Los labios de el acaparaban los suyos. Sus bocas estaban juntas, los brazos de Jonas la rodeaban aplastandole los pechos contra su torso. Y ella se derretia contra el como si hubiera encontrado su hogar.

Un hombre y una mujer juntos y unidos como si fueran un unico ser.

La dulzura del encuentro no podia describirse. Em estaba sobrecogida por la sensacion de que habia encontrado su lugar en el mundo. Su hombre.

Solo que no era su hombre. Era Jonas Lunn, cirujano de la capital, y en pocas semanas se alejaria de ella para siempre. La amaria y la abandonaria, y ella tendria que proseguir, sin el, su aburrida vida.

Tendria que dejar su trenza sin deshacer. Por eso se aparto de golpe cuando noto que el intentaba deshacer el nudo de su trenza para liberarle los cabellos.

– ?No!

– Si -contradijo el con mirada burlona-. Lo estas deseando, doctora Mainwaring. Lo sabes. Lo deseas tanto como yo.

– Puede que lo desee -dijo ella con sinceridad-. Pero puede que tenga suficiente buen juicio para saber a lo que puede llevar.

– Llevaria a que dos personas se consolaran entre si.

Nada mas.

– ?Y luego, tu te alejarias?

– Si -contesto el con franqueza-. Claro que lo haria.

Y la vida seguiria, pero enriquecida por nuestra union. -No, Jonas. No lo haria -el tono de Em era tenso y vacuo-. Seria horrible. Como si yo perdiera a Robby. Me romperia el corazon.

– No se rompe el corazon por acostarse con alguien. -?No? -lo miro fijamente. «?Serian asi de insensibles todos los hombres?»-. ?Entonces como se rompe?

– Al menos no se rompe del todo -dijo el-. A mi no. -Tienes suerte.

– Em, esto no es la tercera guerra mundial. ?Tienes que ponerte tan dramatica?

– No me estoy poniendo dramatica -lo que estaba era furiosa. ?Que era lo que habia dicho Jonas?

«Eso no me impide entablar una relacion si la dama es lo bastante especial».

?A cuantas damas lo bastante especiales habria dejado? «No voy a ser una de ellas», decidio Em, y estaba tan enfadada que se zafo de el. Ya tenia bastante con preocuparse por Robby y por las necesidades medicas de Bay

Beach.

– Vete a la cama, Jonas -le dijo. -Embustera.

– Puede que sea embustera, pero miento por una buena causa -repuso cortante-. Por el contrario, tu forma de actuar causa estragos para todos. Empiezo a entender por que Anna se contiene contigo. Eres independiente e indiferente y no te das en absoluto.

– Yo doy…

– Si, das tu tiempo, tu dinero y tu trabajo. Pero tu no te entregas, Jonas. Y eso no es bastante. Quieres que te necesiten, pero no necesitas a nadie. Eso no es bastante para Anna, ni tampoco lo es para mi. ?Buenas noches! Em se metio en su dormitorio y cerro de un portazo. ?Como iba a poder dormir, despues de eso?

Acostada en la cama, oyendo la suave respiracion de Robby, lloro por lo que nunca podria tener.

Un bebe y un hombre. Un hombre y un bebe. Sus dos amores imposibles.

En el cuarto adyacente, Jonas hacia lo mismo. Estaba tumbado repasando todo lo que habia pasado en las ultimas veinticuatro horas.

Anna. Anna lo habia apartado.

– No te necesito. No necesito a nadie -le habia dicho cuando el le ofrecio quedarse por la noche. Y Em…

– Das tu tiempo, tu dinero y tu trabajo. Pero tu no te entregas… ?Que debia hacer?

Se dijo que estaba intentando hacer lo correcto. Habia ido alli porque Anna lo necesitaba, aunque ella creyera que no. Y Em… Ella tambien lo necesitaba, tanto emocional como profesionalmente.

?Por que no dejaban que diera lo que era capaz de dar?

Porque luego se alejaria. Era la verdad. Lo sabia y lo admitia abiertamente. Decir otra cosa seria deshonesto.

No le haria el amor a Em mintiendole. No la necesitaba. El no necesitaba a nadie. Pero deseaba tanto hacerle el amor, que le dolia. ?Diablos!

Los ninos se levantaron antes que el y su primera sensacion al despertarse fue de opresion en el pecho, como si le hubiera pasado un camion por encima. Pero no. Solo eran tres ninos.

– Despiertate, tio Jonas. Hasta Bernard esta despierto. Em esta haciendo tostadas y le hemos preguntado como estaba mama y nos ha dicho que te lo preguntaramos a ti. Por eso hemos venido a despertarte.

Las tres caritas que lo miraban reflejaban distintos grados de preocupacion. Jonas abrazo a todos los ninos a la vez, como si fuera el abrazo de un oso. Era una sensacion extrana, pero entranable.

Esos eran sus sobrinos. Nunca lo habian dejado estar tan cerca de ellos, pero, al parecer, no mostraban las mismas reservas hacia el que su made.

– Vuestra mama ha salido bien de la operacion -les dijo-. Si todo sigue bien, una ambulancia la trasladara al hospital de Bay Beach manana y la podreis ver.

Eso ya estaba arreglado. Podian haberla trasladado antes, pero Anna queria estar sin los ninos hasta que salieran los resultados de las pruebas, con el fin de acomodarse a todo lo que le habia pasado. Y para prepararse para lo peor, si eso era lo que le esperaba.

«Por favor, que no sea lo peor», se dijo Jonas a la vez que se tranquilizaba pensando que no habia motivo para temerlo.

Cancer. ?Cual era ese dicho medico? Que se trataba de una palabra y no de una sentencia.

Volvio a centrarse en los ninos.

– ?Habeis dicho que Em esta haciendo tostadas?

– Si. Acaba de regresar. Tuvo que ir a ver a un granjero. Una vaca le piso un pie y se lo aplasto -dijo Sam Cuando nos despertamos, una de las enfermeras estaba aqui y nos dijo que estuvieramos muy callados hasta que te despertaras. Pero cuando vino Em nos dijo que eras un perezoso y que podiamos venir a despertarte.

– ?No es maravillosa? -exclamo Jonas con una mueca graciosa, y se destapo. Se sentia algo culpable por estar durmiendo mientras ella estaba fuera trabajando. Ademas, habia organizado que una enfermera cuidara de los ninos para que el pudiera seguir durmiendo.

Ella tenia el telefono junto a su cama. El otro estaba en el pasillo, pero si ella lo contestaba al primer timbrazo, el no lo llegaba a oir.

Eso tenia que cambiar.

Los ninos estaban pensando en el desayuno.

– Hay tres tipos de mermelada -informo Ruby-. Em tiene mermelada de fresa, de frambuesa y de naranja. A Bernard la que mas le gusta es la de naranja, y Robby tiene toda la cara untada de mermelada de fresa.

– Pues vaya…

– Venga, tio Jonas.

– Esperad a que me vista.

– ?Las tostadas ya estan listas! -y sin darle un respiro, lo arrastraron en pijama hasta la cocina.

Al ver a Em, se quedo un poco desconcertado.

Ella estaba igual que el dia anterior, pero tenia a Robby en brazos y se reia del desastre que el bebe habia organizado. Bernard, por su parte, estaba levantado y resoplando para que le dieran mas tostada. El caos que rodeaba a Em revestia la escena de un ambiente muy hogareno.

El se podria recuperar. Con el tiempo.

Y con un poco de distancia.

Pero no iba a ser asi. Em le traspaso a Robby, esperando que tomara el papel de padre.

– Necesito una toallita -le dijo Em-. Urgentemente. Toma al nino mientras busco una -lo miro de arriba abajo-. Por cierto, me encanta tu pijama.

Era de seda y estaba cubierto de ositos panda. El regalo de una amiga…

Estuvo a punto de sonrojarse.

Los ninos tambien se estaban riendo.

– Yo no creia que los tios llevaran ositos panda en el pijama -dijo Ruby muy seria, y Jonas la alzo con el brazo

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