celebracion. Clay estaria ocupado, por supuesto. Solo queria compartir su triunfo con el y besarle, pero su estado de animo se nublo al llegar al aparcamiento. Dos coches de la policia estaban aparcados junto a las puertas traseras del motel. Un pequeno grupo de personas se habia reunido en la entrada. Las cabezas y los abrigos le impedian la vision. Camino directamente hacia la entrada principal hasta que vio a un chiquillo con un gorro rojo escondido entre los arbustos. Se habia acordado de ponerse un gorro y un chaqueton, pero no llevaba zapatos y sus pies cubiertos por los calcetines rateaban el suelo mojado. Cuando la vio, Spencer se acerco volando.

– ?No te lo vas a creer! ?Es estupendo, Liz! ?Tenemos un ladron!

– Maravilloso -murmuro Liz ironicamente. Se agacho a abrazarle. ?Por que tengo la impresion de que tu padre esta seguro de que estas encerrado en una habitacion con Cameron?

– Jugando a las cartas. Pero Cam se durmio delante de la tele y luego vi las luces por la ventana y…

– Cuentamelo despues de que entremos y te pongas calcetines secos, chaval..

– No puedo irme ahora. Le acaban de coger. Y mi papa le ha pegado. ?Deberias haberle visto, Liz!

Spencer bailo sobre los pies imitando el juego de piernas de un boxeador hasta llegar a su habitacion por el largo pasillo.

– Esa senora estaba chillando. Veras, era su collar. Y supongo que el tipo con el que se habia registrado era su hermano, pero su hermano tenia ese gran problema. Como cuando en la tele dicen «el programa siguiente no es recomendable para ninos». ?Demonios! Ya sabes lo que significa.

– ?Y los calcetines?

Los mojados estaban junto a la puerta, pero Spencer estaba demasiado nervioso para preocuparse de los sustitutos secos.

– En mi habitacion, naturalmente. En fin, todos sabemos lo que son las drogas. Ya sabes lo que voy a decir cuando alguien me pregunte que si quiero probar las drogas, ?verdad?

– No, carino. ?Que?

Ella encontro un calcetin largo y blanco y otro gris. Por lo menos estaban secos.

– Ni hablar, tio. Largate, tio. Las drogas no son divertidas, estupido… Eso es lo que voy a decir. Y si siguen molestandome, voy a pegarles como mi papa a ese tipo. ?Bam! Veras, esa senora estaba intentando recuperar su collar y el hermano se enfado con ella. Mi papa dice que nadie debe pegar a una senora. Jamas, sin excepciones, sin excusas. Aunque sea Sarah Breeling y te robe tu mejor goma. ?Y entonces llego la policia! ?Dos coches!

– Los he visto.

Una vez puestos los calcetines secos y los zapatos, Spencer tuvo que repetirle toda la historia a Cameron, que habia despertado de su siesta a tiempo de asustarse al no ver al nino a su cuidado. Cam salio inmediatamente a ver por si mismo lo ocurrido y lo que podia hacer cuando estuvo seguro de que Spencer estaba a salvo con Liz. Spencer estaba a salvo, pero despues de una hora su estado de animo cambio y paso de la exaltacion al cansancio.

– Sabes lo que va a pasar cuando vuelva papa, ?verdad?

– Va a preguntar que haces levantado despues de las nueve de la noche.

– No es eso. Nos va a soltar el sermon.

Compartian un sofa de cuatro cojines y despues de las nueve Liz habia descubierto que Spencer no se oponia a acurrucarse contra una chica.

– ?El sermon?

– El sermon. Que tenemos que mudamos porque este no es buen sitio para mi. Y tu no vas a hablarle de la siestecita de Cam, ?verdad? Papa se pondra furioso. No dejo de decirle que ya no soy un nino.

– Lo se.

– Pero el se preocupa por cosas. Como el bar. ?Por que tanto jaleo? El no quiere que me acerque por alli porque mi abuelita tenia un problema. No me acerco. ?Para que iba a acercarme? Pero si no tuvieramos el bar, no tendriamos a George. George necesita un hijo y, aunque soy hijo de papa, a veces me presto yo mismo a George. ?Demonios! ?Que otra cosa puedo hacer? Esta muy solo. ?Te has decidido?

El monologo de Spencer se veia interrumpido por constantes y ruidosos bostezos.

– ?Sobre que, colega?

Liz le acaricio el pelo. Le queria aunque le estuviera clavando el codo en las costillas.

– Sobre nosotros. Si no vas a casarte conmigo, ?vas a casarte con mi papa? Dijiste que me darias una respuesta la siguiente vez que nos vieramos.

– ?De verdad?

– Si.

– Bueno… -tenia los parpados practicamente cerrados-.?Te parece bien por hoy si te digo que os quiero a los dos?

– Eso no vale. Eso ya lo sabia. Y no voy a dormirme.

– ?No?

El crio fue un peso muerto en sus brazos durante la media hora siguiente, pero Liz sentia demasiada ternura para moverse. Levanto la vista unicamente al oir abrirse la puerta. La tension nublaba los ojos de Clay. Nadie necesitaba una crisis en su negocio despues de un largo dia y una noche sin dormir.

– ?Se ha acabado la conmocion? -susurro ella comprensivamente.

El miro el techo para expresar exasperacion con la vida en general. Luego cruzo la habitacion para recoger a su hijo. Por un momento su mirada se cruzo con la de Liz y los dos recordaron la noche anterior. Rapidamente, una mascara cubrio la expresion de Clay, Liz recordo que el estaba cansado. Cuando el se dirigio al cuarto de Spencer para meter al pequeno en la cama, ella se levanto. De repente se sentia inquieta. Se desperezo para relajar los musculos rigidos y penso en el trabajo y en su impaciencia por contarselo a Clay. Penso en todo lo que habian compartido la noche anterior, y en las noches futuras. Y decidio ironicamente que no era el momento adecuado. Clay volvio del cuarto de Spencer y se dejo caer en el sofa coma un hombre demasiado cansado hasta para respirar.

– Supongo que ya conoces la historia.

– Si.

– ?Demonios! -el estiro las piernas y recosto la cabeza-. Lo crean o no los habitantes de este pueblo, yo pensaba que tenia un local decente. Un local donde pueden venir las familias a comer y a alojarse. Incluso el bar… No nos gustan los vagabundos, los ligones ni los buscapleitos. Pero, cuando pasa algo como esto, comprendo que no es el mejor sitio para criar un nino.

– Spencer dijo que tendrias esa reaccion.

– Ese chico es demasiado listo.

– Yo creo que tiene la cabeza en su sitio y lo que ha pasado esta noche podia pasar en cualquier parte -dijo Liz en tono conciliador-. Vamos, Clay Se pueden encontrar asaltantes en los mejores vecindarios y en los peores, en un barrio selecto de Milwaukee y en una granja apartada.

Se coloco detras de el y le acaricio la cabeza como habria hecho con un nino. Sus dedos masajearon los tensos musculos de la nuca.

– Se que quieres proteger a Spencer, pero no hay modo de proteger totalmente a un nino de la vida a menos que planees criarle en una isla desierta. Lo importante es que aprenda a reaccionar, pensar y valorar lo que aprenda.

– ?Si? Bueno, pues no creo estar haciendo un trabajo excelente. No, Liz.

Se inclino hacia delante. Liz se encontro de pronto con los dedos en el aire y una punzada de dolor latio en ella. Sabia que estaba cansado, pero le dolio.

– Hare una jarra de cafe -dijo rapidamente.

– No.

– ?Te parece mejor una cerveza?

– Lo que quiero es un poco de tranquilidad. Ha sido un dia infernal. El cafe no va a servir de nada ni tampoco tus sermones.

El levanto la vista y maldijo en voz baja al ver la expresion de los ojos de Liz.

– No queria decir eso. Espera un momento.

Ella estaba recogiendo su abrigo con los ojos bajos y el corazon destrozado.

– Tengo que irme. Solo pensaba quedarme hasta que volvieras junto a Spencer.

– No, no es cierto.

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