Un instante despues se abrio la puerta y aparecio una Paula Fenner muy enfadada.
– ?Que estas haciendo aqui? -le pregunto con la voz aguda-. ?Es que no sabes que hora es?
Jesse abrio la boca, pero despues la cerro, sin saber que decir.
– Ha salido con otra -continuo Paula-. Con otra chica. No esta contigo. ?Es que no tienes orgullo?
Jesse no entendia por que la odiaba tanto la madre de Matt, apenas la conocia. Y ella ni siquiera estaba saliendo con su hijo, solo lo estaba ayudando. Parecia que Paula no veia nada de eso. Por algun motivo, pensaba que Jesse era una amenaza, y la atacaba cada vez que estaban en la misma habitacion.
– Siento haberla molestado -dijo Jesse, y se alejo-. Buenas noches.
Paula la fulmino con la mirada, sin moverse de la entrada, hasta que ella subio a su coche. Entonces cerro de un portazo.
Jesse suspiro.
Ojala la madre de Matt no fuera tan reacia a hablar con ella, porque tenia muchas cosas que decirle. Que estaba aferrandose demasiado a su hijo, y que con esa dependencia solo iba a conseguir que Matt se alejara de ella. Jesse se daba cuenta cada vez que Matt hablaba de su madre. Paula lo estaba volviendo loco y, si no tenia cuidado, iba a perder a su hijo completamente.
– No es mi problema -murmuro Jesse mientras un coche se detenia junto al suyo.
Matt salio del vehiculo y se aproximo a su puerta.
– Gracias por quedar conmigo -dijo el-. ?Quieres pasar?
Ella miro hacia la casa y nego con la cabeza.
– Tu madre todavia esta levantada, y no se ha quedado exactamente entusiasmada al verme.
Matt hizo un gesto de resignacion.
– Esta empeorando. Vamos. Conozco una cafeteria que esta abierta toda la noche. ?Quieres que conduzca yo?
– Te sigo.
Seria mas facil tener su propio coche para marcharse al final de la reunion.
Mientras arrancaba el motor, Jesse intento no pensar en lo que habria estado haciendo Matt durante las ultimas horas, y con quien. Despues de todo, lo que ella queria era que el consiguiera citas. Su objetivo habia sido sacar a la superficie el potencial oculto de Matt, y sus lecciones estaban dando resultado. Habia tenido tres citas aquella semana.
Era exactamente el hombre que querian todas las mujeres: divertido, listo, considerado, guapo y rico. Los cambios habian sido sencillos: un nuevo guardarropa, interes en los asuntos de actualidad, practicas sobre como pedirle salir a una chica, y normas de etiqueta basicas durante una cita. Todo eso lo habia transformado. Solo habia un pequenisimo problema…
Se habia enamorado de el.
Suspiro. No estaba dispuesta a admitirlo ante nadie, y apenas podia creerselo, pero asi era. Le gustaba Matt. Le habia gustado cuando era un bicho raro, y le gustaba tambien ahora. El hacia que se sintiera segura, y aquel era un estado animico muy raro en ella.
Sin embargo, su trabajo era ayudarle a que se convirtiera en lo que era capaz de ser, no tener una aventura con el. Como en esa ocasion. Matt le habia pedido que quedaran para hablar de la cita que acababa de tener.
Se volvieron a encontrar en el aparcamiento de la cafeteria y entraron al local. Cuando estuvieron sentados a una mesa tranquila de un rincon, Jesse le dijo:
– Bueno, cuentamelo todo. ?Como ha ido?
– Bien -dijo Matt-. Kasey es lista y muy guapa. Le gustan demasiado sus perros, pero no es un gran problema.
– ?Que significa que le gustan demasiado? -pregunto Jesse, intentando no sonreir-. ?Les pone trajes a juego?
– No, pero les deja dormir con ella.
– Seguro que los echa de la habitacion cuando aparece un chico guapo.
Matt sonrio.
– No se…
– ?
– Bien. Le gusta la musica, y a mi tambien. Aunque no le van demasiado los ordenadores.
– Sobresaliente -dijo ella-. ?Y ha habido chispa?
Matt se rio.
– Ya nadie dice eso, Jesse.
– Yo si.
El camarero les llevo la carta. Matt pidio directamente dos cafes y dos tartas de moras, que era la especialidad de la cafeteria.
– No has respondido a mi pregunta -insistio Jesse cuando estuvieron a solas de nuevo.
– La bese, si es eso lo que quieres saber.
– ?Y?
Matt se encogio de hombros.
– Estuvo bien. No ha habido mucha quimica. Soy un chico, y ella es muy guapa, asi que claro, el beso estuvo bien, pero hay grados, ?sabes? Puede ser agradable, y puede ser del tipo «tengo que acostarme contigo aqui mismo, ahora». Con ella fue agradable.
– Quiza la siguiente sea mejor -dijo ella.
– Quiza -respondio Matt-. Te has acordado de apagar el movil. No has tenido llamadas de Ted, ni de Butch, ni de Spike.
– Nunca he salido con nadie llamado Butch.
– ?Y Spike?
Ella se rio.
– Una vez.
– Lo sabia.
Jesse toco su bolso.
– No tengo llamadas.
Durante las dos semanas anteriores no habia contestado las llamadas. Sabia cual era el motivo: estaba sentado frente a ella.
La camarera les llevo los cafes y las tartas, y se marcho. Matt tomo su tenedor.
– Creo que quiero otra cosa -dijo vacilante.
– ?Te refieres a otra tarta?
– No. A las citas. Esta bien, pero es siempre la misma conversacion, para que nos conozcamos, y tengo que recordar si he contado esa historia o no. Quiero una segunda cita.
– Quieres tener una relacion -dijo Jesse, intentando dejar la tristeza para mas tarde-. Eso tiene sentido. Pidele a alguien que salga contigo otra vez. Si sale bien, pideselo una vez mas. Asi es como las citas se convierten en una relacion.
– No he conocido a nadie que me interese tanto. No hay nadie con quien me sienta comodo, ?no te parece estupido? Tu nunca tienes relaciones.
– Pero eso no es algo para sentirse orgulloso. Tu sabes lo que quieres. Eso si es bueno.
Ojala la quisiera a ella.
Hora de cambiar de tema.
– ?Has estado buscando apartamento?
– He visto algunos.
– Tienes que conseguir una casa propia. Nunca vas a tener relaciones sexuales si no tienes casa.
El sonrio.
– ?Y quien dice que no?
En su pregunta habia un tono de confianza muy