acariciandole el clitoris. Cada vez estaba mas tensa. Empezo a temblar sin poder evitarlo y tuvo miedo de caerse, pero el orgasmo la alcanzo rapidamente y fue tan intenso y glorioso como los anteriores.
El la beso y siguio tocandola hasta que la ultima oleada de placer desaparecio. Solo entonces, maldijo en voz baja y la solto.
– ?Que ocurre? -pregunto ella.
– Que se suponia que esto era un regalo para ti, pero…
Asad alcanzo el sosten y se lo dio.
– Toma, pontelo.
– No te entiendo…
El la miro con pasion.
– Me temo que tengo que llevarte inmediatamente a Palacio, a mi cama. Ya terminaremos con las compras mas tarde.
Ella sonrio.
– Me parece un buen plan.
Era casi media noche cuando Kayleen marco un numero de telefono muy familiar y pidio que la pusieran con la mujer que estaba a cargo.
– ?Kayleen? ?Eres tu?
Kayleen sonrio.
– Si. Se que ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que te llame. Lo siento…
– Si has vivido aventuras interesantes, te perdono. ?Como estas? ?Como va tu vida en Palacio? Tienes que contarmelo todo…
La voz de la madre superiora, llena de carino, logro que echara de menos el convento.
– Estoy bien. Muy ocupada, eso si. Y las ninas se han acostumbrado mejor de lo que habia imaginado…
– Me preocupaba su suerte. Han sufrido demasiado para ser tan pequenas. Pero estan contigo y se que lo superaran.
– Eso espero -dijo Kayleen-. Tengo algo que decirte, aunque no se lo que pensaras… es sobre el principe. Hace unas semanas me organizo una fiesta sorpresa de Accion de Gracias. Fue un detalle encantador. Pero luego…
La madre superiora no dijo nada. Sabia que el silencio era una motivacion poderosa cuando se trataba de animar a otra persona a hablar.
– Era tarde y estabamos solos -continuo-. Asi que…
Kayleen le conto toda la historia, incluida la propuesta de matrimonio.
– ?Es un buen hombre? -pregunto la monja.
Ella no esperaba esa pregunta y la sorprendio.
– Si, claro. Muy buen hombre, de hecho. Demasiado acostumbrado a salirse con la suya, pero a fin de cuentas es un principe.
– ?Cuida de las ninas y de ti?
– Si. Muy bien.
– ?Lo amas?
Kayleen penso que era una pregunta interesante.
– Si, creo que si -respondio.
– Entonces has hecho lo correcto. Siempre quise que te casaras y que tuvieras una familia, Kayleen. Se que deseabas volver al convento, pero a veces encontramos la felicidad en los lugares mas inesperados… Amar y ser amada es una gran bendicion. Disfruta de lo que tienes y recuerda que siempre pienso en ti.
– Gracias -susurro.
– Sigue los dictados de tu corazon y no permitas que te aparten de tu camino, hija mia.
Kayleen asintio. Sabia que su corazon caminaba en la direccion de Asad, pero el viaje acababa de empezar. Y cuando concluyera, estaria en su casa.
Capitulo 11
Kayleen miro los disenos esparcidos encima de la mesa.
– Estas de broma -dijo.
– Esto solo es lo que ha llegado en el correo de hoy -comento Lina con un suspiro-. Nunca imagine que una decision mia provocara tal entusiasmo en los disenadores de moda… pero cuando Hassan anuncio nuestro compromiso, empece a recibir llamadas. Se suponia que esperaria un poco, ?sabes? Prometio que esperaria.
– Ya, pero dijo que estaba tan contento que no pudo mantenerlo en secreto -le recordo-. Vi la conferencia de prensa. Esta loco por ti…
Lina sonrio.
– No le digas nunca eso… Un rey no puede demostrar tanta pasion en publico.
– Pues esta vez la demostro. Pero me alegra que seas tan feliz.
Lina volvio a suspirar.
– Me gustaba mi vida. Incluso cuando perdi a mi marido, me console pensando en los hijos de mi hermano -le confeso-. Ya me habia acostumbrado a la idea de seguir sola. Y ahora, de repente, me enamoro y me comprometo otra vez. Todavia no me lo puedo creer.
Kayleen miro el anillo de Lina. Era enorme, de diamantes y platino.
– Vas a tener que hacer ejercicio si llevas ese anillo todo el dia.
Lina rio.
– Lo se. Es gigantesco. No se puede decir que sea de mi gusto, pero si hubieras visto la cara de Hassan cuando me lo puso en el dedo… Estaba tan orgulloso… ?Como voy a decirle que me gusta que las cosas sean mas pequenas que una montana?
– Si no te importa demasiado, no se lo digas.
– Claro que no. Pero acostumbrate a estos problemas -dijo, mirando los disenos de la mesa-. En cuanto anuncien oficialmente tu boda, te encontraras en la misma situacion que yo.
– Espero que a escala menor… Yo solo queria tener una familia, y ahora resulta que tengo todo un pais.
– Bueno, tomatelo como un premio extraordinario.
– No quiero premios extraordinarios.
– Por eso me alegro de que Asad te haya elegido. Se que no te interesa su dinero… y admito que todavia espero que te enamores de el.
Kayleen se ruborizo.
– He pensado mucho en ello -le confeso-. Asad es un hombre maravilloso, atento y amable. Se preocupa sinceramente de las ninas y logra que me sienta a salvo. Me gusta mucho, pero amarlo… no lo se. ?Que se siente cuando amas a alguien?
– Es como si tuvieras todas las estrellas en la palma de la mano -respondio la princesa entre risas-. Ya se que parezco ridicula…
– No, solo suenas feliz.
– Porque lo estoy. Hassan es mi vida. Se que las cosas cambiaran con el tiempo y que nuestra relacion se normalizara, pero ahora disfruto de la magia, de como se acelera mi corazon cuando lo veo llegar, de quedarme sin aliento con un simple beso suyo, de no desear otra cosa que estar con el.
– ?Quiere eso decir que te aburro? -bromeo.
– No exactamente, pero es verdad que no dejo de pensar en el. Con mi difunto marido fue diferente- lo amaba, pero yo era muy joven y no era consciente de lo que tenia. Ahora soy mayor y comprendo hasta que punto es raro y precioso el amor… Pero ya lo descubriras.
– Solo se que deseo tenerlo. Es importante para mi. Quiero amar a Asad.
– Da tiempo al tiempo.
– Si, supongo que tendremos tiempo de sobra…