Londres. Nos hemos enterado por un articulo en The Times, del que me aviso el general Eliot, que Lord Grafton ha presentado una demanda de divorcio contra su hermana. Perdon -se levanto deprisa de la silla y se acerco a Elspeth, que comenzaba a temblar, tiro de ella, tomo asiento y la coloco sobre sus rodillas-. Todo va a salir bien -le susurro, estrechandola suavemente entre sus brazos. Miro hacia arriba y se encontro con la mirada de su hermano-. Digale que nos las podemos arreglar con este asunto. Esta aterrorizada.

– Estaras mejor cuando te libres de Grafton. En primer lugar, yo no tendria que haber permitido que te casaras con el. -Visiblemente alterado, Will se paso inquieto la mano por el pelo, igual de dorado que el de su hermana-. Me comporte como un egoista, esa es la pura verdad. Mi hermana siempre se ocupo de todo despues de la muerte de nuestra madre -explico Will-. No tendria que haberlo permitido desde que tuve edad para ayudar. Te debo la vida en muchos sentidos, hermana, y por mi honor ahora sere yo quien cuide de ti.

Darley estaba poco dispuesto a que Will asumiera ese papel. Pero tampoco iba a discutirlo en ese momento. Habia tiempo mas que suficiente para decidir quien cuidaria a quien en cuanto pisaran Inglaterra.

– Estoy seguro de que su hermana podra negociar una pension en el acuerdo de divorcio -opino Darley-. Por lo que respecta a la demanda de divorcio, le he enviado una carta a mi padre. El se ocupara del proceso judicial. Elspeth no esta muy convencida de volver a Inglaterra.

– ?No? -se sorprendio Will-. Entonces no voy a comportarme como un egoista. Si no quieres volver… -trago saliva y prosiguio-, me quedare aqui contigo.

Elspeth sonrio por primera vez esa noche. El ofrecimiento de su hermano era, obviamente, forzado. Le recordo cuando, de pequeno, intentaba tener modales y compartir los caramelos de menta-. Si prefieres volver, Will, hazlo. No estoy segura de adonde quiero ir. Mis sentimientos estan en continuo movimiento.

El alivio de Will era patente, pero mantuvo una escrupulosa educacion.

– ?Por que no dejamos que pase un poco el tiempo? No hay prisa, ?no? -sugirio Will.

– En absoluto -contesto Darley- Apruebo su propuesta. No hay necesidad de tomar decisiones apresuradas. Por ahora es mejor asi, ?no? -Alzo la cabeza y se encontro con la mirada de Elspeth-. Nos hemos puesto de acuerdo… Nada nos apremia.

– Gracias -sonrio Elspeth, sintiendose mejor. La aprobacion de Will era un obstaculo que ya habia salvado. Mientras que la sugerencia de tomarse el tiempo necesario para tomar una decision le sento de maravilla a su animo indeciso.

Y asi quedaron las cosas durante una semana, en la que el pequeno grupo continuo gozando de las vacaciones.

El general les visito dos veces para cenar, mostrando su efusiva aprobacion de que decidieran alargar su estancia en Gibraltar. Salieron a navegar a menudo en el barco de Darley para explorar la costa local, echaban el ancla lejos de la orilla para nadar en el mar, de un azul celeste, merendaban en cubierta y cada noche volvian con un bronceado mas intenso y una aceptacion todavia mas alegre de su vida despreocupada.

Hasta que un dia Elspeth se levanto por la manana con nauseas.

– Debe de ser algo que he comido -dijo incorporandose en la cama, intento detener la bilis que le subia por la garganta.

– El calamar que sirvieron para cenar, tal vez -sugirio Darley, aunque el tono verdoso de la piel le hizo dudar-. Llamare a un medico. Solo para asegurarnos.

Cuando se dirigia a tirar de la campana para avisar a un criado, Elspeth solto un chillido apagado, salto de la cama y corrio hacia el bacin. Darley la ayudo a volver a la cama despues de refrescarle la cara con un pano humedo.

– Necesitamos un doctor. Y no discutas conmigo -dijo Darley bruscamente para detener las protestas. Habia presenciado los graves efectos que la comida contaminada tenia sobre las personas y, con el calor veraniego, la comida se estropeaba facilmente.

– Primero una taza de te, por favor -susurro Elspeth. Tenia la cara todavia tenida de verde, en claro contraste con la ropa blanca-. Con azucar.

– Llamare a una criada. -Darley no tenia intencion de dejarla, aunque estaba un poco mas tranquilo porque se sintiera suficientemente bien como para pedir un te-. ?Quieres acompanarlo con una tostada o un poco de tarta?

Elspeth hizo una mueca.

– Muy bien. Entonces solo te.

– Me encuentro mejor -murmuro Elspeth cuando Darley volvio de llamar a una criada y se sento en el borde de la cama, a su lado-. Tal vez me tomaria una tostadita, con un poquito de jamon… un pedacito pequeno… y uno de esos zumos de pera que tomamos ayer.

Darley sintio que la musculatura del estomago se le relajaba, le inundo un alivio palpable y, en ese momento revelador, entendio que no podia enganarse durante mas tiempo acerca de la naturaleza de su relacion. No era como las demas. El repentino ataque de Elspeth le habia asustado. Se cruzaron por su mente diferentes escenarios catastroficos… escenarios donde penso que podria perderla. Las personas morian por las causas mas nimias… expiraban por una neumonia despues de caminar bajo la lluvia, cogian una infeccion mortal por un pequeno corte, o morian de colera despues de ingerir agua contaminada.

– Hoy nos quedamos en casa -le dijo Darley, dando prioridad a la salud de Elspeth-. Tienes que descansar. Probare antes tu comida, por si acaso. Tengo un estomago de hierro -despues de anos de bebida y correrias en las que pasaba por ser el que mas aguantaba, sabia lo que se decia.

Despues de que llegara la criada, el desayuno pronto hizo su aparicion y, para divertimento de Elspeth, Darley interpreto el papel de catador. Dictamino que la comida estaba en buen estado, los dos tomaron un desayuno saludable, y para cuando se presento el medico que habian mandado llamar, Elspeth ya se encontraba de mejor animo.

Le explicaron los sintomas del malestar de Elspeth.

Este asintio con la cabeza, tomo el pulso, ausculto el corazon y dijo respetuosamente:

– Si la senora me lo permite y el senor esta de acuerdo, procedere a realizar un breve examen.

Darley y Elspeth se cruzaron las miradas.

– Creo que seria lo mejor, querida -dijo Darley, todavia preocupado.

– Muy bien. -El medico habia venido de la ciudad, un viaje para nada insignificante.

El marques permanecio en la habitacion mientras el doctor examinaba a Elspeth, no muy dispuesto a dejarla a solas con un hombre, no importaba lo viejo que fuera. Anadia los celos y la posesividad a sus nuevos sentimientos. El examen no fue prolongado, aunque fue de naturaleza intima. Cuanto el doctor concluyo con la revision, se lavo las manos, se acerco a la joven pareja, sentados el uno al lado del otro, cogidos de la mano.

– Les doy mi enhorabuena -les dijo el medico con una sonrisa-. La senora esta embarazada y su salud es excelente.

Elspeth sintio que iba a echar el almuerzo.

Darley sonrio abiertamente.

Y antes de que se pronunciara otra palabra, Elspeth se levanto de un salto y corrio hacia el bacin.

* * *

Capitulo 36

La noticia de la demanda de divorcio interpuesta por Grafton llego a oidos del duque de Westerlands. Y a quien no en Londres. Pero no habia tenido noticias de su hijo desde que habia atracado en la ciudad el Enterprise y habian llevado la carta de Darley a su casa. Despues de compartir la noticia con la duquesa, el duque hizo llamar a su abogado.

– Julius no especifico si pensaba volver a casa -apunto su esposa, tan despreocupada como su hijo en lo tocante a cualquier escandalo relacionado con el divorcio.

– Me imagino que depende de Elspeth.

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