– Porque, hace dos dias, echaste a perder un tanque entero de pan frances. Eres un estorbo.

Ella se encogio.

– Lo de la sal no fue enteramente culpa mia.

Sid le clavo una mirada asesina.

Claire alzo las manos.

– No es que no acepte mi responsabilidad en lo ocurrido. Mira, solo estoy pidiendo que me dejes ayudar. Tiene que haber algo que pueda hacer.

Pese al ruido de los mezcladores y el zumbido de los hornos, ella oyo su juramento y un resoplido de impaciencia. Sin embargo, el no la echo. En vez de hacerlo, grito:

– Phil, la princesa ha vuelto.

Phil, un hombre alto y delgado, saco la cabeza por un hueco entre dos estanterias.

– Dile que no se acerque a mi.

– Estaba pensando que podia ponerse a espolvorear.

– ?Que?

Sid la senalo con un dedo.

– No lo fastidies.

– No lo hare, lo prometo.

Sid, con cara de poco convencimiento, se alejo.

Claire se volvio hacia Phil y le dedico la mejor de sus sonrisas. El puso cara de mal humor.

– Vamos.

Claire lo siguio por unos pasillos estrechos, evitando el contacto con las maquinas. Se detuvieron frente a una cinta transportadora que se movia con lentitud.

– El accesorio que espolvorea esta estropeado -le dijo Phil mientras le entregaba una redecilla para el pelo y unos guantes-. Tendras que espolvorear a mano. Ni demasiado, ni demasiado poco. ?Lo has entendido, Ricitos de Oro?

Ella asintio, aunque no sabia cual era la cantidad adecuada.

El le entrego algo que parecia un salero gigante; despues apreto un boton y la cinta empezo a moverse de nuevo.

Unos donuts cubiertos de chocolate comenzaron a acercarse a ella.

– Espolvorea -le dijo Phil.

A Claire, su atencion y su desaprobacion le pusieron los nervios de punta. Peor todavia: cuando espolvoreo el primer donut, cayeron demasiadas virutas de chocolate.

– Fantastico -murmuro el.

– Voy a aprender -dijo ella.

– Es solo espolvorear. No deberia ser necesario aprender -afirmo el, y se alejo.

Rapidamente, Claire comprendio cual era el angulo correcto para el dispensador. Las virutas de chocolate pasaron a ser virutas de azucar, y ella siguio espolvoreando. Cuando se le canso el brazo derecho, cambio al izquierdo, y otra vez al derecho.

Media hora despues le temblaban los dos brazos, pero no paro hasta que Phil volvio a aparecer y apago la cinta transportadora.

– Magdalenas a las bandejas -dijo a modo de explicacion, y se alejo.

Ella dejo el dispensador de espolvorear y lo siguio.

Se detuvieron frente a unos estantes llenos de magdalenas calientes. A Claire se le hizo la boca agua. Phil senalo las magdalenas, y despues unas enormes bandejas vacias que encajarian en la vitrina de la tienda.

– Pon las de la misma clase en la misma bandeja. Llena las bandejas. ?Entendido?

Ella asintio y se puso a trabajar.

Despues de hacer aquella tarea, puso docenas y docenas de bagels en cajones. A las seis y media, salio del obrador y se fue a casa. Hizo cafe y lo llevo a la habitacion de Nicole junto con dos magdalenas recien hechas.

Nicole todavia estaba dormida. Claire entro en su dormitorio, lo dejo todo sobre la mesilla de noche y salio de puntillas. Habia vuelto a la panaderia a las ocho menos diez, y se puso a trabajar metiendo rebanadas de pan en bolsas de plastico.

Nicole se desperto y rodo por la cama. Tardo un segundo en darse cuenta de que el olor a cafe no eran imaginaciones suyas. En la mesilla de noche habia una cafetera y un plato con dos magdalenas, que solo podian ser de su panaderia.

Eran solo las siete y media, lo cual queria decir que Claire se habia levantado pronto, habia ido al obrador, habia recogido las magdalenas y se las habia llevado. Quiza no fuera nada extraordinario para alguien normal, pero ?para una princesa del piano? ?Trabajo de verdad?

Nicole se incorporo lentamente y estuvo a punto de soltar un grunido de dolor cuando el movimiento le repercutio en la incision. Estaba dolorida. Sabia que se estaba curando, pero el proceso era mucho mas lento de lo que ella hubiera deseado. Habia…

Los recuerdos de la noche anterior aparecieron en su mente. La pelea con Claire, lo que ella le habia gritado, la aparicion de Drew, Claire atacandolo.

Su hermana se habia comportado como si estuviera poseida, la habia protegido incluso despues de todo lo que le habia dicho.

Nicole tomo la cafetera, se sirvio una taza de cafe y tomo un poco.

Claire era como un cachorrillo que seguia siempre a su amo, aunque su amo le dijera mil veces que se alejara. Pero Claire no era un cachorrillo, y ella no le habia dicho que se alejara. Le habia dicho que queria que estuviera muerta.

– Algo bastante horrible para decirselo a una hermana -murmuro.

Y lo peor era que en aquel momento, lo habia deseado de verdad. No la noche anterior, sino doce anos atras, cuando su madre habia muerto. Habia querido de verdad que, en vez de su madre, hubiera muerto Claire.

Todo deberia haber sido muy distinto, penso con tristeza. Claire y ella estaban muy unidas de pequenas. Como la mayoria de los mellizos, sabian lo que estaba pensando la otra. Siempre habian estado juntas y luego, un dia, Claire se marcho, y ella se sintio como si le hubieran cortado el brazo.

Habia pasado semanas llorando, pasando de habitacion en habitacion pensando que, si seguia buscando, encontraria a su hermana. Sin embargo, Claire se habia ido de verdad. Probablemente estaba feliz con su nueva vida de princesa. Eso era lo que habia pensado Nicole, con amargura.

Sintio una ira que le resultaba muy familiar. Resentimiento por todo lo que Claire habia vivido y ella no. Rabia verdadera, por haber tenido que quedarse alli, ocupandose de todo.

Entonces tomo otro sorbo del cafe que habia hecho su hermana, y que le habia llevado a su habitacion. Bueno, quiza no fuera el inicio de la paz mundial, pero al menos Claire estaba esforzandose. Podria haberse marchado la primera vez que se lo habia ordenado, pero no lo habia hecho. Se habia quedado alli y habia seguido intentandolo. Con cualquier otra persona, ella habria pensado que significaba algo. Con Claire… no sabia si era un juego o no. Pero quiza, y solo quiza, ya era hora de dejar de pensar lo peor.

Poco despues del mediodia, Claire subio las escaleras. Llamo a la puerta del dormitorio de Nicole y entro.

– ?Como estas? -pregunto.

– Un poco mejor.

– Bien.

– Gracias por traerme el cafe y las magdalenas. Estaban muy buenas.

Claire sonrio.

– De nada. Me encanto hacerlo.

A Nicole se le pasaron por la cabeza cien comentarios sarcasticos. Fueron tan rapidos que no pudo elegir uno. Recordo lo que habia ocurrido la noche anterior, lo que le habia dicho a Claire, y lo que esta habia hecho despues, y juro que iba a intentar no ser tan mala.

– Te has levantado muy temprano.

Claire se sento en la silla que habia junto a la cama.

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