otra mano a su cintura y empezo a subir poco a poco.
El sentimiento de anticipacion la domino por completo. Asad cubrio uno de sus senos con tal confianza que Kayleen no pudo sentir ningun temor. De hecho, dejo de besarlo para poder apoyar la cabeza en su hombro y mirar mientras le acariciaba los senos.
Su contacto era suave y lento, pero mas maravilloso que ninguna sensacion anterior. Parecia saber como tocarla, como frotarla. Y cuando le acaricio un pezon, gimio de nuevo y lo abrazo con fuerza.
Un segundo despues, Asad la tomo suavemente por la barbilla, la beso y la miro. Sus ojos eran oscuros como la noche, pero ardian con el mismo fuego que ardia en ella. Por primera vez en su vida, Kayleen reconocio el deseo masculino.
La deseaba. Era algo magico que la llenaba, a su vez, de una intensa sensacion de poder femenino. Aunque no sabia que hacer con el.
– Kayleen…
Asad habia pronunciado su nombre docenas de veces, pero nunca con una voz tan profunda y ronca. Sin embargo, en ese momento oyo voces que procedian d algun lugar, en la distancia; recordo que estaban en su despacho y se sintio insegura.
– Creo que deberia marcharme -dijo ella.
– No te preocupes por lo que has dicho antes de mi padre -comento el-. Se que el rey esta encantado contigo.
– ?Como lo sabes? ?Has hablado con el?
– No es necesario. Tu eres exactamente lo que el quiere que seas.
Kayleen estaba a punto de preguntar lo que queria decir con eso cuando sono el telefono y Asad miro el reloj.
– Oh, vaya. Debe de ser la conferencia que he pedido con el ministro britanico de Asuntos Exteriores.
Ella salio del despacho sin saber que significaba todo aquello: el beso, las caricias, el comentario del principe sobre su padre. ?Querria decir que la tenia por una buena ninera o una buena invitada?
Fuera como fuera, se recordo que estaba en un mundo extrano y que nunca se acostumbraria a el. Debia escapar a toda costa. Pero una parte de ella opinaba lo contrario y se habria quedado alli para siempre.
– ?Me has ordenado que venga? -pregunto Lina cuando entro en la sala como un rayo-. Y no me digas que no era una orden… el tono de tu mensaje era inconfundible.
– No lo voy a negar.
Asad senalo el sofa y los dos se sentaron.
– ?Es que piensas castigarme por algo?
– Eres mi tia y la mujer que me ha criado. Te respeto demasiado para eso.
– Hum. Sea lo que sea, debe de ser algo grave…
Su sobrino la miro y penso que no parecia nada ocupada, pero se dijo que no tenia motivos para estarlo. El unico culpable era el mismo por no haberse dado cuenta de lo que estaba pasando. Era tan evidente que hasta un ciego lo habria visto.
– ?Empiezas tu? ?O empiezo yo? -pregunto ella.
– He sido yo quien te ha llamado.
– Lo se, pero eso no significa que yo no tenga algo que decir.
El asintio.
– Esta bien, empieza tu.
– Hable con Zarina el otro dia. Al parecer, dijiste que Kayleen es tuya.
– No tuve mas remedio. Organizo un buen lio en el poblado y no quise que las cosas se complicaran mas.
– Y la besaste.
Asad penso en el primer beso. Ya le habia complicado bastante la existencia, pero el segundo habia sido todavia peor. Ahora sabia que el deseo que sentia por Kayleen no se debia a que llevaba mucho tiempo sin hacer el amor con nadie, sino a que aquella mujer le gustaba de verdad. Desgraciadamente, su inocencia y la posicion que ocupaba en Palacio complicaban la situacion.
– Lo hice para demostrar que era mia.
– Comprendo -murmuro-. Entonces, no sientes nada por ella…
– No.
– Eso quiere decir que si quisiera presentarsela a un joven, no te opondrias.
– Por supuesto que no -mintio-, pero dudo que eso sea posible.
– ?Dudas de que yo conozca jovenes? Pues te equivocas; conozco a varios. De hecho, uno es de Estados Unidos y se intereso mucho por Kayleen cuando se la mencione. ?Sabias que falta poco para el dia de Accion de Gracias?
– ?Y eso que es?
– Una fiesta de los estadounidenses. Yo tambien lo habia olvidado, pero el joven en cuestion comento que le gustaria pasarla con Kayleen. A fin de cuentas son compatriotas y es logico suponer que echaran de menos su pais.
– Si, es logico, tienes razon. Si quieres, puedo organizado todo.
– ?Organizar la cita de Kayleen?
– Claro que no. Me refiero a una cena para ella y para las ninas, a una comida tradicional. Hablare inmediatamente con el chef para que se encargue de todo… en cuanto a ese joven de Estados Unidos, dudo sinceramente que exista.
– Por supuesto que existe.
– Es posible, pero en tal caso no querrias que saliera con ella. Tienes otros planes para Kayleen -afirmo el.
– No se de que estas hablando, aunque ya que sacas el tema… ?No te parece que Kayleen es encantadora? La conoci cuando me presente voluntaria para ayudar en el colegio. Ella solo llevaba dos semanas alli y ya estaba perfectamente integrada. Me impresionaron su inteligencia y su dedicacion a los ninos. Tiene muchas cualidades.
– No voy a casarme con ella.
Lina entrecerro los ojos.
– Nadie te lo ha pedido…
– Tu no lo pedirias, pero te las has arreglado para poner a Kayleen en mi camino. Dime una cosa. ?Tahir tambien formaba parte de tu plan? ?Hablaste con el para que se presentara en el colegio y organizara un lio?
– Insisto en que no se de lo que estas hablando; si yo hubiera hecho lo que dices, anadiria que Kayleen seria una madre excelente y que sus hijos serian fuertes -contesto su tia-. Ademas, tienes que casarte con alguien. ?Por que no con ella?
Asad penso que la propuesta de Lina tenia cierta logica. Aunque Kayleen no era de familia real, eso podia ser una ventaja. Poseia una fuerza interior que el respetaba profundamente. Pero en cuanto a su corazon, no estaba tan seguro.
– Se preocupa demasiado por las cosas -dijo el-. Es demasiado emocional.
– Es una mujer.
– No, es una mujer demasiado emocional. Piensa con el corazon. Merece alguien que se parezca a ella.
Lina lo miro durante unos segundos y asintio.
– Muy bien. Has dicho lo que esperaba, y lo lamento sinceramente porque se que seria perfecta para ti… pero en tal caso, tendre que buscarle otro hombre.
– Recuerda que es la ninera de mis hijas.
– Sin embargo, merece algo mas que un trabajo. Tenias razon al decir que ese joven de Estados Unidos es invencion mia, pero encontrare a alguien.
Lina se levanto, sonrio y anadio:
– Descuida, Asad. Mientras busco un marido a Kayleen, te encontrare otra ninera. No te causare molestias.
Las palabras de Lina eran justo las que Asad deseaba escuchar, pero no le alegraron nada. Bien al contrario,