entre nubes algodonosas. Se sentia como si estuviese cenando en el cielo. El aire estaba impregnado del sabroso aroma de deliciosa comida, y estaba rodeada de sirvientes y del murmullo de la educada conversacion de los comensales. Metio la mano debajo de la mesa y se pellizco el muslo con fuerza, apretando los labios para contener el grito de dolor. Si, todo era real: el cristal centelleante y la plata reluciente; el elaborado juego de porcelana sobre la mesa de madera oscura a la que habian sacado tanto brillo que parecia relucir como el cristal; el centro de flores frescas que caia por el lateral de un jarron de pie rectangular de cristal; el aroma a cera de las docenas de velas que banaban la habitacion con el suave resplandor de su luz dorada…

Y la comida… Alexandra nunca habia visto tal variedad y cantidad juntas. Solo habia cinco personas pero desde luego habia suficiente comida para una docena, o quiza para dos docenas de comensales. Tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de voluntad para no coger lonchas de jamon y de queso y rebanadas de pan y envolverlas en su servilleta para llevarselas a escondidas a Emma, a Robbie y a los demas. Todos los suculentos platos -la sopa, los guisantes a la crema, el faisan, el jamon, las zanahorias estofadas- los servian criados vestidos con librea y con guantes de blanco pristino. Y cada plato iba acompanado de un vino delicioso que nunca antes habia probado.

Pero en lugar de relajarse y disfrutar del lujo, se sentia tensa y con los nervios a flor de piel. Hablo muy poco concentrada como estaba en utilizar adecuadamente cada uno de los cubiertos que lady Victoria, sentada frente a ella, utilizaba. Afortunadamente, pudo librarse de participar en la conversacion, ya que lord Wexhall estaba comunicativo y hablador y entretuvo a los comensales con divertidas anecdotas de sus dias de espia. Despues, el doctor Oliver explico algunos contratiempos de su coleccion de animales de granja. No ayudo a la concentracion de Alexandra, desafortunadamente, que «el» estuviera sentado justo al otro lado de la mesa, junto a lady Victoria.

Nunca en su vida habia tenido una conciencia tan penetrante y dolorosa de la presencia de otra persona.

Por mas que lo intentaba, no podia evitar que su mirada buscase a Colin. Cada vez que acababa de estudiar las manos de lady Victoria para asegurarse de que estaba utilizando el cubierto apropiado y de manera correcta, sus pupilas errantes se desviaban hacia el e, invariablemente, descubria que el tenia la mirada puesta en ella, lo que le hacia perder aun mas la compostura.

Su aspecto era tan impresionante que resultaba devastador. Llevaba un chaque en tono verde bosque que intensificaba el color de sus ojos. Su cabello oscuro brillaba a la luz de las velas y contrastaba con su camisa de un blanco niveo y su chaleco plateado. Mirase donde mirase, seguia viendolo con el rabillo del ojo y sentia su mirada sobre ella. Incluso cuando se centraba en el plato, se descubria a si misma levantando la vista y mirando a hurtadillas, a traves de sus pestanas, como sus largos y fuertes dedos sujetaban la acristalada copa de vino o la vajilla de plata.

Dentro de ella resonaba el sonido de su voz, el ruido sordo de su risa, provocandole diminutas descargas de placer que la cautivaban y embelesaban. Cuando se descubrio inclinada hacia delante, ladeando la cabeza en su direccion para oirlo mejor, se enojo consigo misma. ?Que contrariedad! Era inadmisible que por estar sentada en una habitacion observando como aquel maldito hombre respiraba se sintiese tan inmensamente feliz.

Por el amor de Dios, ?que le habia ocurrido? ?Cuando y como habia pasado? Era como si la hubiese hechizado. Pero por lo menos al centrarse en el, podia evitar pensar en el hecho de que, a pesar de llevar su mejor traje de color verde esmeralda, se sentia deplorablemente torpe y terriblemente poco sofisticada en aquel magnifico ambiente. Una cosa era desempenar un papel y encajar como una adivina entretenida en medio de la multitud, y otra era compartir una comida formal con un grupo reducido e intimo de aristocratas. Al dia siguiente se inventaria una excusa para cenar en su habitacion y evitarse esa incomodidad.

– Madame Larchmont.

El sonido de su nombre la saco de sus cavilaciones y parpadeando miro a traves de la mesa a lady Victoria, que la estaba observando con una curiosa sonrisa. De pronto, sintio el peso de cuatro miradas posarse sobre ella y noto que se le secaba la garganta.

Trago para recuperar la voz.

– Lamento reconocer que estaba tan encantada con la cena que he perdido el hilo de la conversacion - dijo.

– Le transmitire sus cumplidos a la cocinera -dijo lady Victoria sonriendo-. Me preguntaba cual era su respuesta a la pregunta, puesto que yo ya he dado la mia.

– ?Pregunta?

– Si pudiera describir un lugar perfecto, ?como seria?

Alex no tenia que pensarselo. Habia visualizado ese lugar de ensueno en su mente cada dia de su vida desde que era una nina.

– El lugar perfecto para mi siempre es calido y seguro, iluminado por los dorados rayos del sol y plagado de verdes prados donde crecen flores de colores. Esta cerca del mar y en el aire se respira una brisa limpia y tenida de olor a sal. Esta lleno de gente a la que quiero y que me quiere. Es un lugar donde nadie sufre nunca dano alguno y donde todo el mundo tiene dinero, comida y ropa suficiente. -Por un momento penso en no pronunciar el ultimo requisito pero finalmente decidio hacerlo y anadio-: Y donde tengo un armario lleno de tantos trajes hermosos que cada dia tardo una hora en decidir cual ponerme.

Por un momento se hizo el silencio y Alex percibio de nuevo el peso de los ojos de todos los presentes posandose sobre ella. Sintio que se ruborizaba pensando en sus imprudentes palabras y dirigio su mirada a Colin, quien la estaba observando con una expresion indescifrable.

Lady Victoria rompio el silencio diciendo:

– Oh, desde luego, suena como un sitio perfecto.

– No para mi -intervino el doctor Oliver-. ?Que demonios haria yo con un armario lleno de trajes?

– Darmelos a mi -dijo lady Victoria en un tono algo cortante-. Por supuesto, mi lugar perfecto tiene un monton de tiendas.

– Y el mio no tiene ni una sola tienda, ni siquiera una opera -dijo el doctor Oliver haciendo una comica mueca-. No ha hecho referencia a animales de compania, madame. Mi lugar perfecto incluye muchos animales.

– Una omision imperdonable -dijo Alex sonriendo y obligandose a relajarse-. Me encantan los gatos y tambien los perros.

– Mi lugar perfecto deberia incluir un brandy excelente, buenos puros y una biblioteca donde hubiese buenos libros -dijo lord Wexhall y, dirigiendose a Colin, pregunto-: ?Y el tuyo?

Colin se llevo el dedo a la barbilla en actitud claramente reflexiva y despues, mirando directamente a Alex, respondio:

– Creston Manor, el lugar donde vivo en Cornualles, es practicamente el lugar perfecto. Esta lo suficientemente cerca del mar para que el aire siempre tenga el aroma a sal y pueda oirse la musica de las olas acariciando el acantilado. Los jardines son maravillas en flor y la tierra esta llena de arboles, prados y riachuelos. -En sus ojos brillo la malicia-. Y por supuesto, hay un lago que esta bastante frio la mayor parte del ano, tal como Nathan puede confirmar.

– Y los huevos, que cuando se rompen son bastante asquerosos, como Colin puede confirmar -replico Nathan.

– Suena realmente como el lugar perfecto -dijo Alex sin poder apartar la mirada de Colin.

Sintio como si todo lo que habia en la habitacion, cosas y personas, se hubiesen esfumado y solo quedasen ellos dos.

– No del todo -dijo el suavemente-. Creo que hay una ultima cosa necesaria para hacer que un lugar, cualquier lugar, sea perfecto.

No se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiracion hasta que intento hablar.

– ?Y cual es?

– La persona perfecta con quien compartirlo. Estar solo es tan…

– ?Vacio? -anadio Alex.

– Si -dijo el con una sonrisa revoltosa en los labios.

– Esto trae a colacion una pregunta interesante -dijo lady Victoria-. ?Que rasgos deberia poseer esa persona perfecta para tener el honor de compartir nuestro lugar perfecto?

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