Queria decirles que no. Queria salir corriendo hacia el coche y no mirar atras. No queria seguir teniendo miedo.
Fue aquel ultimo pensamiento el que capto su atencion. El hecho de no tener miedo seria un milagro. Sabia que habia hecho algunos progresos; era capaz de trabajar en la panaderia sin tener un ataque de panico. Habia conseguido conducir. Sin embargo, ?que importancia tenia todo aquello si no podia tocar el piano?
– Solo unas pocas personas -dijo con reticencia-. Estoy… eh… descansando, y no quiero tener que enfrentarme a un publico muy numeroso.
La senora Freeman dio unas palmaditas de alegria.
– Por supuesto. ?Le vendria bien hoy a las dos y media de la tarde? En nuestra sala de musica. Alli hay sitio para unas treinta personas.
Claire asintio.
– Claro. Aqui estare.
Se inclino y sonrio a Amy.
– Supongo que nos veremos despues.
Amy asintio y le dio un abrazo. Claire se lo devolvio, embargada por una incomoda combinacion de afecto y terror.
Nicole subio las escaleras sin agarrarse a la barandilla, pero arrastrandose. Progresos, penso. Al menos, estaba haciendo progresos. Se suponia que no debia volver a trabajar hasta dentro de un par de semanas mas, pero seguramente, apareceria de visita en la panaderia el jueves o el viernes.
Echaba de menos su vida. Aunque agradecia que la operacion le hubiera quitado el dolor de estomago, no habia servido para quitarle el dolor del corazon. Eso todavia le quemaba, como si fuera una herida recien abierta.
Mientras intentaba quitarse aquello de la cabeza, oyo el coche de Claire en la calle. Segundos despues, su hermana entro por la puerta como una exhalacion. Estaba palida y tenia los ojos muy abiertos.
– Tengo que tocar -dijo mientras subia las escaleras-. Tengo que tocar, he dicho que si. ?En que estaba pensando? No puedo hacerlo, es demasiado pronto… No voy a mejorar nunca, deberia aceptarlo. Puedo ser tendera, ?no? Como en la panaderia. ?Gana la gente mucho dinero en ese trabajo?
Claire entro rapidamente a su habitacion y Nicole la siguio. Cuando llego a la puerta, vio a su hermana arrodillada en el suelo, pasando las paginas de cientos y cientos de partituras. ?Es que viajaba con ellas?
– ?De que estas hablando? -pregunto.
Claire la miro.
– Amy le dijo a su profesora del colegio que toco el piano. Ella se dio cuenta de quien soy y se lo conto a la directora. La directora me pidio que tocara para unos cuantos de los profesores. Hoy -dijo, sin dejar de mirar las paginas.
– ?Y por que estas tan nerviosa? -se extrano Nicole-. A eso te dedicas.
– ?No te lo ha contado Wyatt?
– ?Que si no me ha contado que?
Claire se sento en el suelo y se tapo la cara con las manos.
– Llevo un tiempo teniendo ataques de panico cuando toco. Comenzaron hace unos anos. Una vez fingi que tenia uno para librarme de Lisa. Despues perdi el control y ahora, en vez de controlar yo los ataques de panico, me controlan ellos a mi.
– ?Tienes ataques de panico? ?Como el que te dio en la panaderia?
Claire asintio.
– Si, pero peores que ese. Durante mi ultima actuacion, me desmaye. Tuvieron que sacarme del escenario, fue horrible -dijo sacudiendo la cabeza.
– ?Por eso quisiste venir aqui?
– ?Que? No. Por eso no tuve que cancelar ninguna actuacion para venir.
– De acuerdo. ?Y ahora que va a pasar? ?Estas yendo a terapia, o algo asi?
– He estado yendo a terapia. Se cual es el problema, pero no se como arreglarlo -dijo, cerrando los ojos con fuerza-. La musica es lo que soy. Es mi vida. Me siento vacia sin poder tocar. He intentando disfrutar de este descanso, pero la verdad es que echo de menos tocar. Anoche, en vez de repasar mi cita con Wyatt, me di cuenta de que estaba recordando a Mozart. Estaba tumbada en la cama, tocando sus composiciones mentalmente.
– No es lo que yo haria -murmuro Nicole-. ?Quieres volver a tocar?
– A todas horas del dia, pero estoy aterrorizada. Peor todavia, dudo de mi misma -dijo, y se puso la mano sobre el pecho. Sentia una presion muy intensa-. No puedo respirar.
Nicole se acerco y se sento sobre la cama.
– Claro que puedes. Inspira profundamente y concentrate. Dentro, fuera. Dentro, fuera. Puedes respirar.
– No… -jadeo Claire-. Me parece que no…
– Eso no importa. Si puedes respirar. Estas hablando. No estas de color azul.
– Si. Si. Tienes razon. Estoy bien -susurro Claire, con los ojos llenos de lagrimas, mientras intentaba convencerse a si misma-. No, no me siento bien. ?Que va a pasar si no puedo hacerlo? ?Y si no puedo volver?
– Yo te dare trabajo en la panaderia. Me han dicho que cada vez se te da mejor la caja registradora.
Claire se echo a reir. Nicole se unio a ella. Se rieron y despues, Claire se echo a llorar.
– Odio esto -admitio secandose las lagrimas-. Me siento tan debil y tan idiota… Quiero poder hacer lo que me gusta.
– Mira, solo estamos hablando de un grupo de gente normal -dijo Nicole-. Las profesoras no pueden permitirse el lujo de ir a escuchar sinfonias todas las semanas. No van a distinguir si estas tocando bien o mal. Estaran muy emocionadas por poder verte. Eres la estrella de la musica mas grande a la que han oido en su vida.
Claire se enjugo las lagrimas.
– Tienen discos. Si lo hago mal, si se van a dar cuenta.
– Oh. Bueno, lo que quiero decir es que vas a tocar en el piano de una escuela. No van a juzgarte.
– Probablemente, a la cara no.
– ?Y lo demas que importa? ?Crees que la gente que paga por escucharte no es critica?
– No tenia que preocuparme por eso.
– ?Has tocado para alguien desde que viniste?
– Para Amy. Se quedo con las manos sobre el piano, sintiendo las vibraciones.
– ?Y te sentiste bien?
– Amy es sorda.
– Ya lo se. No has contestado a mi pregunta.
– Si, me senti bien.
– Entonces, que Amy se coloque a tu lado, como antes, y toca solo para ella. Olvidate de las demas brujas.
Claire sonrio un poco.
– En realidad, son muy agradables.
– Seguramente si, pero para el proposito de esta conversacion, son brujas.
Claire asintio, intentando ser valiente. Sabiendo que la iban a masacrar emocionalmente, se puso de rodillas, se acerco a la cama y abrazo a Nicole.
– Te he echado tanto de menos -susurro, estrechandola con fuerza-. Por favor, no me odies mas. No puedo soportarlo.
Nicole vacilo, pero despues le devolvio el abrazo.
– No te odio -dijo, abrazando a Claire por primera vez en veinte anos-. No puedo.
– Pero lo has intentado.
– Si, es cierto. Me esforce mucho por conseguirlo.
– Tienes que dejarlo.
– De acuerdo.
Claire se irguio.