– Incluso algo muy picante mejicano, porque le gusta mucho mas -anadio la secretaria, riendose-. Y luego estara…
– Enfermo del estomago, asi que le he traido algo que puede calentar en el microondas -explico, dejando una mochila en la mesa, y sin mencionar el otro paquete que habia dentro de ella. El lo encontraria y Ellen no tenia por que saberlo.
Llevaban un mes de casados y penso que Mac merecia una recompensa, aunque no sabia que. Su corazon habria deseado una cena romantica. Pero eso podria parecer una estupidez. De manera que se presento con un paquete de judias en salsa especial. Seguro que le gustaria el detalle. Ella sabia que era uno de sus platos favoritos.
– Hare que le llegue la cena -prometio Ellen.
– Muchas gracias…
Kelly iba a darse la vuelta, cuando la puerta del despacho de Mac se abrio y un hombre rubio trajeado salio.
– Si, senor Fortune, lo tendre para manana -dijo el hombre, antes de despedirse.
Despues de el salio uno de los quimicos del laboratorio, que tambien prometio tener algo para el dia siguiente.
Y despues de el, una mujer joven con un traje de rayas y mirada aturdida salio apresuradamente.
– Tiene razon, senor Fortune. Tiene toda la razon.
Esa fue la ultima despedida, ya no salio nadie mas de aquel despacho. Kelly agarro la mochila y se asomo a la puerta, para ver si realmente no habia nadie. Y asi era. En el despacho no habia nadie mas que su marido, de espaldas a la puerta.
– ?Mac?
– ?Que sorpresa, pequena! Iba a salir ahora mismo para llevarte a la clase.
– Estaba tan segura de que no ibas a poder hacerlo, que me he pasado por aqui a traerte la cena.
– He tenido que hacer muchos cambios, pero te prometi que no me perderia ninguna de tus clases.
Mac nunca hacia una promesa que no fuera a cumplir. Kelly deberia de haberlo sabido. Ademas, recordo que si el era tan paciente con sus cambios hormonales, ella, a su vez, debia ser paciente con su tendencia protectora.
En los ultimos dias, ella habia conseguido que la abrazara por las mananas antes de irse al trabajo, por las tardes discutian periodicamente sobre el sofa rosa de Kelly, y Mac sugeria todas las noches un paseo despues de cenar, sin que importara el tiempo que hacia. En definitiva, estaban enfrentandose a la rutina de vivir juntos de un modo mucho mejor de lo que ella nunca habia esperado.
Por otro lado, Kelly aceptaba que por el momento no podian intimar, debido al bebe, y se conformaba con portarse bien con Mac, siempre que estaban juntos. Tenia que olvidarse del amor. Ademas, poco a poco, notaba que Mac se reia mas estando con ella, que se relajaba mas y se tomaba de otra manera las responsabilidades. Todavia seguia siendo muy exigente consigo mismo, pero Kelly sabia que no se ganaban las batallas en un dia.
Mac se puso la chaqueta azul marino.
– ?Que pasa? ?Por que me miras asi? – pregunto a Kelly-. No me digas que estoy manchado de mostaza.
– No, no tienes mostaza. Pero he estado observando como se despedia toda esa gente de ti… -dijo, acercandose a el para colocarle la corbata.
– ?Si?
– Seguro que los tienes enganados con que eres una persona muy seria y dura, cuando yo se que no sabes ni colocarte bien la corbata.
– Pensar que me he casado para que me insulten todos los dias…
Mac se inclino para rozar la nariz de ella. Le habia costado mucho tiempo de entrenamiento establecer la costumbre de tener un gesto carinoso voluntariamente. Por supuesto, luego la tomo del brazo, de una manera mucho mas formal.
– Vamos a llegar tarde si no nos damos prisa. ?Esta Benz abajo?
– No, vine yo sola -dijo, al tiempo que salian y hacian un gesto de despedida a Ellen-. No me mires asi, Mac. Es una tonteria sacar a Benz con el catarro que tiene en una noche como esta, cuando puedo venir yo sola.
– Sabes que me preocupa que conduzcas sola en tu estado.
– Vamos, Mac. No pasa nada. No puedo estar mas segura. En casa estoy rodeada de muros, de alarmas, de puertas blindadas. Me acompanan Benz y Martha. Y cuando vengo, George me recoge en el aparcamiento.
Cuando llegaron a la entrada, Mac abrio las puertas para que pasara ella. Al salir, Kelly estuvo a punto de chocarse con un hombre que iba con un abrigo de lana oscura. El hombre iba corriendo, sin mirar, pero Kelly no pudo evitar estremecerse.
– Por eso -dijo Mac, tomandola por los hombros.
– Por eso, ?que? -pregunto ella.
– Por eso quiero que Benz te traiga. No te has olvidado todavia de cuando te atacaron, estoy seguro. Si Benz esta acatarrado, me llamas y voy yo a buscarte.
– Mac, no ha pasado nada desde aquel dia. Admito que fue algo horrible y que todavia a veces me asusto, pero tengo cuidado y no quiero volverme una paranoica que ve un violador en cada esquina. Y conforme va pasando el tiempo, me doy mas cuenta de que el hombre que me ataco no fue un secuestrador, sino un simple ladron.
– Yo tambien. Si alguien te hubiera estado siguiendo, habria pasado algo mas. No ha vuelto a suceder nada y no volvera a suceder -dijo Mac con firmeza, mientras abria para ella la puerta del coche. Luego subio el y arranco el motor-. Escucha, Kel, ya se que crees que soy demasiado protector y probablemente tienes razon. Pero te pido que no vayas en el coche sola a ninguna parte, por lo menos hasta que el nino nazca.
– ?Te he dicho ultimamente que es imposible discutir contigo?
– No, desde esta manana.
– Esta bien, pero quiero que dejes de preocuparte, Mac. Nadie podria habernos protegido mejor al bebe ni a mi. Es suficiente, de verdad. No sigas preocupandote.
Kelly sabia que era totalmente imposible que el se dejara de preocupar. Su sentido del honor no se lo permitiria. No deberia sentirse responsable por cosas de las que no era responsable, pero Kelly no podia hacer nada para evitarlo. En cualquiera caso, eso ya no importaba, acababan de llegar frente a la clinica y debian ocuparse de la clase.
Mientras entraban, Kelly se fijo en que las mujeres habian engordado desde la ultima clase y que cada vez se movian con mayor dificultad. Le consolaba ver que el resto de mujeres tenian las mismas dificultades que ella para sentarse y levantarse de las esterillas del suelo donde hacian los ejercicios.
– Deberiamos haber traido palomitas -comento Mac, que se habia sentado al lado de ella-. ?No iban a echar hoy una pelicula de un parto?
– Asi es. Y por eso te dije que no me importaba que no me acompanaras esta noche. La senora Riley nos advirtio que iba a ser bastante real.
– ?Es que crees que voy a desmayarme?
– Ya se que lo dices de broma, pero la senora Riley nos conto que durante el ultimo pase de la pelicula dos maridos se tuvieron que salir… -Kelly se callo, ya que se habian apagado las luces y la pelicula estaba a punto de comenzar.
Luego se echo un poquito hacia atras, de modo que pudiera ver a Mac por el rabillo del ojo. Los hombres siempre presumen de que son muy duros, pero algunos no resisten la vision de la sangre. Ella no se imaginaba por que tendrian que ver con atencion esa pelicula. Al fin y al cabo, las mujeres se lo cuentan todo, no como los hombres. Y todas sabian perfectamente en que consistia un parto. No sabia que podia aportarles la vision del documental.
Ciertamente, no mostraba nada nuevo, pero a los diez minutos Kelly comenzo a sentir convulsiones en el estomago y la garganta se le comenzo a secar. Luego sufrio una nausea. Debio de ser por ver todo el proceso del parto, sabiendo que ella estaba embarazada de ocho meses y que, por tanto, daria a luz en pocas semanas.
Despues de la clase y ya en el coche, Mac abrio la guantera y saco unas pastillas contra el mareo.
– Quiza esto te ayude -le ofrecio.
– No voy a volver a vomitar -murmuro ella-. Lo que sucede es que he cambiado de opinion respecto a lo que