perro. Apretando firmemente los labios, Nik restrego con jabon el cuello de un par de camisas.
Diablos, era algo que no acertaba a comprender. Mitch le habia confesado sus temores acerca de no satisfacerla como amante. Pero Nicole creyo haberle demostrado intimamente lo deseable, atractivo e increible amante que era.
Quiza era ella la que le habia fallado a el.
Era evidente, puesto que no habia vuelto a tocarla desde entonces, y eso que daba muestras de desear hacerlo. Se despertaba cada manana con una ereccion. Nicole lo habia visto… y no solo entonces, sino cada vez que se rozaba con ella por accidente. De modo que, si Mitch se estaba reprimiendo sexualmente, quiza era porque no se encontraba comodo con ella en la intimidad.
Abatida, Nicole cerro la lavadora, sin estar segura de haber anadido el detergente. Sin importarle.
Eso era precisamente lo mas doloroso. Mitch jamas habria creido necesario mentirle… si confiara en ella. Y Nicole entendia perfectamente su falta de confianza. Diablos, no habia confiado en si misma durante gran parte de su vida. Pero, maldicion, adoraba a aquel hombre, y ninguna relacion podia llegar a ninguna parte si no existia confianza entre la pareja. Despues de haberle confesado su pasado, Nicole creyo haberse ganado un minimo de confianza por parte de Mitch, y se sentia desconcertada acerca de como lograrlo.
Abordarlo con agresividad no era el mejor camino, se reprendio a si misma. Pero ya habian pasado semanas. Y el no le habia dado ninguna oportunidad. Diablos, ya no podia seguir soportandolo.
– ?La cena esta lista, Nik!
Ella dio un salto. Luego se dirigio hacia la cocina. Mitch habia alinado boquerones, el pescado favorito de ambos, y habia quemado un revuelto de verduras. Deberian haberse reido con lo de la verdura y haberse abalanzado como lobos sobre los boquerones. En vez de eso, intercambiaron una sonrisa artificial y se pusieron a hablar del tiempo.
Despues de cenar, Mitch saco al monstruo a dar un paseo por el cesped. Nicole observo como ambos se revolcaban sobre la hierba, preguntandose si el se portaria asi con el bebe.
Finalmente, Mitch volvio a entrar, cubierto de hierba fresca, su exuberante rictus convirtiendose en la cautelosa sonrisa que reservaba para ella.
– ?Sigues pensando en empezar a pintar?
– Desde luego -respondio Nicole. Pero empezo a cambiar de opinion en cuanto se quito la ropa de trabajo y se puso una camiseta vieja y unos pantalones cortos. Estaba contenta con su nueva barriga, pero sus posibilidades de atraer sexualmente a un hombre menguaban de forma drastica conforme pasaban los dias.
Para cuando salio al pasillo, Mitch ya estaba agachado, inspeccionando la lata de pintura… e irresistiblemente atractivo con aquel jersey viejo y aquellos vaqueros cortos desgastados. Nicole paseo la mirada por el cuarto, tratando de distraerse.
– Va a quedar precioso -murmuro-. Sera un nidito muy acogedor.
– Un cuarto ideal para que un nino crezca en el -convino Mitch.
Por un instante, sus ojos se encontraron. Fue una milesima de segundo, pero Nik contuvo el aliento. Lo percibia alli, en sus ojos, con absoluta claridad. El gozo de estar haciendo aquello juntos, construyendo una dulce parte de su vida en comun. Pero, naturalmente, la milesima de segundo paso. Mitch desvio la mirada. Y luego la desvio ella.
Aquella exasperante muralla de cortesia se interponia entre ambos, tan impenetrable como el acero.
Nicole se agacho junto a Mitch.
– Yo removere la pintura -sugirio.
El se incorporo de inmediato y se retiro de ella.
– Bien. Yo me encargare de darle al rodillo.
Como siempre, se ofrecia voluntario para hacer el trabajo mas pesado. Nik sumergio la brocha en la lata y empezo a darle vueltas.
– No quiero que te subas en una escalera, Nik.
Ella empezo a remover la pintura mas deprisa.
– Ni que te esfuerces con el rodillo.
Nicole removio la pintura con tal velocidad que se salio un poco por el borde de la lata.
– Y estoy pensando que la lata de pintura pesa demasiado para que la lleves de un lado para otro.
Nicole alzo la brocha. Embadurnada de pintura. Jamas solia ceder a un impulso, pero Mitch estaba medio vuelto hacia ella. Con un leve movimiento de muneca, adelanto la brocha, y varios goterones de pintura salmon aterrizaron en el pecho de Mitch. El se miro el jersey salpicado de salmon con gran sorpresa.
– Menudo accidente -comento con ironia-. Aunque esperaba mancharme de pintura antes de acabar.
El diablo la impulso a hacerlo. Volvio a salpicarlo con la brocha.
– Eh, Nik…
– Mitch, como me digas una sola palabra educada mas con esa voz amable y sobreprotectora, volvere a embadurnar la brocha.
– Has tenido un dia muy duro -empezo a decir el con cautela.
Fue la gota que colmo el vaso. Nicole hundio la brocha hasta el fondo de la lata y luego se puso en pie.
– Eh, un momento, un momento… -durante varios segundos, Mitch permanecio inmovil, mirando la brocha goteante que ella sostenia en la mano-. No te atreveras.
Aquello era un desafio. Asi que Nicole sacudio la brocha, salpicandole el menton de pintura. Y sintio una enorme satisfaccion.
Ahora Mitch parecia estupefacto. No habia creido ni por un momento que fuese capaz de hacerlo.
De repente, sus ojos emitieron un brillo de especulacion y, en un santiamen, le quito a Nicole la brocha de la mano.
– Veamos que aspecto tienes con la nariz tenida de salmon -dijo pensativamente.
Ella miro la brocha y luego sus ojos. Y en aquellos ojos vio al hombre al que amaba. Al hombre en el que confiaba.
– No te atreveras -lo desafio.
Sin perdida de tiempo, Mitch alargo la mano y le solto un goteron de pintura en la punta de la nariz. Y, para colmo, tuvo el descaro de echarse a reir.
– Seras… seras… -a Nik no se le ocurria ningun insulto lo bastante fuerte, pero volvio a quitarle la brocha.
Las sonoras risotadas de Mitch dejaron paso rapidamente a un tono conciliador.
– Vamos, vamos, Nik…
Utilizando la brocha como una espada, Nicole le dio una estocada en el ombligo. Y luego retrocedio velozmente, antes de que Mitch pudiera arrebatarle la brocha. Por desgracia, el espacio reducido del cuarto limitaba sus maniobras. Mitch empezo a avanzar hacia ella.
– Cuando agarre esa brocha, veremos lo guapa que estas con el pelo salmon -prometio amenazadoramente.
Parecia muy peligroso con el menton pintado. Imprevisible. Amenazador.
– No pienso soltar la brocha -le informo Nicole.
– Oh, y tanto que la soltaras.
– ?Piensas aprovecharte de una embarazada? ?De una mujer indefensa, vulnerable y mas pequena que tu?
– Si. Y disfrutare haciendolo.
– ?En el pelo no, por el amor de Dios!
– Si. En el pelo.
Nicole volvio a atacarle con la brocha y mancho de pintura su brazo desnudo.
Eso no le impidio seguir avanzando.
– Te la estas buscando. Y me alegrara darte tu merecido -Mitch alargo los brazos y la agarro por la cintura. Luego la atrajo de un tiron hacia si. Nicole no tuvo ni la mas minima oportunidad de defenderse.
Con una rapidez que le impidio tomar aliento, Mitch la sujeto contra la pared, agarrandole en el aire la mano con la que sostenia la brocha, y la beso.
Nik dejo caer la brocha.
En el momento en que le rodeo el cuello con los brazos, ya era demasiado tarde para volverse atras. Nicole le