Asad se hizo el nudo de la corbata y alcanzo la chaqueta. La puerta de la suite se abrio de golpe y Lina entro de repente.

– No te he oido llamar… -dijo el.

Estaba de tan buen humor que no dio importancia a la actitud de su tia. La noche anterior le habia demostrado a Kayleen que existian muchas posibilidades nuevas. Estaba seguro de que ahora renunciaria a la idea de volver al convento y de que se quedaria en el mundo, en su mundo.

Ademas, habia disfrutado tanto con ella que queria repetir. Kayleen habia resultado ser una mujer apasionada y activa. El simple hecho de imaginar sus gemidos y sus gritos bastaba para excitarlo otra vez.

– No me lo puedo creer -dijo Lina con voz seca-. No puedo creer lo que has hecho.

Asad se puso la chaqueta.

– ?A que te refieres?

– Te has acostado con Kayleen.

– Eso no es asunto tuyo.

– ?Como?

Asad noto el enfado de su tia y decidio cambiar de tactica.

– Kayleen esta a punto de cumplir veinticinco anos Comprendo que te preocupes por ella, pero creo que es perfectamente capaz de cuidarse.

Lina puso los brazos en jarras.

– ?Me estas tomando el pelo? ?Eso es todo lo que tienes que decir en tu defensa? Asad, eres un principe y acabas de acostarte con una mujer virgen que ademas es tu empleada. La excusa de que es mayor de edad y de que toma sus propias decisiones no te justifica en modo alguno.

– Te aseguro que no he tomado nada que no me ofrecieran.

– Oh, vaya, otra excusa.

– Lina, no tienes derecho a hablarme en ese tono.

– Tengo todo el derecho del mundo. Soy tu tia y soy amiga de Kayleen. Yo la traje a esta casa. Soy responsable de ella.

– Y si no recuerdo mal, pretendes que nos casemos.

– Si, he considerado esa posibilidad, lo confieso. Creo que hariais una buena pareja… pero no pense que le robaras su virginidad antes de tiempo. Dios mio, Asad, ?no recuerdas que se ha criado entre monjas? Tiene veinticinco anos, si, pero no ha tenido relaciones con nadie.

Asad empezaba a sentirse culpable, pero se resistio a esa emocion. Al fin y al cabo era un principe, un hombre que teoricamente siempre tenia razon y que no podia equivocarse.

– Queria volver al convento -le informo-. Queria encerrarse alli.

– Y decidiste intervenir, claro. Pero si no la quieres contigo… ?quien eres tu para destrozarle la vida?

– Yo no he destrozado su vida -declaro-. Todo lo contrario. La he honrado.

– Oh, vamos… has cometido un error. Ahora pensara que no puede volver al convento. Has tomado una decision que no era tuya. Antes, ella tenia opciones distintas y podia elegir. Ahora ya no las tiene. Tu se las has quitado.

Asad se alejo de su tia y camino hacia el balcon que daba a la terraza. Lina estaba exagerando bastante, como siempre, pero parte de su argumentacion era correcta.

Kayleen no se parecia nada a las mujeres con las que se habia acostado a lo largo de los anos, mujeres que sabian perfectamente lo que hacian y que solo deseaban divertirse y disfrutar con el. Conocian el juego y sus normas, pero Kayleen ni siquiera sabia que aquello fuera un juego.

De repente, se giro hacia su tia y dijo algo que le sorprendio incluso a el:

– Me casare con ella.

Bien pensado, era la solucion perfecta. Kayleen era preciosa, divertida y sexy. Disfrutaba de su compania, era inteligente y le gustaban los ninos. Tal vez no supiera nada de la vida en Palacio ni de las obligaciones de pertenecer a la Familia Real, pero aprenderia. Ademas, le daria hijos fuertes y no lo someteria a exigencias poco razonables. Bien al contrario, le estaria agradecida por la propuesta de matrimonio y lo trataria con el respeto debido.

Lina lo miro.

– ?Que has dicho?

– Que me casare con ella. Acepto la responsabilidad de lo sucedido. Kayleen se ha entregado a mi voluntariamente, pero tienes razon cuando dices que es no consciente de las implicaciones. Y ella merece algo mas.

– ?Estas seguro? -le pregunto Lina.

– Hablare con ella. Tengo una reunion de trabajo dentro de quince minutos, pero se lo explicare despues. Es una mujer sensata y creo que comprendera el gran honor que le hago al pedirle el matrimonio.

– Como me gustaria estar presente cuando se lo digas…

– ?Por que?

Su tia sonrio.

– Si por mi fuera, le plantearias la cuestion de un modo mas romantico. Pero se que no me harias caso… de todas formas, creo que has elegido bien, Asad. Y espero que te acepte, de todo corazon.

– Por supuesto que me aceptara. Le voy a pedir que se case conmigo… ?que mas podria querer?

Lina sonrio un poco mas.

– No tengo la menor idea.

Kayleen corrio y corrio hasta salir de Palacio. Era una manana soleada, sin una sola nube en el cielo, y se dedico a pasear por los senderos de los jardines. Le parecia increible que el exterior fuera tan bello cuando ella, por dentro, se sentia tan mal.

Se sento en un banco y deseo poder hablar con alguien que la aconsejara, pero no tenia a nadie. Normalmente habria recurrido a Lina, pero ahora no podia hacerlo, ya que ella era la tia de Asad.

Confusa, se levanto del banco y empezo a caminar otra vez. Fue entonces cuando oyo un sonido extrano.

Se giro y vio una jaula llena de palomas. Eran preciosas de un blanco que brillaba al sol. Pero estaba tan angustiada por lo sucedido y tan preocupada por las posibles consecuencias, que se dejo llevar por un impulso e hizo lo primero que se le paso por la cabeza abrir la jaula.

Las palomas salieron volando y desaparecieron en el cielo.

– Volad, volad y sed libres… -susurro.

– A mi tambien me gustaria.

Kayleen se quedo helada al reconocer la voz. Era el rey.

Y ella acababa de soltar sus palomas.

– Yo…

El rey Mujtar sonrio con amabilidad.

– No te preocupes, hija. Resistirse a la tentacion de liberarlas es dificil… pero descuida, siempre vuelven al redil. Es su naturaleza. Este es su hogar. No pueden escapar a su destino -declaro.

Ella supo que solo pretendia tranquilizarla, pero sus palabras tuvieron el efecto contrario. Hasta la noche anterior, creia conocer su propio destino; ahora, en cambio, ya no estaba tan segura.

– ?Disfrutas de la vida en Palacio? ?Te tratan bien?

Kayleen estaba al borde de la histeria, pero logro contenerse.

– Si, todo es maravilloso. El Palacio es realmente bonito y he tenido ocasion de estudiar su historia y la historia del pais… La Familia Real de El Deharia tiene una larga tradicion de valor en el combate.

– El desierto fluye por nuestras venas. Fuimos guerreros antes de ser politicos.

– Dejar el desierto debe de ser dificil. Tanta belleza, tantas tradiciones… de hecho, los nomadas siguen viviendo como antano.

– Bueno, con unas cuantas comodidades modernas -puntualizo el rey, sonriendo-. La vida mejora bastante con una fontaneria adecuada.

Ella solto una risita.

– De todas formas, caminar sobre las huellas de los que han estado antes debe de ser muy satisfactorio una

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