– Te equivocas. Son mi proteccion -insistio ella.

– Si necesitas proteccion, yo te protegere.

Asad se inclino sobre ella y la beso.

La tension y las preocupaciones de Kayleen desaparecieron al unisono en cuanto sintio el contacto. Sus labios eran calidos y firmes, pedian mas que tomaban y lograban que quisiera entregar lo que pedian y mas aun.

Penso en el beso que se habian dado en el desierto y su recuerdo se mezclo con las sensaciones del presente y aumento su excitacion. Asad empezo a besarla apasionadamente, explorandola. Ella puso las manos en sus hombros y respondio del mismo modo. Era algo magico, mucho mas maravilloso de lo que jamas habria imaginado. Se sentia como si se estuviera derritiendo por dentro.

Los segundos pasaron poco a poco y Kayleen se sorprendio con pensamientos que hasta entonces no eran muy propios de ella. Deseaba que le tocara los senos, que volviera a acariciarla entre los muslos y como lo deseaba con todas sus fuerzas y se sentia completamente segura con el, se recosto en el sofa hasta quedarse casi tumbada.

Asad le beso las mejillas, la nariz, la barbilla la frente. Despues, se aparto lo suficiente para mirarla a los ojos y dijo:

– Eres tan bella…

Kayleen se quedo atonita. Nunca se habia considerado bella.

– Tu piel es tan suave y palida… -continuo-. Y me encanta que te ruborices cuando te toco.

– Es que soy pelirroja -susurro ella-. El rubor entra en el paquete.

– En un paquete glorioso -comento, acariciandole el cabello-. ?Sabes? Tengo fantasias con tu pelo…

– ?En serio?

– En serio.

El principe la beso otra vez y ella se entrego a el mientras se preguntaba que tipo de fantasias tendria con su pelo. Solo era eso, pelo. Largo, ondulante y muy rojo.

El la beso en la barbilla y descendio por su cuello. Era la primera vez que Kayleen sentia unos labios en esa parte del cuerpo y no estaba preparada para unas sensaciones tan electricas y directas. Pero despues, Asad llevo una mano a su estomago y la empezo a acariciar de tal modo que casi la dejo sin respiracion.

Kayleen cerro los ojos y deseo que le tocara los senos. Asad debio de adivinarle el pensamiento, porque apenas tardo un segundo.

La sensacion era exquisita. Ella queria mas, aunque no sabia como pedirselo.

El principe la distrajo con un beso en la oreja y un mordisco ligero que la estremecio. Estaba tan concentrada, en sus caricias que ni siquiera se habia dado cuenta de que el le habia desabrochado la parte delantera del vestido.

A pesar de la sensacion de desnudez, no tuvo el menor deseo de taparse. Queria mas. Queria sentir sus manos alli, sin otro obstaculo que la fina tela del sosten.

Y tuvo lo que queria. Asad la acaricio muy suavemente, casi jugando, apenas rozandole la piel. Paso por encima de sus pezones endurecidos y Kayleen gimio. No era un sonido al que estuviera acostumbrada, pero deseo volver a tener motivos para repetirlo.

Le acaricio los dos senos y luego le desabrocho el sosten. Cuando volvio a tocarla, ya no habia nada que lo alejara de su piel.

Era asombroso. Kayleen no sabia que su cuerpo fuera capaz de sentir cosas tan intensas. Queria mas, mucho mas. Mas contacto, mas desnudez, mas besos, mas de todo.

Pero justo entonces, Asad se detuvo y ella lo miro sin saber lo que sucedia, sin entender su actitud. El principe se levanto, se inclino y la tomo en brazos. A continuacion, cruzo el salon con ella y se dirigio al dormitorio.

Fue el momento mas romantico de la vida de Kayleen. Mientras entraban en la oscuridad del dormitorio, supo que queria estar con el y hacer el amor. Su mente se habia liberado de sus miedos y no deseaba otra cosa que entregarse al placer y al deseo. Pero todavia estaba algo nerviosa ante la perspectiva de quedarse desnuda, asi que se alegro de que la luz fuera tan tenue que resultaba casi inexistente.

Asad la dejo de pie y la beso nuevamente. Despues, le acaricio los senos y jugueteo con sus pezones. Era maravilloso. Mas que maravilloso. Y tambien desconcertante, porque Kayleen ya no estaba segura de las reacciones de su propio cuerpo. Estaba descubriendo un mundo completamente nuevo.

Cuando Asad se inclino y le succiono uno de los pezones, ella solto un grito ahogado y se aferro a el porque temio perder el equilibrio. Kayleen conocia los aspectos basicos del sexo, pero nunca habria imaginado que fuera tan placentero.

El principe paso de un seno a otro, lamiendola mordisqueandola, succionandola hasta que ella quiso gritar. Era excitante, asombroso, magico.

Unos momentos despues, Asad se dirigio a la cama y ella lo siguio con todo el entusiasmo del que era capaz. No se sintio incomoda cuando termino de quitarle el vestido, ni cuando contemplo su desnudez con la pasion que ardia en sus ojos.

– Te deseo -confeso-. Te deseo entera, Kayleen. Quiero tocarte, probarte, estar dentro de ti. Pero no puedo tomar lo que no se me ha ofrecido…

– Yo tambien te deseo, Asad.

– ?Quieres hacerlo? -pregunto sin aliento.

– Si. Quiero hacer el amor contigo. Quiero que me toques.

Asad se arrodillo ante ella y le quito las medias y los zapatos. Luego, se desabrocho la camisa y los dos se tumbaron en la cama.

Kayleen contemplo el vello de su fuerte pecho y quiso acariciarlo.

– Ire despacio -prometio el-. Si algo te asusta o te hace dano, dimelo y me detendre.

– Bueno, se que sentire dolor cuando… en fin, ya sabes.

La sonrisa de Asad desaparecio.

– Si, supongo que si. Tal vez deberiamos dejarlo…

Ella sacudio la cabeza.

– No, Por favor. No quiero que lo dejemos.

– Me alegro, porque yo tampoco.

Asad tomo una de sus manos y la llevo a su entrepierna. Kayleen noto la dureza de su sexo.

– Mira lo que me haces -dijo el-. Esto es lo que tu contacto me provoca…

Sus palabras y su excitacion la llenaron de una intensa sensacion de poder femenino. Era la primera vez que un hombre la deseaba de esa manera, y le gusto tanto que se estremecio sin poder evitarlo.

Empezaron a besarse y a acariciarse otra vez. Cuando el le acaricio el vello del pubis, algo mas oscuro que su melena, ella deseo que bajara un poco mas. Pero nunca la habian tocado en esa parte del cuerpo; ni siquiera sabia lo que iba a sentir.

Un momento despues, Asad introdujo una mano entre sus piernas y ella ya no tuvo mas dudas. Casi le parecio increible que no hubiera imaginado un placer tan obvio, tan delicioso. Separo los muslos para facilitarle el movimiento y su respiracion se acelero.

El siguio tocandola, frotandole en aquel punto preciso, pasando a su alrededor y volviendo a empezar. Kayleen cerro los ojos y se entrego enteramente. Cada vez estaba mas tensa, aunque no sabia por que. Algo crecia y bullia en su interior, algo que se acelero y le hizo gemir cuando Asad, sin dejar de acariciarle el clitoris, cambio un poco de posicion y le succiono un pezon.

Aquello fue demasiado. Una conexion directa entre sus senos y sus piernas.

Se aferro a las sabanas, intentando arrojarse hacia algo desconocido.

Todos y cada uno de sus musculos estaban en tension. Tampoco ahora entendio por que. Pero de repente, el tiempo parecio detenerse y ella sintio una especie de oleada que la sorprendio por completo no se parecia a ninguna cosa que hubiera experimentado antes. Era un placer liquido, increible, tan arrebatador que no quiso respirar ni moverse en modo alguno por miedo a que se terminara.

Pero por fin, el placer termino y ella supo que habia tenido su primer orgasmo.

La tension se redujo, los musculos se relajaron ella empezo a respirar otra vez y se sintio tan contenta y satisfecha como asombrada por lo sucedido.

– Quiero volver a sentirlo -declaro Kayleen.

El rio.

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