– ?Pero que? -lo animo a continuar.
– No se si estoy en realidad a la altura de las expectativas que he creado en ti. Mira, Nik, nunca pretendi mentirte. Y no fue exactamente una mentira. Es solo que…
Dios santo, los remordimientos lo estaban matando.
Nicole se olvido de sus propios problemas al comprender que Mitch estaba sufriendo. Sentia como si un puno le atenazara el corazon.
– Esto no puede seguir asi, Mitch -dijo gravemente.
El parecio sentirse todavia mas culpable, y desvio la mirada.
– Si, lo comprendo. Se que lo que hice no estuvo bien…
– Lo que quiero decir es que… anoche ni siquiera me besaste.
– Crei que no estabas de humor para ello. Te quedaste petrificada, como si tuvieras miedo.
– Y lo tenia -admitio Nicole-. Pero, ahora que lo pienso, tu tambien estabas asustado.
Mitch respondio rapidamente.
– No lo estaba.
Ella se inclino sobre el.
– Ahora no tengo ningun miedo. Y quiero mi noche de bodas. Cierra los ojos e imagina que aun es de noche… Y concentrate en que esto salga muy mal.
– ?Muy mal?
– Aja. Si sale realmente mal, te advierto que seguiremos practicando con ahinco durante los proximos meses.
– Eh, Nik…
Nicole casi esbozo una sonrisa, pero se dijo que ya habian hablado lo suficiente. Callar a Mitch siempre le resultaba facilisimo. Para ello, solo tenia que besarlo.
Por un instante, no comprendio lo que habia desatado… en el y en si misma. Los besos no eran algo nuevo entre ellos. Nicole ya conocia el sabor de su boca, la forma de sus labios. Pero, en aquellos momentos, todo resulto distinto.
Por la ventana penetraba la calida luz del sol y el aroma del aire salado procedente del mar. Desde el exterior les llegaban los trinos de los pajaros. El mundo parecia haber despertado… y, por primera vez en su vida, Nicole se sintio tambien despierta.
Mitch olia a jabon y a espuma de afeitar, y seguia teniendo la piel fria de la ducha… aunque no por mucho tiempo. Nicole introdujo una pierna desnuda entre las suyas y se arrimo mas a el. Pudo notar el gran bulto que se habia formado en la toalla. Pudo notar el contacto de su liso vientre. Como los senos se le hinchaban al rozarse con el pecho de Mitch a traves del fino saten.
– Mmm, Nik…
– Chist. Si hablas, es porque no te estas concentrando. ?Recuerdas? Tienes trabajo que hacer. Procurar que esto sea lo peor posible para los dos.
Ella tambien tenia un trabajo pendiente. Hacer que Mitch olvidara su obsesion con mostrarse a la altura. Ansiosamente, empezo a devorar toda la superficie de su esbelto cuerpo. Trazo un sendero de besos desde su cuello hasta las franjas de vello de su pecho. Probo a lamerle un pezon y noto el subito cambio de ritmo en su respiracion. Al llegar al ombligo obtuvo resultados aun mas gratificantes, lo cual sugirio a Nicole nuevas ideas.
Definitivamente, la toalla tenia que desaparecer.
Igual que su camison de saten. Se lo saco por la cabeza, lo lanzo al suelo, y a continuacion desato con un sencillo tiron el nudo de la toalla. Se sintio tentada de recrearse en el nuevo terreno de juego que hasta entonces habia ocultado la toalla.
Era fascinante.
A Nicole le costaba creer que el miembro de Mitch pudiera endurecerse aun mas, pero su curioso escrutinio parecio provocar un efecto palpitante y endurecedor, y ni siquiera lo habia tocado aun.
Decidio, sin embargo, dejarlo para mas tarde.
Todavia no habia terminado de explorar el cuerpo de Mitch. Penso que le gustaria que le acariciase la cara interior de los muslos. Y deseaba posar un beso en cada una de sus duras rodillas. Luego se concentro en los pies, descubriendo que eran uno de sus puntos debiles. Mitch empezaba a evidenciar fuertes sintomas de inquietud y agitacion. Igual que ella. Sus manos volvieron a retroceder, en busca de un territorio mas interesante. Con la punta de los dedos acaricio el duro miembro… logrando resultados espectaculares. A continuacion lo abarco con toda la palma de la mano, lo cual arranco a Mitch un jadeo digno de ser premiado.
Nicole siguio tocando, explorando, palpando. Y entonces agacho la cabeza para probar su sabor… pero se vio interrumpida a mitad de camino. Con una velocidad que apenas le permitio respirar, se encontro a si misma tumbada boca arriba en el colchon, con Mitch encima. Nicole ya habia visto aquel brillo perverso en sus ojos con anterioridad, pero jamas le habia parecido tan peligroso como ahora.
– Eh, se supone que debes concentrarte en que esto salga mal -le reprendio.
– ?Crees que vas a divertirte tu sola?
– Pues… si. Es mi noche de bodas. Y estoy embarazada. Se supone que debes dejarme hacer lo que yo quiera.
– Buen intento, pero no ha habido suerte. Te he dejado empezar para darte ventaja, porque soy un caballero. Pero no sabia que ibas a encenderme de esa manera. Ahora, me toca a mi.
– Eh, ?quien es la jefa aqui?
– Tu, Nik -Mitch no pensaba seguir bromeando. Sello los labios de Nicole con un beso que la hizo estremecerse de pies a cabeza-. Solo tu -sus manos emprendieron un deliberado viaje desde la garganta de ella hasta la prominencia de sus senos-. Te he dicho cientos de veces que no quiero ser el jefe. Solo puede haber uno en la familia. Y seras siempre tu.
Le dio la vuelta como si no pesara nada y le beso los gluteos, dandole carinosos mordiscos a lo largo de la espalda. A continuacion volvio a colocarla boca arriba y le lamio suavemente los senos, jugueteando con los pezones.
Nicole pronuncio repetidamente su nombre, cada vez con mayor intensidad, mientras Mitch se aprendia de memoria cada rincon de su cuerpo utilizando las manos, los ojos, la boca. Acaricio la prominencia de su vientre con besos carinosos y reverentes. Luego mordisqueo la curva de sus caderas con una sonrisa casi diabolica.
Finalmente, volvio a besarla en la boca profundamente, mientras con la mano descendia mas y mas, hasta que introdujo un dedo en el punto mas calido y humedo del cuerpo de Nicole. La invadio, enviandole hondas de puro placer sin dejar de besarla en ningun momento.
Nicole sentia como si sus pulmones estuvieran privados de aire. Tenia todos los musculos del cuerpo tensos a causa del deseo. El corazon parecia querer salirsele del pecho.
Le agarro la mano y la atrajo aun mas profundamente hacia su interior. Sabia que Mitch sentia la misma impaciencia arrolladora. Su piel era tan suave como la de ella, su mirada igual de intensa.
El solo se detuvo un momento mas para poner un exquisito cuidado antes de penetrarla por fin.
Nicole contemplo los ojos de Mitch mientras la poseia, sintio como su cuerpo ansiaba aquella invasion y, de repente, algo en su interior parecio convertirse en oro liquido.
Mitch la amaba.
Quiza no lo hubiese comprendido antes, pero ahora estaba segura. El ansia sexual, por si sola, no podia hacer que la amase de aquella manera.
Mitch susurro su nombre, pero ella ya estaba tan cerca del extasis como el. Las emociones la impulsaron aun mas alto. No solo las suyas propias, sino las que percibia en los ojos de Mitch. Pasion, deseo, ternura, honestidad. Amor. Todo estaba alli. En sus ojos. En sus caricias. Y ambos alcanzaron el extasis al mismo tiempo, con identicos jadeos roncos y entrecortados.
Mas tarde, el la abrazo y la sostuvo un buen rato entre sus brazos. Con los ojos cerrados, Nicole oyo como los desbocados latidos de su corazon se calmaban poco a poco. Paso mucho tiempo antes de que ambos pudieran volver a respirar con normalidad.
De pronto, los sobresalto un suave golpe en el pie de la cama. Nicole miro… y vio al cachorro, que saltaba por encima de las sabanas revueltas para unirse a ellos.
– ?Te hemos descuidado, carino? -le dijo Nicole con una risita.