– Veo que la gatera de la puerta de la cocina te va de perlas -bromeo Mitch.

Ambos se echaron a reir, pero por un instante los ojos de el se encontraron con los de ella. Rapidamente, ambos saltaron de la cama para comenzar el dia, con sus corazones rebosantes de esperanza.

A pesar de los problemas que aun pudieran surgir, Nicole no podia imaginar a una pareja mas feliz.

Capitulo Once

Dos semanas mas tarde, Mitch se levanto de la mesa con una sonrisa artificial cuando hubo terminado de cenar.

– Acabare de fregar los platos en un santiamen. ?Sigues pensando en ir a comprar la cuna?

– Cuando quieras.

– ?No estas demasiado cansada? -pregunto el.

– ?Y tu, lo estas?

– No. Siempre y cuando no lo estes tu… -Mitch se interrumpio. Diablos, llevaban ya dos semanas manteniendo aquella clase de conversaciones ridiculamente educadas.

Nik se levanto con una sonrisa tan artificial como la de el.

– Bueno, vamonos. Millicent puede venir con nosotros, ?verdad? Lo sacare antes a dar un paseo, pero ya sabes cuanto le gusta viajar en coche.

– Naturalmente que puede venir.

Mitch acabo de fregar los platos, observando desde la ventana de la cocina como Nicole jugueteaba con la pequena bola de pelo blanco en el jardin.

Estaba loca por el cachorro. Esa era una de las cosas que Mitch habia hecho bien… aunque ahi estaba precisamente el maldito problema. Como todo podia haberse deteriorado tan rapido cuando, en la superficie, la vida de ambos era perfecta.

Con gesto grave, se seco las manos con una toalla de papel, recogio las chaquetas de los dos y luego salio por la puerta. Inmediatamente, vio como la amplia sonrisa de Nicole menguaba y perdia toda su exuberancia.

– Gracias por traerme la chaqueta -dijo ella-. De repente, ha empezado a hacer frio.

– Tranquila. ?Estais listos para dar un paseo en coche e ir de compras?

Por supuesto que estaban listos. Nik siempre lo estaba. Decia que si a absolutamente todo.

Conforme enfilaban la autopista, en direccion a los grandes almacenes, Mitch revivio mentalmente las anteriores semanas. El habia insistido en ocuparse de gran parte del trabajo de Nicole. Ella habia accedido sin rechistar.

Habia llevado a casa de Nicole todas sus cosas, objetos de decoracion incluidos. Ella afirmaba que le encantaban. Y quiza hasta fuese cierto. La casa empezaba a parecer un hogar, en lugar de un manual de decoracion. Pero, ?quien sabia si Nik estaba realmente a gusto con los cambios? No expresaba mas que aprobacion hacia todo lo que Mitch hacia.

Deberian y podian haber tenido una discusion decente sobre el nombre del nino. Pero tambien eso se resolvio pacificamente. La abuela de Mitch se llamaba Erin. El sugirio dicho nombre, y ella acepto en el acto. Nicole habia sugerido con cierta inseguridad el nombre de Matthew si era nino. Y el, naturalmente, habia aceptado de inmediato.

Teniendo en cuenta lo educados que eran el uno con el otro, solo les faltaba estrecharse cordialmente la mano al final de cada velada. Al menos, llegarian a tocarse.

Una vez en los grandes almacenes, Mitch aparco, dejo la ventanilla un poco abierta y le prometio a Millicent que no tardarian mas de veinte minutos. Como cabia esperar, Nik se apeo del coche al mismo tiempo que el, sonrio al mismo tiempo que el y se interno en la seccion de articulos de bebe al mismo paso que el.

Teniendo en cuenta como su mundo se habia estremecido cuando hicieron el amor, Mitch lo hubiera dado todo por volver a tomar a Nicole de la mano. Por besarla, simplemente.

Pero la iniciativa debia partir de ella, se dijo con firmeza.

El hecho de que Nicole confesara la historia de su pasado lo habia cambiado todo. Dicha historia no habia sorprendido a Mitch. El ya habia adivinado que algun secreto la torturaba. Sabia que Nik no podia haber hecho nada que anulara sus sentimientos por ella. Y sufria al pensar en la soledad y el terrible dolor que habia tenido que soportar.

Lo malo, segun Mitch, era que Nicole le habria confesado todo aquello mucho antes si hubiera confiado en el. Aquel pensamiento no dejaba de relampaguear en su mente. Indudablemente, la habia presionado. El embarazo habia pillado a Nik por sorpresa, y el simplemente se habia aprovechado de su desconcierto, manipulandola para que aceptara ser su esposa. Un hombre adulto sabia perfectamente que la confianza habia que ganarla poco a poco. Habia invertido mucho y llegado demasiado lejos como para arriesgarse a cometer mas errores con ella ahora.

Cuando Nicole lo deseara, que se lo hiciera saber.

No volveria a presionarla ni a meterle prisas. Aunque aquella espera lo matase.

Mitch siguio la mirada de Nik mientras inspeccionaban las cunas. Su expresion era mas suave que el resplandor de la luna. Y el se dijo que ya le faltaba muy poco para morirse de deseo.

– ?Mitch? -Nicole se acerco a el-. No esperaba que hubiese tantas. Y quiza sea una tonteria comprarla tan pronto. Ni siquiera hemos pintado aun el cuarto del nino.

– Pero esa era la idea, ?no? Querias ver las cunas antes de decidir el color de la pintura y la moqueta.

– Me temo que nos va a costar una fortuna. Necesitamos muchas cosas.

– Esta bien. No hay ningun problema.

– Podriamos elegir colores individuales. Salmon, lima, frambuesa. Ya sabes a que me refiero. No los tonos pastel que suelen escogerse para los bebes.

Mitch no tenia ni idea de cuales eran dichos tonos, pero contesto:

– De acuerdo.

– Creo que nos hara falta una mecedora. Con brazos.

– De acuerdo.

– Y necesitamos una cuna para el cuarto, desde luego. Pero no estaria de mas un cochecito de ruedas para la planta baja. Uno plegable para poder llevarlo tambien al despacho…

– De acuerdo.

Dos dias mas tarde, Nicole abrio de golpe la puerta principal, pensando que si Mitch volvia a decirle una sola vez mas «de acuerdo», lo estrangularia. No deseaba asesinarlo. Pero un buen estrangulamiento le resultaba muy tentador.

El la siguio, cargado con los maletines de ambos.

– Mira, se que has tenido un dia muy duro. Habiamos planeado empezar a pintar el cuarto del nino hoy, pero puede esperar. ?Por que no pones los pies en alto y te relajas…?

– No estoy cansada. Y no dejare la pintura para mas adelante -dijo ella alegremente, sin levantar un apice la voz. Pero Mitch le dirigio aquella mirada paciente que la hacia desear darle un golpe en la cabeza.

– De acuerdo, de acuerdo -dijo el condescendientemente-. Pero tengo algo en mente para la cena de hoy, asi que cocinare yo. Luego nos pondremos a pintar, si quieres.

Nicole sospechaba que, en realidad, no tenia nada en mente para la cena… ?Que hombre lo tenia? Pero respondio «bien», lo cual, al menos, era mejor que grunirle. Y antes de que Mitch le sugiriese «amablemente» una vez mas que pusiera los pies en alto, se quito los zapatos y la chaqueta y se dirigio hacia el cuarto de lavado para llenar la lavadora.

Habia sido un dia espantoso. El exito era maravilloso, pero necesitaban mas ayuda, y entrevistar a posibles nuevos fichajes para la plantilla llevaba su tiempo.

Nicole activo la lavadora y se agacho. De acuerdo, debia admitir que su estado de animo no se debia por completo al exceso de trabajo. Sino a Mitch. Al hecho de que no la tocara. La noche, o la manana, de bodas mas maravillosamente esplendida que hubiera podido esperar una recien casada… y, luego, nada. Cero.

El corazon se le encogio al oir a Mitch jugando con Millicent en la cocina. Pasandoselo en grande. Con el

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