tiritando. Max estaba apunto de abandonar al perro y sumergirse otra vez en busca de Lola cuando esta saco la cabeza del agua

– ?Baby! -grito, con la boca llena de agua.

– Lo tengo -dijo Max mientras nadaba hacia ella.

Ella se giro y chapoteo hacia el. No solo era una guerrera nefasta, sino que nadaba fatal. Con los ojos desorbitados, resollaba desesperadamente. Si no tenia cuidado, pronto hiperventilaria. Pero no parecia que Lola fuera a tener cuidado en un futuro cercano. Se agarro con fuerza a un hombro de Max y estuvo apunto de hundirlo. En sus tiempos de marine, Max aguantaba tres minutos bajo el agua y era capaz de nadar durante horas, asi que ahora no tenia miedo de que ninguno de los dos se ahogara, ni siquiera el maldito perro. Solo le preocupaba que Lola complicase mas de lo necesario su regreso al barco.

– ?Esta bien Baby? -consiguio preguntar ella mientras intentaba llegar hasta el perro.

Una ola les paso por encima de la cabeza y esta vez Lola consiguio que se hundieran todos en un amasijo de piernas y brazos. La rodilla de ella toco contra el costado de Max, que abrio involuntariamente la boca, y se le lleno de agua salada. El perro le arano el cuello mientras Lola le apretaba la cabeza contra sus pechos tratando de trepar encima de el, como si le tomara por una boya. Max agarro a Lola por el brazo y consiguio sacar la cabeza a la superficie para expulsar el agua de la boca.

– Tranquila -le dijo a Lola, acercando el rostro al de ella. Por un instante, las narices se tocaron y ambos respiraron el mismo aire-. Tranquilizate o te ahogaras.

Ella abrio la boca y la cerro, esforzandose por decir algo, pero solo consiguio emitir un sollozo.

– Puedo llevaros a los dos hasta el barco, pero tienes que calmarte y dejarme a mi hacer todo el trabajo. No vuelvas a agarrarte a mi de esa forma y manten las rodillas lejos de mis costillas. -Se quedo callado un momento y anadio-: Si me das un rodillazo en los cojones, tendras que apanartelas sola.

Lola asintio, conforme, y el le acerco el perro. Ella lo sujeto cerca de su cabeza mientras Max le pasaba un brazo por encima de los hombros y sobre sus pechos. Arrastro a ambos hacia la plataforma de bano del barco, pero ella no se lo puso facil: le dio una patada en las espinillas en dos ocasiones en lugar de seguir sus instrucciones y dejarle a el hacer el trabajo, le golpeo la mejilla contusionada al girar la cabeza para ver adonde iban y, en un intento de propulsarse, empezo a patalear dentro del agua con las piernas rigidas como tijeras. Mientras levantaba el brazo para agarrarse a la plataforma, Max juro en su fuero interno que nunca volveria a lanzarse al Atlantico para salvar a una modelo de ropa interior y a su estupido perro.

Max izo a Baby, lo deposito sobre la plataforma y a continuacion alcanzo la escalerilla y tiro de ella hacia el agua. Subir esas escaleras le haria ver las estrellas; por eso el dia anterior habia optado por utilizar un cubo atado a una cuerda para mojarse. Lola empezo a subir primero, y la flojedad que sentia en los musculos se hizo patente en la debilidad con que se agarraba a la escalerilla. Parecia que no tuviera tacto en los dedos, lo cual no era de extranar puesto que habia hiperventilado de verdad. El vestido se le pegaba a las caderas y el agua le corria por las piernas y las pantorrillas. Max le poso una mano en el trasero mojado y la empujo hacia arriba.

Cuando subio detras de ella, comprobo que no se habia equivocado: sentia un dolor insoportable en las costillas. Se tumbo en la plataforma con los pantalones empapados y se concentro en ralentizar la respiracion para mitigar el dolor.

Lola se sento a su lado, apretando a Baby contra el pecho mientras intentaba recuperar el aliento entre sollozos. Si no tenia cuidado con eso se desmayaria. Max supuso que eso seria un buen remedio para la hiperventilacion, aunque habia otros menos drasticos

– Procura respirar por la nariz, aspirando el aire despacio, con suavidad.

Max se enjugo el agua de la cara con la mano y se sento. Aparte de la respiracion en una bolsa de papel y del desmayo, inspirar despacio por la nariz era la unica forma que conocia de combatir la hiperventilacion. Lola lo miro como si le hablara en un lenguaje desconocido, con ojos muy abiertos por el miedo.

– No pu… puedo parar de res… respirar.

– Tumbate con los brazos debajo de la cabeza -le indico Max, apartandose para dejarle espacio. Cuando ella se hubo tumbado, le dijo-: Cierra la boca y respira despacio por la nariz.

El perro le lamia la cara a Lola que seguia tragando aire a grandes bocanadas. Max solo se habia hiperventilado una vez en toda su vida, pero sabia que no era tan facil controlar la respiracion cuando uno tiene la sensacion de que le falta el aire. El agua del mar lamia la plataforma; Max se sento a horcajadas encima de las caderas de Lola y le quito el perro de encima. Los botones del vestido se le habian desabrochado hasta el ombligo y unas gotas de agua se deslizaban desde el sujetador rosa hacia el espacio entre los pechos que subian y bajaban al ritmo de su respiracion. Max puso las manos a ambos lados de la cara y la miro a los ojos. Tenia las pestanas empapadas de agua de mar.

– Cierra la boca -le dijo otra vez, aunque se dio cuenta de que lo intentaba.

– Voy… a desmayarme -jadeo Lola.

– Concentrate en respirar solamente por la nariz.

– No… no… puedo.

Max estuvo apunto de taparle la boca con la mano, pero cambio idea por miedo a que ella lo acusara de intentar asesinarla.

– Bueno, pues concentrate en esto -musito y, sin pensarlo, acerco la cara a la de ella.

Se dijo a si mismo que no la estaba besando: solo la estaba ayudan obligandola a respirar por la nariz para que no se desmayara.

Max sintio que ella se ponia tensa; Lola aspiro una ultima bocanada y retuvo el aire mientras el presionaba sus labios contra los de ella. Luego, le acaricio las mejillas.

– Y ahora relajate -le susurro, con la boca muy cerca de la de ella.

Lola puso las manos sobre sus hombros y Max penso que lo apartaria, pero no lo hizo. Lo miro con sus enormes ojos marrones y de repente Max sintio el calor de las palmas de sus manos en la piel. Una corriente de deseo inundo sus venas y le tenso las ingles.

Max detestaba la debilidad, ya fuera por la comida, las drogas o la bebida. No le gustaba reconocer que tenia debilidades, pero si alguna tenia era esa: debilidad por el sabor de unos labios de mujer y la calidez de unas mejillas entre sus manos. Su voz entrecortada, el olor de su piel y de su cabello lo enloquecian.

Lola separo los labios como si quisiera hablar.

– Respira por la nariz -murmuro el otra vez con los labios rozando los de ella.

Lola sabia a sol y a sal de mar, y Max se sentia como en el cielo. Las mujeres constituian un misterio para el. Eran seres ilogicos, a veces irracionales, pero el deseaba oir esa logica distorsionada con la misma frecuencia con que anhelaba sentir el tacto de su piel en sus manos, su boca y su cuerpo. No cabia la menor duda: la debilidad por el calor y la tersura del cuerpo de una mujer era embriagadora, pero Max siempre habia logrado controlarla. Esta vez tambien lo conseguiria.

– Max.

– Hmm.

– No me estas besando, ?verdad?

Max levanto un poco la cabeza y la miro. La inclinacion de sus cejas denotaba cierta confusion, y la expresion de los ojos, cierta alarma. Sin embargo, Max no vio ningun rastro de ese deseo que a el le palpitaba en el vientre y que empezaba a provocarle una ereccion.

– No -le contesto; y se incorporo-. Si te estuviera besando, te darias cuenta.

– Bien. No quiero que te hagas ilusiones.

– ?Que me haga ilusiones sobre que? -pregunto Max, aunque ya se imaginaba a que se referia.

Lola se incorporo y se apoyo en los talones. Una subita corriente de aire hizo ondear unos mechones de su pelo humedo.

– Te agradezco que hayas salvado a Baby, pero tu y yo nunca tendremos una relacion sentimental -dijo, negando con la cabeza-. Nunca.

Bueno, ahi estaba: una fria bofetada que atempero la pasion que corria por sus venas. Un mensaje: Max era lo bastante bueno para salvarle el culo pero no para besarle los labios. Por lo menos Lola era sincera.

– Querida, no te des tanta importancia -replico el, levantandose poniendo los brazos en jarras. Le dolian las costillas otra vez, y los cortes de la frente le escocian-. Yo no me involucro en una relacion sentimental con nadie.

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