– No, estoy bien.

Kelly se sirvio un vaso de leche como excusa para quedarse un rato mas. Mac y su nuevo estado estaban dominando su vida, pero no podia olvidarse de su amiga. Esta no parecia estar muy bien. Su piel, normalmente sonrosada y vibrante, aparecia palida. Se llevaban cinco anos de diferencia, pero habian crecido practicamente juntas, hijas ambas de madres solteras. Ademas, la madre de Mollie tenia una floristeria y estaba mucho fuera de casa, de manera que Kelly tenia que cuidar a menudo a Mol, o simplemente ir de vez en cuando a su casa para que esta no estuviera sola tanto tiempo.

– Te preocupa algo.

– Si, hay algo -admitio Mollie, pero luego no dijo nada mas-. Es algo personal, Kel. No quiero tener contigo secretos, pero quiero hablar de ello cuando lo tenga claro.

Kelly entendia aquello, pero la eleccion de su amiga de no hablar podia hacer que el problema se hiciera mayor.

– Esta relacionado con que te marcharas en medio de mi boda? No dijiste nada y pense en ese momento que te pasaba algo. Luego quise convencerme de que estarias muy ocupada…

– Si, estaba muy ocupada -le aseguro Mollie, evitando los ojos de su amiga-. Pero me marche al recordar que mi madre acababa de morir… De repente pense que no me vera nunca casarme, tampoco vera que mi negocio va adelante. Tuve un ataque de tristeza, es todo. Luego volvi, pero tu y Mac os habiais ido… ?Que decian ahi fuera? He oido algunas de las preguntas que te hacian -anadio, cambiando de tema.

– Desde luego no creo que haya ningun timido en la familia Fortune. Pero me alegra haberlos conocido hoy a todos y se que han venido porque me quieren.

– Creo que tienes razon. Pero son un poco cotillas, ?verdad? Se que no has contestado a ninguna de sus preguntas, pero ahora estamos tu y yo solas aqui. Se que has estado muy ocupada, pero no me has dicho todavia como os llevais. Quiero decir, ?lo amas? ?El te ama? ?Como sentis eso de que vayas a tener un hijo de su hermano?

Mas preguntas. Y Kelly queria a su amiga, pero no queria hablar de su relacion con Mac a nadie. Sus sentimientos eran demasiado personales y confusos a un tiempo. Y aunque cada vez le daba mas miedo enamorarse de el, se daba cuenta de que era la unica persona en el universo con el que compartiria su vida. Mac nunca la agobiaba o presionaba con algo. Hubo un tiempo en que penso que nunca se encontraria comoda con el gran Mackenzie Fortune, pero estaba portandose con ella de manera extraordinaria. Y sentia que podia ser ella misma junto a el. La unica cosa que tenia que vigilar eran aquellos sentimientos que iban creciendo dentro de ella. Lo demas, su manera impulsiva de comportarse, sus fallos y sus manias, eran aceptados completamente por Mac, mucho mas de lo que lo aceptaba ella misma.

Se unio de nuevo a la reunion, obligando a Mollie a ir con ella e intentando que se riera y hablara con las demas mujeres. Le informaron de que Mac tenia ordenes de no aparecer temprano para dejarlas a solas.

A las once de la noche se oyo la puerta y Kelly no pudo evitar levantarse y correr a su encuentro. Se dio cuenta de que las mujeres dejaron de hablar, pero ella solo pensaba en la alegria de verlo. Cuando Mac entro, con los hombros y la cabeza ligeramente humedos por la nieve, le parecio natural rodearlo con sus brazos.

Capitulo Seis

Mac tenia ordenes de no aparecer hasta las once de la noche. Al principio penso que estaria encantado de tener tanto tiempo libre. Pidio que le llevaran comida de un restaurante cercano y espero impaciente a que todos los empleados se marcharan para ordenar su mesa. Pero no podia concentrarse en nada. Estuvo todo el tiempo pensando en como le iria a Kelly.

Estaba seguro de que le divertiria una reunion solo de mujeres, pero su embarazo le preocupaba. Cuanto mas se acercaba al dia senalado, mas rapidamente se cansaba. Y cuando estaba cansada, un soplo de viento la podia hacer llorar. Las mujeres de la familia eran otra preocupacion para Mac. Las queria, eran su familia, pero eran bastante dominantes por naturaleza. Asi que penso que seria una buena idea aparecer un poco antes, entrar de puntillas, asomarse a ver si todo iba bien y desaparecer escaleras arriba hasta que todo acabara.

Esos eran sus planes y Mac llego sin hacer ruido, o eso penso. Todas las mujeres habian escondido los coches detras del garage para que Kelly no los viera, y el hizo lo mismo. Estaba nevando mucho y llego a la entrada con el pelo y el abrigo empapados…, y, de repente, alli estaba ella con los brazos abiertos.

– ?Mac, ya estas aqui!

El pensaba que no tenia tiempo para darle un abrazo, pero sabia que cuando su esposa decidia ser carinosa, no iba a pensarselo ni a esperar. Asi que, con la velocidad de un misil, Kelly se tiro a sus brazos.

Y con esa rapidez el estuvo de nuevo en una dificil situacion.

Porque, despues del frio de aquella noche, la sintio a ella mas caliente y suave, como un rayo de sol. Olia tan bien…, le gustaba tanto sentirla, que instintivamente se abrazo a ella. Y enseguida noto la reaccion normal en un hombre que llevaba tanto tiempo en un estado de celibato. Lo malo era que el habia pasado epocas asi y nunca habia respondido a ninguna mujer como a Kelly.

Era como si un adicto al chocolate oliera la tableta mas exquisita. El se estaba volviendo adicto. No sabia por que sentia ese deseo, pero la fuerza de aquella sonrisa… Nunca nadie se habia alegrado tanto de ver a Mac, o no como ella, ni simplemente por verlo. Como si el fuera su universo, como si le gustara estar con el por ninguna otra razon. Las sonrisas de Kelly, su piel, aquellos ojos azules, sentir sus hombros estrechos contra sus brazos y el hijo acurrucado entre ellos…

Sin darse cuenta apreto los labios contra su pelo suave. Ella debio de notar el beso, porque de repente alzo la cabeza. Mac sintio una voz de alarma. Ella busco su rostro, luego, como si hubiera visto una suplica, se alzo de puntillas y lo beso a su vez con sus labios tremulos y vibrantes.

No era la primera vez que estallaba entre ellos una llama de erotismo. Asi como tampoco era la primera vez que a el se le ocurria llevarla a la cama y no pensar en las consecuencias. Las manos de ella acariciaron su nuca y sus labios se posaron en los de el con suavidad, con timidez, como in capullo que se abre para beber los rayos del sol. El habia conocido otras mujeres, a muchas mujeres, decenas de mujeres experimentadas que no habian conseguido excitarlo hasta aquel punto de abandono. Habia algo en Kelly que lo hechizaba. Y es que el podia sentir su fragilidad, podia sentir la invitacion en la manera en que lo besaba. Podia imaginar toda la exuberancia y el ofrecimiento total que ella podia darle.

Mac se recordaba continuamente que tenia que contar con su hermano. No era estupido y no lo olvidaba, pero era muy dificil apartarse de ella. Cuando Kelly estaba en sus brazos se generaba una magia perfecta, casi dolorosa, como si nada importara en esos momentos excepto ellos dos.

Pero a la larga, la conciencia emergia a la superficie, a pesar de todas esas emociones. Era preciso contar con el honor. No por el, sino por Kelly. Ella lo necesitaba. Todo el asunto del matrimonio habia surgido por la necesidad de ella de tener un hombre en quien confiar. Y cuanto mas la queria, mas le importaba y mas decidia no fallarle nunca.

Asi que corto el beso suavemente, sin soltarla, para no hacerla sentirse rechazada o preocupada. Luego esbozo una sonrisa, como si el deseo no estuviera hincandole sus afilados dientes, como si la sangre no le circulara a toda velocidad por las venas. Aquella manana la habia dejado con un vestido fresco de embarazada color azul. Ahora llevaba el mismo vestido, pero tenia el cuello ladeado y el pelo todo desordenado.

– Por tu aspecto parece que te los has pasado divinamente en la fiesta.

– Oh, Mac. Tenia tantas ganas de que llegaras a casa para contartelo. No creerias…

Entonces comenzo a darle los detalles, con lo cual le dio unos segundos para recuperarse y borrar todo deseo. Le estaba colocando uno de los tirantes del vestido, cuando de repente se dio cuenta de que no estaban solos.

Todo el grupo de mujeres se habia colocado en la entrada, tan silenciosas como estatuas, y miraban como abrazaba a Kelly, mientras esbozaban una sonrisa bobalicona.

No tuvo que dar un paso, porque el grupo se deshizo instantaneamente. Mac devolvio los abrigos, dio las gracias y acepto golpecitos en la mejilla y sonrisas de complicidad de sus primas, tias y hermana.

Cuando se hubo ido la ultima, se dirigio con Kelly hacia el salon.

– ?Dios, mio! -exclamo al entrar.

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