intentaban chantajearte,nagaria que el nino era tuyo.Yo…era todo tan dificil que ni siquiera tenia tiempo para pensar en ti… Casi-admitio-Tenia que llevar la granja, evitar que mi padre acabara consigo mismo y, bueno, quiza tambien estaba un poco deprimida.Me prometi a mi misma que escribiria despues de que naciera el nino pero fue poco despues cuando… cuando…

Dejo de andar pero no se giro hacia el.Respiro hondo y continuo hablando, pronunciando unas palabras que parecian desgarrarle el corazon.

– …Cuando murio Adam -dijo finalmente.

Andreas intento imaginar cuanto debia de haber sufrido. La imagino con un bebe en brazos, la muchacha salvaje de la que se habia enamorado transformada en una mujer

La imagino dandole de mamar,durmiendo junto al pequeno.

Las imagenes eran tan nitidas que casi parecia haberlo vivido. Holly, la madre de su hijo.

Todo sucedio muy rapido -siguio contando-. se desperto con fiebre y tuve que llamar al medico a las seis de la manana. El servicio de urgencias llego a las ocho, pero Adam murio de camino a la ciudad. Segun dijeron era un caso tan grave que no habria cambiado nada aunque hubieramos vivido justo al lado del hospital… no habria habido tiempo para que los antibioticos hicieran efecto.

– ?Y tu madre…?

– En Europa. Como no quise reconocer que Adam era hijo tuyo, se olvido de mi.

– Pero tu padre cuido de ti, ?verdad? -la idea de que hubiera tenido que hacer frente a la muerte del bebe ella sola le resultaba insoportable.

– ?Estas de broma? Se habia ido de juerga el dia que se marcho mi madre y aun seguia borracho. Dios sabe donde estaba el dia que enterre al bebe, desde luego no estaba conmigo. Yo misma enterre a mi hijo y me las he arreglado sola desde entonces. Bueno, ?eso es todo? No se por que me has traido aqui, Andreas, pero ya puedes dejarme marchar. Entre nosotros no queda nada excepto un bebe muerto. Deja que me vaya y olvidate de mi.

Capitulo 3

Volvieron al pabellon caminando el uno junto otro. Holly no decia nada y a Andreas no se le ocurria nada que decir. Apenas recordaba la furia que le habia provocado el que no le hubiera dicho que habia tenido un hijo suyo. La historia que le habia contado era sincera y terrible.

La soledad de Holly lo tenia consternado.

No podia ni imaginarse lo que debia de haber sido enfrentarse sola al nacimiento y la muerte del bebe.El la habia dejado para volver a casa y celebrar una majestuosa boda real. Le habia resultado doloroso pensar en Holly que habia intentado no hacerlo.

Sabia que entonces no era mas que un chiquillo pero eso no era excusa. Deberia haber…

– No tienes por que reprocharte nada de lo que paso hace diez anos -dijo entonces Holly con repentina aspereza-. La muerte de Adam no fue culpa tuya. En cuanto al resto, sabia que me estaba seduciendo un principe y me gustaba.

– No te estaba…

– ?Seduciendo? -pregunto con un gesto de la antigua Holly que el conocia-. ?Como describirias lo que ocurrio entre nosotros? Cabello como hilo de oro, creo recordar que me dijiste. Ojos como estrellas. Pechos como…

– No hace falta que…

– No, ?verdad? -admitio y luego volvio a quedarse callada.

– Estuvo bien -dijo el con cautela y mirandola de reojo. Quiza si que recordara todos aquellos halagos rimbombantes. Quiza sus hermanos le dieron consejos.

– Desde luego, ser principe tiene sus ventajas en lo que se refiere a las mujeres -recordaba que le habia dicho Alex-. No hay practicamente ninguna mujer que no puedas llevarte a la cama. Solo tienes que decir unas cuantas palabras bonitas y sera tuya.

El comentario de su hermano se le habian subido a la cabeza y, que Dios lo ayudara, quiza incluso hubiera llegado a creerselo.

– Fue divertido -reconocio Holly, interrumpiendo sus pensamientos-. Pero puedes estar seguro de una cosa: si no hubiera querido que me sedujeras, no habrias tenido la menor oportunidad.

– ?Igual que ahora no quieres que te seduzca? -?de donde habian salido esas palabras? Las habia dicho sin pensar, no habia podido controlarse.

Quiza no fuera una buena idea, desde luego no era la mejor manera de encaminar el plan que Sebastian habia ideado para ellos.

Holly se quedo boquiabierta, dejo de caminar y luego volvio a ponerse en marcha, muy deprisa.

– Eramos unos crios, Andreas. Pero ya no lo somos. Tienes menos posibilidades que una bola leve en un incendio…

Andreas se echo a reir. Aquellas expresiones australianas siempre le habian hecho mucha gracia.

– Me acuerdo de tu manera de hablar -rememoro, y ella lo miro como si estuviera loco. -Calla -espeto-. No quiero oir un solo cumplido mas. ?Cuando puedo irme de aqui?

– Tenemos que solucionar algunas cosas.

– ?Que cosas?

– Tenemos que hablar -respondio el en tono grave, pero ella no escuchaba porque seguia caminando a toda prisa-. ?Hablaremos en la cena?

– Vete a casa, Andreas.

– Esta es mi casa.

– Pero vives en Aristo. Con tu mujer y tus hijos.

– No hay ninguna mujer -dijo el-. Ni hijos.

Holly se dio la vuelta y lo miro, se habia palida.

– Andreas… -trago saliva-. ?No… no esta… muertos?

– No, no -se apresuro a contestar para borrar el dolor de su rostro. Claro. Holly habia vivido una tragedia, era natural que fuera lo primero se le ocurriera-. Christina y yo no tuvimos hijos-explico con voz suave-. Nos divorciamos hace seis meses.

– Ah -seguia palida, pero el dolor desaparecio de sus ojos y dejo paso a una expresion vacia, de aceptacion-. Lo siento.

Pero no mucho, penso Andreas. Ni siquiera parecia interesarle demasiado. Por un momento deseo que siguiera sintiendo compasion por el y no el desprecio que veia en sus ojos. Era una experiencia nueva, las mujeres no solian mostrar desprecio hacia los principes de Aristo.

?Las mujeres?

Si, habia habido algunas en su vida. Despues de otras aventuras, Christina habia terminado abandonandolo por un importante millonario. Y Andreas… bueno, en los ultimos anos no se habia privado de ciertas alegrias. Unas alegrias que ahora estaban saliendo a la luz, una a una, recordo con pesar; la prensa parecia empenada en dar la imagen de que los principes eran un trio de mujeriegos. Y para colmo, habia surgido una acusacion que podria costarles el trono.

Eso le hizo recordar lo urgente que era hacer algo. Holly creia que iba a enviarla a casa tranquilamente. Quiza pudiera hacerlo si ella prometia…

– Holly, ?hay alguien que pudiera demostrar que el bebe… Adam… -se corrigio de inmediato al ver la cara que ponia-. ?Hay alguna manera de demostrar que Adam era hijo mio?

Hasta ese momento habia creido que Holly no podia estar mas enfadada.

Se habia equivocado.

Ella dejo caer la toalla y lo miro frente a frente, su cuerpo cubierto tan solo por aquel diminuto biquini.

No media mas de un metro sesenta y cinco, pero parecia mucho mas alta. Era toda ojos y estaba punto de estallar.

– ?Como has dicho? -pregunto por fin, con un tono de voz que habria dejado helado a cualquiera.

Pero Andreas tenia que preguntarselo.

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