Ella respiro hondo antes de responder:
– Despues de la muerte de mi padre, no soportaba vivir sola en nuestra casa. Ademas de que se consideraba casi indecoroso que una mujer soltera viviese sola, a decir verdad, echaba mucho de menos la compania de otras personas. Los Longren, primos lejanos por parte de mi padre, residian en la misma poblacion que yo y me invitaron a vivir con ellos. Parecia una solucion perfecta ya que yo los queria mucho y su hija Alberta era mi mejor amiga, asi que vendi mi casa y me mude con ellos.
Austin reconocio el apellido Longren como uno de los que habia mencionado Miles.
– Continua.
– Me encantaba formar parte de su familia, y los hijos mas jovenes, unos diablillos los tres, eran una delicia. Durante casi dos anos todo marcho de maravilla. -Se retorcio los dedos, mirando la alfombra-.Y entonces Alberta conocio a David.
El la contemplo, obligandose a guardar silencio, para dejar que ella terminase su historia.
– David llego al pueblo desde Boston, donde trabajaba en una caballeriza. Se le daban muy bien los caballos y era un magnifico herrador, de modo que el senor Longren lo contrato de inmediato en su cuadra. David era un joven muy atractivo, y todas las damas se quedaron prendadas de el.
Austin apreto los punos.
– ?Tu tambien?
– Debo reconocer que, cuando lo conoci, me parecio apuesto y encantador. -Hizo una pausa y luego anadio en voz baja-: Pero entonces lo toque.
– ?Y que viste?
– Mentiras. Enganos. Nada concreto, pero sabia que no era como todos creiamos. Me obligue a borrar esa impresion de mi mente. Despues de todo, mientras trabajase de firme para el senor Longren, no era asunto mio que hubiese sido mentiroso en el pasado. Me persuadi de que estaba emprendiendo una nueva vida y merecia una segunda oportunidad. Pero varias semanas despues, Alberta me conto que estaba enamorada de David. -Empezo a pasearse de un lado a otro de la habitacion-. Me quede muy preocupada. Le adverti con tacto que no lo conocia muy bien, pero ella no me escucho. Nadie en el pueblo, incluida Alberta, sabia lo de mis visiones. No las tenia muy a menudo, y, como tu bien sabes, no resultan faciles de creer ni de aceptar, asi que dude en decirselo, sobre todo porque el peligro que habia percibido era muy vago. Ademas, por nada del mundo queria correr el riesgo de equivocarme y destrozar la felicidad de Alberta inutilmente.
»Tenia que saber mas, averiguar si, en efecto, el era una persona poco honorable. Para eso debia volver a tocarlo, o por lo menos tocar alguna de sus pertenencias. -Tomo una estremecida bocanada de aire y prosiguio, con voz agitada-: Al dia siguiente visite la caballeriza para hablar con David. Palpe sus herramientas e incluso logre tomado de la mano con el pretexto de examinar un corte que se habia hecho en el dedo. Y mis sospechas se vieron confirmadas.
– ?Que habia hecho?
– No lo supe exactamente, pero intui que se habia marchado de Boston a causa de un escandalo. Sabia que era un embustero y un tramposo. Sabia que necesitaba dinero y que los Longren eran una familia acomodada. Pero lo peor de todo era que sabia que iba a romperle el corazon a Alberta. Rogue porque sus sentimientos hacia el cambiaran, pero dos semanas despues ella y David anunciaron que pensaban casarse al cabo de un mes. -Su voz descendio hasta convertirse en un susurro-. No sabia que hacer. Ella estaba muy enamorada de el, pero iba a cometer un terrible error. De nuevo intente avisarla con indirectas, pero fue inutil. Finalmente, el dia anterior a la boda, le dije no que habia tenido una vision, sino que tenia motivos para creer que David era un hombre deshonesto y que no le convenia. Que no le causaria mas que dolor.
La angustia en su voz le partio el alma a Austin.
– ?Y que dijo ella?
Elizabeth solto un resoplido.
– Se nego en redondo a escucharme. Despues me acuso de estar celosa, de querer quitarle a David. El le habia hablado de mi visita a la cuadra y al parecer la habia convencido de que yo tenia la intencion de conquistarlo. No podia creer que ella me considerase capaz de eso.
– ?Y le contaste lo de tus visiones?
– Lo intente, pero ella no quiso escuchar una palabra mas. Estaba muy enfadada conmigo por intentar arrebatarle su felicidad y al hombre que amaba. Me dijo que no queria verme en su boda. Que no queria verme nunca mas. -Se detuvo justo enfrente de el, que al ver sus ojos empanados en lagrimas sintio una gran compasion-. Me dijo que hiciera las maletas y me marchara de la casa de su familia.
– Elizabeth. -Intento tocada, pero ella se aparto.
– Tal vez si le hubiese contado antes mi capacidad de ver el pasado y el futuro ella me habria creido. No lo se. Pero jure en ese momento y en ese lugar que nunca volveria a callarme cuando tuviese una premonicion, sobre todo si estaba relacionada con la felicidad de alguien. -Abrio los brazos en un gesto de impotencia-. No volvi a tener visiones hasta la noche en que te conoci. Por eso te dije que habia visto a William. -Despues de cerrar los ojos un momento, continuo-: El senor y la senora Longren se sorprendieron de mi marcha, pero estaban de parte de Alberta, y ella insistia en que me fuera. Sabia que en el fondo ella estaba pasandolo mal. Me queria, pero queria mas a David. Junte mis cosas y me fui esa misma tarde. Deje a
Se le quebro la voz, y el la imagino marchandose de su hogar, sola, llena de desesperacion. Maldita sea, oida lo estaba desgarrando por dentro.
– ?Y que hiciste?
– Camine hasta el pueblo y retire mis ahorros del banco. No tenia adonde ir, y queria marcharme lo mas lejos posible. Consegui transporte para la costa. Una vez alli, adquiri un pasaje en el
– ?Sabes que ocurrio con Alberta y David?
– No. Todos los dias rezo por su felicidad, pero se que solo es cuestion de tiempo que Alberta acabe con el corazon roto.
A Austin le faltaban las palabras. No sabia como consolarla, pero sabia que debia intentarlo. La mirada atormentada de Elizabeth lo estaba destrozando.
– Siento mucho que tuvieras que pasar por eso, carino -dijo-, pero por muy triste que fuera para ti abandonar tu hogar, gracias a eso estamos juntos. -Le tendio la mano.
Ella se quedo mirandola inexpresivamente por un momento y luego alzo la vista hacia sus ojos. La expresion de su esposa alarmo a Austin. Era como si se hubiese quedado sin energia, sin vitalidad, y en cambio se hubiese llenado de una angustia y un sentimiento de culpa inenarrables.
– Hay algo mas, Austin. Tuve otra vision. Anoche.
El bajo la mano lentamente.
– ?Que viste?
– Vi morir a alguien. -Su sufrimiento era tan palpable que Austin practicamente podia verlo.
– ?A quien?
– A nuestra hija, Austin.
Se le cayo el alma a los pies.
– ?Nuestra hija? ?Como lo sabes?
– Era una ninita. Se parecia a ti, con sus rizos negros y unos hermosos ojos grises. -Con pasos vacilantes, se acerco a el y le agarro los brazos, hincandole los dedos en la piel-. ?Entiendes lo que te digo? He visto el futuro. Teniamos una nina, de unos dos anos. Y ella se moria.
La mente de Austin se quedo en blanco al oir estas palabras.
– Seguro que te has equivocado…
– No. Lo vi todo. Y no puedo permitir que eso suceda. No puedo permitir que nuestra hija muera.
Austin respiro a fondo e intento pensar con claridad, pero ni por un momento dudo de la veracidad de esa premonicion.
– De acuerdo. No permitiremos que ocurra. Ya estamos sobre aviso, asi que estaremos preparados. La vigilaremos en todo momento, todos los dias. Nada malo le ocurrira.
– ?Es que no lo ves? No puedo correr ese riesgo. Ya he perdido a mis padres, a los Longren y a Alberta. No