soportaria perder a otro de mis seres queridos…, a nuestra hija. Tampoco soportaria verte sufrir por su muerte. -Lo miro por unos instantes-. Solo hay una manera de asegurarnos de que nuestra hija no muera: no teniendola.

?No tener a su hija? Por supuesto que tendrian hijos. Muchos hijos, varones con la aguda inteligencia de ella, ninas con el cabello de su madre.

– Pero ?que estas diciendo?

Elizabeth se solto de sus brazos y se volvio hacia la ventana. El se quedo contemplando su perfil y escucho sus rotundas palabras:

– No puedo tener hijos contigo. Me niego a tener hijos contigo. Y la unica forma de asegurarme de ello es renunciar a mis deberes conyugales. Por supuesto, no espero de ti que sobrelleves una situacion tan insostenible. Soy consciente de lo importante que es para un hombre de tu posicion tener un heredero. -Alzo la barbilla, resuelta, pero su voz quedo reducida a un susurro lugubre-. Por tanto, quiero que anulemos nuestro matrimonio.

El se quedo paralizado durante todo un minuto, incapaz de comprender sus palabras. Al fin recupero el habla.

– No es necesario que tomemos medidas tan drasticas, Elizabeth.

– Me temo que si lo es. No puedo pedirte que aceptes a una esposa que se niega a compartir el lecho contigo.

Austin cerro los punos, pero consiguio mantener un tono sereno.

– No tengo por que aceptar a una esposa que se niega a compartir el lecho conmigo. Hay medios de prevenir el embarazo…, si eso es lo que decidimos hacer al final.

– No estas escuchandome, Austin. Ya lo he decidido. No correre el riesgo de quedarme embarazada.

– Te prometo que podemos encontrar una manera…

– No puedes prometer eso para toda la vida, Austin. -Se volvio hacia el, y la fria determinacion de su mirada le helo la sangre-. ?Por que te resistes a aceptar mi decision?

Austin solto una carcajada de incredulidad.

– ?Quieres que acepte sin mas tu capricho de deshacer nuestro matrimonio? Me asombra que la posibilidad de darte por vencida de ese modo te haya pasado por la cabeza siquiera. Creia que nuestro matrimonio significaba algo mas para ti.

– Los dos sabemos que te casaste conmigo solo porque te sentias obligado.

– Y los dos sabemos que nada me habria obligado a casarme contigo si yo no hubiese querido. -Redujo la distancia que los separaba y la tomo con suavidad por los hombros-. Elizabeth, da igual el motivo por el que nos casaramos. Lo que importa es lo que sentimos el uno por el otro y la vida que queremos llevar juntos. Podemos hacer que nuestro matrimonio sea tan fuerte que sobreviva a todo.

– Pero seguro que tu quieres tener hijos.

– Si, quiero tenerlos. Con toda el alma. -La miro fijamente-. Contigo.

Ella respiro hondo.

– Lo siento. No puedo. No lo hare.

El silencio se impuso entre ambos. El intento conciliar a esa mujer fria, resuelta y distante con su Elizabeth afable y carinosa, pero no lo logro. Pronunciando con esfuerzo las palabras, dijo:

– Comprendo que esa vision te haya afectado, pero no puedes dejar que destruya lo nuestro. No lo permitire. -Le sujeto el rostro entre las manos-. Te quiero, Elizabeth. Te quiero. Y no te dejare marchar.

Ella se puso blanca como la cera. Austin escruto sus ojos y, por un instante, vio en ellos un dolor intenso y descarnado. Ella desvio la mirada, y a el le dio la impresion de que estaba conteniendo el llanto. Pero cuando se volvio hacia el de nuevo, Elizabeth tenia una expresion mas severa. El dolor habia cedido el paso a la firme determinacion, y ella se aparto de el.

– Lo siento, Austin. Tu amor no. es suficiente.

Estas palabras le traspasaron el corazon causandole una herida sangrante. Dios todopoderoso, si hubiese tenido fuerzas para aspirar suficiente aire se habria reido de lo ironica que resultaba la situacion. Despues de esperar toda una vida a entregar su amor a una mujer, ella lo despreciaba como si fuera una vil baratija. «Tu amor no es suficiente.»

– Aunque tu estes dispuesto a soportar semejante situacion -prosiguio ella en un tono monocorde-, yo no lo estoy. Quiero tener hijos algun dia.

– Acabas de decir que no -protesto el cuando consiguio recuperar la voz.

– No. He dicho que no puedo tener hijos contigo… Pero podria tenerlos con otro. La nina que moria en mi vision era mia… y tuya.

Austin se quedo petrificado. No daba credito a sus oidos.

– Elizabeth, creo que no sabes lo que dices. No es posible que pienses que…

– Se exactamente lo que me digo. -Alzo la barbilla en un gesto desafiante y le dirigio una mirada inusitadamente gelida-. Cuando fantaseaba con la idea de ser duquesa, no imagine que el precio del titulo fuera renunciar a tener hijos. No estoy dispuesta a pagar ese precio.

– ?De que demonios estas hablando? -solto el-. No tenias ningunas ganas de convertirte en duquesa.

– No soy tonta, Austin -dijo ella, arqueando las cejas-. ?Que mujer no suena con ser duquesa?

Sus palabras lo envolvieron como una manta glacial, helandolo hasta los huesos. Se negaba a creer esas declaraciones, pero estaba claro que hablaba en serio.

Estaba atonito. Estupefacto. Se llevo la mano al pecho y se froto el lugar donde debia estar su corazon. No sintio nada. Todos los suenos y esperanzas que acababan de nacer en el se dispersaron, como ceniza al viento. Ella no lo amaba. No queria tener hijos con el. Ni seguir adelante con su matrimonio. Queria compartir su vida con otro…, con cualquier otro. Pero no con el.

Su estupefaccion se evaporo de pronto y lo invadieron sentimientos encontrados: desilusion, ira y un dolor tan profundo que se sentia partido en dos. «Dios, que idiota he sido.»

Hizo un esfuerzo para rechazar el dolor y concentrarse en la ira, dejando que este sentimiento le corriese por las venas y calentase su sangre helada.

– Me parece que empiezo a entenderlo -dijo en una voz tan amarga que le costo reconocerla-. Por mas que asegurabas lo contrario, tenias el ojo puesto en el titulo. Ahora quieres deshacer nuestro matrimonio con el pretexto de que te preocupas por mi, cuando lo cierto es que quieres ser libre para casarte con otro para poder tener hijos. Sus hijos.

Ella empalidecio al oir su tono, pero no aparto la mirada de sus ojos.

– Si. Quiero pedir la anulacion de nuestro matrimonio.

La furia y un dolor lacerante lo estremecieron hasta lo mas hondo. ?Maldicion, que magnifica actriz habia resultado ser su esposa! Su preocupacion, su afecto… era todo fachada. Durante todo ese tiempo el la habia creido sincera y digna de confianza, inocente y sin malicia y, lo que era aun mas gracioso, desinteresada. Pero Elizabeth no era mejor que las feminas que desde hacia anos iban en pos de el en busca de fortuna. No podia creer que tuviese la desfachatez, la desverguenza de encararse con el y decirle que queria anular su matrimonio porque deseaba que el fuese feliz, cuando lo que queria en realidad era conseguir otro marido.

Pero lo que lo saco por completo de sus casillas fue imaginarla con otro hombre. Esa imagen le provoco tal rabia que casi se ahogo. Y sin embargo estaba agradecido por esa irritacion, pues de no ser por ella el dolor lo habria abrumado.

– Mirame -le ordeno en un tono agrio. Al ver que ella no apartaba la vista de la ventana, la agarro por la barbilla y le hizo volver la cabeza por la fuerza-. Mirame, maldita sea.

Ella le sostuvo la mirada con una fria indiferencia que lo enfurecio aun mas. Nada en su expresion indicaba que fuese la misma mujer con quien habia hecho el amor hacia solo unas horas. ?Como habia logrado ocultarle esa faceta de si misma? ?Como demonios habia conseguido enganado de ese modo? Tuvo que recurrir a todo el dominio de si mismo para no zarandeada.

– Erraste tu vocacion, querida. Habrias arrasado en los escenarios. Te aseguro que me tenias convencido de que eras un dechado de virtudes y de decencia. Pero obviamente no eras mas que una maquinadora corriente y una embustera consumada. Tu negativa a asumir debidamente tus obligaciones de esposa me parece una justificacion mas que suficiente para deshacerme de ti.

Elizabeth se puso livida.

Вы читаете Una Boda Imprevista
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

1

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату