– Tengo que saberlo -dijo. Habia algo muy importante en juego, por eso no podia dejar la conversacion asi como asi.
– ?Quieres saber si puedo demostrar que eras el padre de Adam? -pregunto con incredulidad.
– Se que era el padre -aseguro el con voz tranqila-. Me fio de tu palabra; ademas, las fechas coinciden y se que eras virgen.
– Vaya, muchas gracias -respondio con sarcasmo.
– Pero…
– ?Pero que?
Estaban demasiado cerca, podia sentir el movimiento de su pecho. Su furia era palpable.
– Holly, estoy metido en un buen lio -admitio-. Todos lo estamos. Si alguien demuestra que el bebe era mio, tendre que casarme contigo.
Desde luego era una frase muy eficaz para poner fin a una conversacion. Una frase que establecia un limite que Holly no pensaba sobrepasar. Lo miro durante un largo rato y luego cerro los ojos, llena de incredulidad.
– Estas loco y no pienso tener nada que ver contigo -espeto y no iba a decir nada mas
Se aparto de el con una ferocidad que resultaba casi increible para una mujer tan menuda. Le aparto las manos y, a menos que quisiera retenerla a la fuerza, no tenia mas opcion que dejarla marchar.
Volvio al pabellon con la cabeza bien alta. Sophia salio a recibirlos a la puerta como si hubiera estado pendiente de su llegada. Los miro con los ojos llenos de preguntas que no se molesto en disimular.
– A Su Alteza le ha dado demasiado el sol -dijo Holly a la dama de llaves-. Creo que necesita que lo vea un medico. Yo me voy a dar una ducha para refrescarme un poco.
Cruzo el patio hasta el apartamento en que parecia haberla alojado Sophia, abrio las puertas, entro y volvio a cerrarlas con tal fuerza que se movieron los aspiradores del techo.
Sophia y Andreas se quedaron mirandola y luego se miraron el uno al otro.
– ?Quieres cenar?
Andreas sabia que no era esa precisamente la pregunta que deseaba hacerle Sophia.
– Dentro de una hora.
– Supongo que Holly cenara en su habitacion -dijo el ama de llaves con cautela mientras fijaba la mirada en las puertas cerradas.
Ya estaba bien. El era principe y estaba alli para cumplir con una mision.
– Holly cenara junto a la piscina conmigo -replico. Diselo.
– Quiza quieras informarla personalmente -respondio Sophia con la misma cautela.
– Te corresponde a ti decirselo.
– ?Mi Andreas, un cobarde? -pregunto y sonrio.
– Asi es-admitio al tiempo que se pasaba la mano por el pelo. Quiza a veces se comportara autocraticos antepasados, pero nunca le duraba demasiado-. Por favor, Sophia, ?podrias decirselo tu?
– Si claro -respondio Sophia con una sonrisa y revolvio el pelo como habia hecho tantas veces cuando tenia seis anos-. Le dire que estas preocupado y que necesitas hablar, ambas cosas son ciertas.
– No…
– Estas preocupado. Dile la verdad -le recomendo con gesto severo-. La he visto lo suficiente para saber que no conseguiras nada a no ser que le digas la verdad.
Andreas se fue a nadar.
Quedaba una hora para la cena y no tenia otra cosa que hacer excepto pasear de un lado a otro hasta desgastar el suelo. Asi pues, se entrego al placer que le daba nadar en la laguna interior. Era una piscina circular con una isla en el centro en la habia sombrillas, hamacas y una barra con todas las bebidas que pudiera desear un hombre… o una mujer.
El no queria tomar nada en aquel momento, solo queria nadar, recorrer una y otra vez la piscina y deslizar su cuerpo por el agua con la facilidad y la elegancia que le habian dado los anos de practica. La natacion le acercaba a algo parecido a la meditacion, un momento en el que vaciaba su mente por completo; se olvidaba de las exigencias que implicaba ser principe, de los problemas de un matrimonio desastroso, incluso de la crisis del diamante perdido.
Pero no podia olvidarse de Holly. No podia ni alli, ni en ese momento. Penso en ella sin cesar mientras nadaba y, por muy rapido que fuera, no conseguia escapar.
Creia haberla olvidado. Diez anos antes se habia alejado de ella porque no tenia otra opcion. Ahora… ahora parecia que si habia otra opcion.
Tenia que mostrarse desinteresado, explicarle las cosas con calma y plantearle el futuro en terminos que ella pudiera comprender. Pero tendria que estar de acuerdo. No podia casarse con Holly en contra de su voluntad. Los dias de llevar a una mujer a rastras ante el altar habian quedado atras.
Ademas, Holly ya habia sufrido suficiente cuando el se habia marchado. Solo pensar en todo a lo que habia tenido que enfrentarse sola…
Tenia que olvidarse de lo que habia sentido al oirle contar la muerte de su bebe. Debia hacerlo por su pais; debia ser sensato, fuerte y persuasivo.
Pero no sabia como hacerlo, porque cuando lo miraba, volvia a sentirse como un crio; un principe con el mundo a sus pies. Con Holly a sus pies…
Holly.
Tenia que pensar con claridad y ordenar sus argumentos. Sin embargo solo podia pensar en lo que era. Y en que habia tenido un hijo suyo. Habia tenido un hijo y no habia podido conocerlo. La mera idea hacia que se sacudieran sus cimientos y, que se sintiera inseguro.
Habia decepcionado a Holly, pero esta tendria que aceptar su proposicion. El debia reparar el dano que le habia hecho, pero tendria que cumplir las exigencias de Sebastian.
Las exigencias de su rey.
Tenia que saber que Holly podia verlo.
Todos los apartamentos del pabellon daban a la piscina. Andreas nadaba con la facilidad de un tiburon rondando a su presa, penso Holly con inquietud mientras lo observaba.
Debia admitir que tenia un aspecto magnifico, eso era algo que ya habia pensado en otra ocasion. Ahora debia ser sensata. Esa vez tendria controlar sus emociones mientras mantenia a Andreas a una distancia prudencial.
O mas que prudencial.
?Tenia que casarse con ella? Era ridiculo. El era principe, ella estaba arruinada y habia sido madre soltera. Su casa estaba en la otra punta del mundo.
Ya estaba bien. Se aparto de la ventana, se negaba a mirarlo mas. Su belleza, su sonrisa malevola, su personalidad dominante…, todo tenia el poder para hacer pedazos su mundo igual que lo habia hecho diez anos atras.
Pero ella ya no era la muchacha inocente de entonces. Ahora era una mujer. Iba a reunirse con el, pero seria ella la que decidiera las condiciones.
Andreas estaba acostumbrado a conseguir todo lo que deseaba; sin embargo, esa vez no iba a ser asi. Tenia que hacerle frente.
De igual a igual, penso con desesperacion. Aun llevaba puesto el biquini y no tenia mas ropa que unos vaqueros viejos y una camisa.
No pensaba verlo asi.
Miro el enorme armario ropero con cautela. Quiza Andreas le hubiera proporcionado las armas que necesitaba.
Iba a necesitar valor, pero…?Que tenia que perder?
Sophia les sirvio una cena a la altura de un rey, como siempre. Pero aquella noche los manjares que preparo hicieron que Andreas abriera los ojos como platos. Se habia duchado y se habia puesto unos pantalones de estilo informal y una camisa de lino, pero luego habia pensado que era preferible ponerse chaqueta y corbata. Debia ir con cuidado.
. Esa noche tenia que tomar decisiones muy importantes.
Las palabras de Sebastian aun resonaban en su mente.
Tendras que casarte con ella. No hay otra opcion.Si ese nino era tuyo realmente, quiza una boda de cuento