– Debe de ser importante para tener embajador en Australia -sonrio Tammy-. Encantada de conocerlos, Alteza y embajador, pero tengo mucho trabajo.

– Ya le he dicho que tengo que hablar con usted -insistio Marc, irritado.

– ?Por que? ?Tienen arboles enfermos en Broitenburg?

– Pues…

– No estoy interesada. Ya tengo trabajo aqui.

?De verdad pensaba que habia ido hasta alli desde Broitenburg, vestido con aquel ridiculo uniforme, para pedirle que cuidase de unos arboles? Marc no daba credito.

El odiaba el uniforme. Odiaba la ostentosa limusina, al chofer, a la realeza en general…

Y la unica forma de librarse de todo eso era a traves de aquella chica.

– No estoy ofreciendole un trabajo.

– ?Entonces?

– He venido a pedirle que firme unos papeles -contesto Marc-. Para poder llevarme a su sobrino a Broitenburg.

Silencio.

El silencio se alargo durante mucho tiempo, pero Tammy no dejaba de mirar hacia abajo. Le habian hecho muchas ofertas de trabajo, pero aquello…

Charles, el embajador, descubrio que tenia hormigas en el zapato y empezo a pisotearlas.

– Perdone, pero esas hormigas estan protegidas -le advirtio Tammy-. Esto es un parque nacional. Las hormigas tienen mas derechos que usted.

Charles miro a Marc, incomodo, pero este no dijo nada. Entonces se encogio de hombros y volvio a la limusina. Habia hecho su trabajo. Un embajador no se dedica a ir por el campo soportando el ataque de unas hormigas furiosas.

– He dicho que quiero llevarme a su sobrino… -empezo a decir Marc.

– Ya lo he oido. Pero no se de que esta hablando -lo interrumpio Tammy.

Marc asintio. Lo esperaba. Tamsin no asistio al funeral de su hermana y no se habia puesto en contacto con su sobrino. Si no fuera por el departamento de emigracion, podria llevarse al nino de inmediato. Seguramente, ella ni siquiera admitiria ser responsable de el. Y al pensar en Henry solo, mal atendido, Marc se puso furioso.

– Si se hubiera puesto en contacto con nosotros le habrian dicho que el nino debe volver a Broitenburg, pero necesitamos su consentimiento.

– ?De que esta hablando?

– De la ninera y del departamento de emigracion. No puede usted poner ninguna objecion, senorita Dexter. Si yo no hubiera pagado el sueldo de la ninera, el crio estaria ahora mismo en un orfanato

– Broitenburg tiene frontera con Austria por un lado y con Alemania por el otro -estaba diciendo el embajador, pero Tammy no parecia impresionada-. Y es un pais importante.

– Debe de ser importante para tener embajador en Australia -sonrio Tammy-. Encantada de conocerlos, Alteza y embajador, pero tengo mucho trabajo.

– Ya le he dicho que tengo que hablar con usted -insistio Marc, irritado.

– ?Por que? ?Tienen arboles enfermos en Broitenburg?

– Pues…

– No estoy interesada. Ya tengo trabajo aqui.

?De verdad pensaba que habia ido hasta alli desde Broitenburg, vestido con aquel ridiculo uniforme, para pedirle que cuidase de unos arboles? Marc no daba credito.

El odiaba el uniforme. Odiaba la ostentosa limusina, al chofer, a la realeza en general…

Y la unica forma de librarse de todo eso era a traves de aquella chica.

– No estoy ofreciendole un trabajo.

– ?Entonces?

– He venido a pedirle que firme unos papeles -contesto Marc-. Para poder llevarme a su sobrino a Broitenburg.

Silencio.

El silencio se alargo durante mucho tiempo, pero Tammy no dejaba de mirar hacia abajo. Le habian hecho muchas ofertas de trabajo, pero aquello…

Charles, el embajador, descubrio que tenia hormigas en el zapato y empezo a pisotearlas.

– Perdone, pero esas hormigas estan protegidas -le advirtio Tammy-. Esto es un parque nacional. Las hormigas tienen mas derechos que usted.

Charles miro a Marc, incomodo, pero este no dijo nada. Entonces se encogio de hombros y volvio a la limusina. Habia hecho su trabajo. Un embajador no se dedica a ir por el campo soportando el ataque de unas hormigas furiosas.

– He dicho que quiero llevarme a su sobrino… -empezo a decir Marc.

– Ya lo he oido. Pero no se de que esta hablando -lo interrumpio Tammy.

Marc asintio. Lo esperaba. Tamsin no asistio al funeral de su hermana y no se habia puesto en contacto con su sobrino. Si no fuera por el departamento de emigracion, podria llevarse al nino de inmediato. Seguramente, ella ni siquiera admitiria ser responsable de el. Y al pensar en Henry solo, mal atendido, Marc se puso furioso.

– Si se hubiera puesto en contacto con nosotros le habrian dicho que el nino debe volver a Broitenburg, pero necesitamos su consentimiento.

– ?De que esta hablando?

– De la ninera y del departamento de emigracion. No puede usted poner ninguna objecion, senorita Dexter. Si yo no hubiera pagado el sueldo de la ninera, el crio estaria ahora mismo en un orfanato. Usted, su hermana y su madre… deberian encerrarlas, a las tres. Lo siento, pero su hermana ya no puede hacerse cargo, a su madre le importa un bledo y, aparentemente, a usted tambien. Yo solo quiero que me firme los papeles. Si lo hace, me llevare a Henry a Broitenburg y no tendra que cargar con el.

Tammy lo miro con expresion confusa.

– ?Henry?

?Ni siquiera recordaba el nombre de su sobrino? Aquello era el colmo.

– Su sobrino.

– Yo no tengo sobrinos.

– Claro que si.

– Claro que no. Parece que me ha confundido con otra persona. Yo solo tengo una hermana, Lara, a quien hace anos que no veo. La ultima vez que nos vimos salia con un millonario… y no creo que tenga ningun nino. Lara no se arriesgaria a engordar ni un gramo. Y ahora, si me perdona…

Aquello era absurdo, pensaba Marc. Habia reconocido ser hermana de Lara…

– ?Lara Dexter era su hermana?

– Es mi hermana -contesto ella.

Marc respiro profundamente. No habia esperado aquello. Si de verdad no lo sabia…

– Senorita Dexter, su hermana se caso con mi primo Jean Paul y… murieron en un accidente de esqui hace cinco semanas. Tuvieron un hijo, Henry, que ahora vive en Sidney. Lo esta cuidando una ninera, pero no estamos contentos con ella. Ahora mismo, el nino tiene diez meses y yo he venido a

Australia porque quiero que me firme unos papeles para poder llevarmelo a Broitenburg.

Tammy se quedo helada.

?Lara habia muerto?

– No lo creo -murmuro, volviendo a su trabajo.

– Lo siento, de verdad.

– ?Yo tambien lo siento, pero no le creo! Viene usted aqui con ese estupido traje lleno de medallas, como si fuera un rey o algo asi, con un chofer y… y me dice que mi hermana esta muerta. • -Lara ha muerto, senorita Dexter.

– No le creo.

– ?Le importaria bajar de ahi?

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