– Muy bien, senor.

– Que tenga un buen dia, Crighton, y animese -sonrio el duque-. El rey y Pitt exceden en rango a Thurlow y Kenyon, y no digamos ya a ese canalla borrachin de Grafton. Todo ira como la seda, se lo aseguro -afirmo el duque, en el preciso momento en que Elspeth estaba completamente segura de que nada en su vida iria bien a partir de ese momento.

* * *

Capitulo 37

Cuando Elspeth entro corriendo en el vestidor, cerro la puerta de un golpe, ya fuera por prisa o, lo mas probable penso Darley, por enojo, eso si el habia interpretado correctamente la mirada condenatoria que Elspeth le lanzo cuando paso a toda prisa.

Pero Darley prefirio despachar al doctor antes de enfrentarse a ella y, con ese proposito, le dio las gracias al hombre por haber venido desde tan lejos, acepto sus felicitaciones una vez mas y lo envio junto a Malcolm para que cobrase sus honorarios.

Despues, reprimiendo la amplia sonrisa que se habia instalado en su cara, se dirigio al vestidor y abrio la puerta.

– ?No digas nada! ?No te atrevas a decir… una… sola… palabra! -Elspeth le dirigio una mirada llena de odio mientras estaba delante del lavabo, sosteniendo un pano mojado.

El se quedo inmovil en la puerta, aunque examino meticulosamente su esbelta figura bajo una nueva luz.

– ?Y no me mires de esa manera! -le respondio, batiendo contra el el pano mojado.

Darley lo agarro, lo dejo caer al suelo y hablo, a pesar de su advertencia.

– Se que deberia decir que lo siento, pero no lo hare. Estoy muy feliz por el nino que viene en camino.

– Es muy facil para ti -le reprendio-. No seras tu quien vaya a dar a luz. ?No seras tu quien va a vivir el resto de la vida… sin mencionar la del nino… con el escandalo pisandote los talones! -respiro hondo porque habia estado gritando hasta quedarse sin aire, luego hablo con un tono menos impetuoso-. Soy consciente de que no tienes toda la culpa. Este embarazo requeria dos participantes. -Elspeth hizo una mueca-. Pero no me siento capaz de ser razonable. ?Quiero culparte! ?Quiero gritar mi indignacion a los cielos! Pero sobre todo -dijo en un suspiro-, me gustaria que todo volviera a ser como antes -se dejo caer sobre una silla cercana y arrugo la nariz-. Aunque es demasiado tarde para eso, ?verdad?

– Sospecho que si. Por otro lado, no soy una autoridad en embarazos.

Elspeth lo miro con los ojos entornados.

– Por favor… ?un hombre de tu libertinaje? ?Piensas que soy tan estupida?

– Sin embargo es verdad. No he dejado una prole de hijos ilegitimos a mis espaldas.

– Entonces, te ruego que me digas por que soy tan afortunada. ?Deberia entender que has cambiado tus habitos por mi?

– Parece que asi ha sido. Contigo todo ha resultado diferente.

– No intentes embaucarme -dijo Elspeth con un resoplido.

– No lo hago. Entiendo tu frustracion. Es que…

– Ni siquiera puedes intentar entender mi frustracion… -espeto Elspeth, interrumpiendole-. No tienes ni la mas remota idea de lo que siento.

– Al menos, dejame compensarte. Eso si puedo hacerlo.

– Por si no te habias dado cuenta -respondio bruscamente, frunciendo el ceno-, es demasiado tarde para las compensaciones pertinentes.

– Trato de decirte que podriamos casarnos.

Elspeth le dirigio una mirada acerada.

– Si no fuera porque estoy casada -le dijo, con una voz cargada de sarcasmo-, tu proposicion seria encantadora.

Una contraccion nerviosa le hizo titilar a Darley la parte superior del pomulo, pero conservo la compostura.

– Podriamos casarnos despues del divorcio -le dijo con una templanza exquisita.

– Algo que nunca ocurrira -la mirada de ella era distante-. No naci ayer. No tienes que representar esa pantomima para mi.

– No es una pantomima. Estoy hablando en serio.

– Tal vez hables en serio ahora, ?pero que se puede esperar de un hombre como tu? -elevo las cejas-. Los registros de apuestas no ofrecerian nada por la boda de Lord Darley -bufo Elspeth-, yo tampoco lo haria.

– Lo sabes todo, ?verdad? -le pregunto, con voz suave.

Ella cerro los ojos por un momento.

– Ya no se nada -suspiro, exhausta, abrumada.

– Yo si se una cosa -le dijo, a punto de pronunciar lo que una semana antes hubiera sido un pensamiento de locos-. Se que te amo.

– No sabes lo que es el amor. -?Un hombre como el? No era tan ingenua.

– Se lo que no es.

Elspeth resoplo suavemente.

– Eso es quedarse corto.

Darley estaba sorprendido con su ecuanimidad. El era el ultimo hombre que se dejaria reganar por una mujer. Si fuera otra, ya habria cogido la puerta y se habria largado.

– Tu podrias reflexionar sobre lo que sientes por mi y si tienes la remota intencion de favorecerme con tu afecto, podriamos crear un hogar para el bebe. Piensalo, por lo menos.

Y esto es lo que dijo un hombre que habia sido el solteron de Londres por antonomasia.

– Si accedes a casarte conmigo, seria una razon de mas para dar curso al divorcio.

Elspeth emitio un grunido, olvido el terrible problema afrontando la abrumadora perspectiva de la maternidad.

– Puedes estar seguro de que Grafton sera muy cruel en todo el proceso.

Sentada en una gran butaca, Elspeth parecia diminuta, y sin esperar mas su permiso, cruzo la habitacion, la ayudo a levantarse y le dio un abrazo relajado.

– Esto no es una catastrofe -le dijo Darley, animado porque no le habia rechazado-. Es maravilloso que vayamos a tener un nino. Quiero a este nino y mucho mas… -bajo la cabeza y sus miradas se encontraron- quiero hacerte feliz. Y no tienes por que preocuparte. No dejare que nadie te haga dano, ni permitire que ningun escandalo te afecte, ni a ti ni a nuestro hijo.

Elspeth hizo una pequena mueca.

– Ojala el mundo fuera tan benevolo.

– Nadie se atrevera a oponerse -Darley la estrecho contra su cuerpo-. Te doy mi palabra. Ya veras como el divorcio se tramita en un tiempo record y luego, si quieres, nos casaremos… en una capilla de Windsor.

– ?Dios mio, no! ?Nada tan publico! -le dijo alarmada.

Darley sonrio abiertamente.

– ?Eso es un si?

– Con los problemas con que nos tenemos que enfrentar, incluso si fuera un si le seguiria probablemente un gran tal vez.

A Darley le gusto como dijo nos. Nunca hubiera pensado que una palabra tan pequena le haria sentir tan triunfal, cuando en el pasado, cualquier insinuacion de un «nosotros» le hubiera resultado abominable.

– Aceptare gustosamente cualquier si -le dijo Darley, como si toda la vida hubiera sido un romantico empedernido. Como si el otro Lord Darley fuera una criatura de otra galaxia. Como si tener un hijo hubiera sido siempre su deseo mas profundo.

Esa era la naturaleza transformadora del amor.

– Vamos a decirselo a tu hermano -afirmo Darley, ansioso de difundir la noticia a los cuatro vientos. El poder

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