es un parto. Yo ya sabia que el estar embarazada tiene algunos inconvenientes, y hasta ahora no me habia importado, pero creo que quiero replantearme lo del parto. Quiza debiera cambiar de medico…
– Creia que estabas muy contenta con la doctora Lynn.
– Asi es. Pero le pregunte que opinaba del uso de la anestesia epidural, y ella me contesto que no haria falta.
– Es curioso, yo recordaba que la ultima vez que estuvimos en la consulta, fuiste tu la que dijiste que no querias utilizar ningun tipo de anestesia.
– Pero eso era antes de ver la pelicula. Cualquiera puede cambiar de opinion.
– ?Y no podria ser que tambien hayas cambiado de opinion respecto a lo de no tener ningun asistente durante el parto? Ya me conoces, y si cambiaras de opinion, sabes que puedes contar conmigo.
Ella se quedo pensativa. Su primer impulso fue abrazarlo, pero penso que hubiera sido algo bastante peligroso, debido a que el iba conduciendo. Y ademas, aunque Mac parecia mas comprensivo con su forma de expresar el afecto de un tiempo a esa parte, eso no queria decir que necesariamente le gustara. Asi que se contuvo.
– Te agradezco el ofrecimiento y te aseguro que si cambio de opinion te lo dire a ti. Pero, de momento, prefiero seguir haciendolo yo sola. Y la razon principal es que, como te dije, soy una cobarde. Y se que es mejor que me enfrente yo sola a este tipo de situaciones.
– No quiero discutir contigo -respondio el, despues de quedarse un rato pensativo-. Solo quiero que hagas lo que sea mejor para ti. En cualquier caso, todavia hay tiempo para que te lo pienses.
– Muy bien.
– Puedes contar conmigo.
– Lo se.
– Piensa que dentro de un mes todo esto habra acabado y tendremos a nuestro bebe. Recuerda esto cada vez que tengas miedo. El parto pasara rapido y cuando menos lo esperes tendras al nino en tus brazos.
Kelly se quedo pensando en sus palabras. El habia dicho «nuestro bebe». Mac se preocupaba por el nino y eso era muy importante para ella.
Dos semanas despues, Kelly estaba asomada a la ventana del cuarto del nino. El cielo estaba cubierto de nubes oscuras y no paraba de nevar desde hacia dos dias. Estaban en medio de otra ventisca, y eso resultaba divertido, ya que era el dia de San Valentin.
Benz y Martha se habian marchado tres dias antes a visitar a una nieta suya a Duluth y no habian podido regresar. Las carreteras estaban cortadas y no habia forma de acceder a la ciudad.
Kelly deberia de estar preocupada por el tiempo, ya que esa manana se habia levantado con dolor de espalda. Pero extranamente se sentia segura de si misma. Y llevaba todo el dia tranquila.
Se aparto de la ventana y se masajeo la zona de la espalda que le dolia. Luego comenzo a dar pequenos paseos por la habitacion. Habia quedado perfecta, penso. La lampara con forma de osito iluminaba el cuarto del nino que se habia construido con todo su carino y esfuerzo. Sobre la cunita habia sabanas y mantas para cubrir al bebe. Sobre la mesa para cambiarle se veian ya los panales. Kelly se acerco hasta la mecedora y la acaricio, pensando que quiza se habia equivocado al elegir la alfombra, de color amarillo claro. Un color que podia ser algo sucio, pero que a pesar de eso, le encantaba. Era mullida y suave, de modo que el nino podria gatear sobre ella sin problemas.
Quiza se habia anticipado un poco, ya que el nino en teoria no naceria hasta dos semanas despues, pero no habia podido evitarlo. Queria verlo todo listo.
– ?Kelly?
Al oir la voz de Mac, ella respiro hondo. Haciendo un ruido enorme.
– Estoy arriba, en el cuarto del nino -grito.
Como ya imaginaba, oyo los pasos de el sobre la escalera dirigiendose a donde ella estaba. Kelly sabia que aunque el tiempo le hubiera permitido ir a trabajar, Mac se habria quedado con ella de todos modos. En los ultimos tiempos no se separaba de ella. Durante la ultima revision, Kelly penso que se iba a meter a la consulta a examinarse con ella.
El aparecio en la puerta y la miro aliviado. Ella sonrio al darse cuenta que la tension en los hombros de el se relajaba al ver que ella estaba simplemente paseando.
– He visto las galletas, enfriandose.
– ?Te gustan? Las he hecho con forma de corazon debido a que hoy es San Valentin.
– Con gusto me habria comido alguna, pero las vi tan bonitas que pense que seria mejor preguntar antes.
– En otras palabras, que ya te has…
– Tres. Y la verdad es que estan realmente buenas -entro en la habitacion y la recorrio, tocando las cosas del nino como ella habia hecho antes-. No creo que haya ningun nino con una habitacion tan bonita como esta.
– Gracias a nosotros.
– Gracias a ti. Tu fuiste quien lo planeo todo. Yo solo anadi algun detalle -se agacho para tocar algunos juguetes que habia en una mesita-. ?Piensas que es demasiado pronto para regalarle un balon de rugby?
– Yo creo que si. Ademas, imaginate que es nina. A mi no me importaria que le gustase jugar al rugby, pero estoy segura de que a ti si. Y eres tan protector que seguro que no la dejarias tener su primera cita hasta que tuviera por lo menos cuarenta anos.
– Oye, pero es que tambien podria ser un nino.
– Podria ser. Y se me acaba de ocurrir que este es un buen momento para que nos peleemos por elegir el nombre por si es chico.
Volvio a tomar aire, haciendo mucho ruido. Habia notado un pinchazo en la espalda que la habia dejado casi sin aire en los pulmones.
– No quiero que haya ningun otro Mackenzie en la familia. Odio que se anada lo de
– Pero podriamos llamarlo Aaron Mackenzie Fortune. Su nombre de pila seria Aaron y asi no habria que utilizar el
– Bueno, pero… ?Demonios! ?Que te ocurre? -se asusto Mac al ver la expresion de dolor de ella.
Ella consiguio sonreir despues de un rato.
– Ha empezado. Deberia habertelo dicho antes, pero es que no estaba segura. Esta manana pense que se trataba solo de un dolor de espalda. Y luego me convenci de que debia de tratarse de uno de esos falsos avisos de que estas de parto, pero ahora…
– ?Oh, Dios! ?Quieres decir, el nino? ?Oh, Dios!
– Pero no hay prisa. Todo el mundo dice que si es el primer nino, tardan un monton en nacer. No es que me haga feliz, pero al fin y al cabo, asi han tenido las mujeres los ninos desde el comienzo de los tiempos…
– Pero con tus caderas estrechas no podras tener el nino aqui en casa. Eso no puede ser. Tu espera aqui… - salio corriendo hacia la puerta, luego se volvio-. No, no esperes aqui. Es mejor que te metas en la cama en vez de estar de pie. ?Por que diablos estas de pie?
– Mac, no pasa nada. Todo saldra bien. Intenta calmarte.
Kelly no podia creer que fuese ella quien le tuviera que tranquilizar a el. Normalmente era al reves, Y mas, tratandose de Mac. Nunca le habia visto ponerse nervioso. Pero en ese momento estaba fuera de si.
– No vas a tener el nino en casa. Vas a tenerlo en la mejor clinica del pais y con el obstetra que nosotros hemos elegido. No me importa en absoluto la ventisca. Conseguiremos llegar, por eso no te preocupes. Estate tranquila.
El salio a toda velocidad de la habitacion. La linea telefonica ordinaria estaba cortada, pero pudo conseguir llamar con el movil. Telefoneo al hospital, al servicio de ambulancias, a la policia… Luego volvio corriendo arriba, para ver que tal estaba ella.
Ella estaba bien. Lo unico que temia era que le diera un ataque al corazon a Mac. Algo despues de las cinco rompio aguas. Afortunadamente estaba en el bano en ese momento. Si hubiera estado en el cuarto del nino, habria echado a perder la alfombra.
Mac subio las escaleras llamandola a gritos, hasta que, finalmente, la encontro.
– Estoy aqui, Mac, pero necesito estar sola un momento.