– Ya habeis regresado… Excelente, porque tengo una sorpresa para vosotros -dijo el rey-. ?Te acuerdas de la conversacion que tuvimos en el jardin poco despues, que llegaras, Kayleen? Me hablaste de tu familia y dijiste que no te acordabas de tu madre y de que no sabias donde estaba.

Kayleen miro a la mujer. No era posible. No podia ser verdad.

– Pues bien, la he encontrado -continuo el rey, orgulloso de si mismo-. Aqui la tienes… Kayleen, te presento a tu madre, Darlene Dubois.

La mujer sonrio.

– Hola, Kayleen… eres preciosa. Sabia que lo serias. Pero dejame que te mire. Has crecido tanto… ?Cuantos anos tienes? ?Diecinueve? ?Veinte?

– Veinticinco.

– Oh, Dios mio. Bueno, no vayas por ahi contandoselo a la gente o pensaran que soy muy vieja… aunque solo tenia dieciseis anos cuando me quede embarazada de ti. Pero ven, acercate, dale un abrazo a tu madre. ?Te he echado tanto de menos…!

Atrapada por los modales que las monjas le habian ensenado, Kayleen avanzo a reganadientes y la abrazo.

No sabia que pensar ni que sentir.

– ?No te parece fabuloso? Despues de tantos anos… Ni te imaginas la cara que se me quedo cuando me llamaron de la Casa Real de El Deharia y me dijeron que el rey me habia invitado a Palacio. Te confieso que tuve que buscar el pais en un mapa -continuo la mujer-. Tuve que dejar el instituto cuando me quede embarazada de ti, y luego me he dedicado al espectaculo. No he tenido tiempo de estudiar.

Kayleen penso con amargura que tampoco habia tenido tiempo de buscarla a ella.

– Kayleen, ?podrias ensenarle a tu madre sus habitaciones? -pregunto el rey-. Se alojara en el mismo piso que las ninas y tu, en la suite contigua. Supuse que querriais estar cerca.

– ?Que ninas? -pregunto Darlene-. ?Es que tienes hijas?

Darlene parecia sinceramente encantada, pero Kayleen penso que estaba fingiendo.

– Son adoptadas -le informo Asad-. Son hijas mias.

Kayleen le presento al principe. Era una forma perfecta de alejarse de ella.

– ?Un principe? ?Mi hija se va a casar con un principe?

Darlene se giro hacia el rey y anadio:

– Sus hijos son muy atractivos. Han salido a usted.

Mujtar sonrio.

– Si, no lo puedo negar. Pero Kayleen, acompana a tu madre… estara cansada del viaje. Ha sido muy largo.

Ella asintio porque no podia hacer otra cosa. El rey y el principe se marcharon y ella se quedo a solas con Darlene.

– Quien habria imaginado que mi nina creceria y se casaria con un principe. Me alegro mucho por ti, carino - dijo mientras le acariciaba el cabello-. Dios mio, tienes un color de pelo horroroso… El mio es igual. Me gasto una fortuna en tenirmelo, pero creo que merece la pena. Los hombres las prefieren rubias. Aunque si lo llevas asi, doy por sentado que sera porque al principe le gusta. Te pareces mucho a Vivian, ?sabes? Podrias ser su hermana gemela.

– ?Quien es Vivian?

– Mi hermana, tu tia. Seguro que la viste alguna vez cuando vivias con mi madre… -respondio, mirando a su alrededor-. Que suerte has tenido, Kayleen… mi nina. Pero venga, acompaname. Ensename un palacio por dentro.

Kayleen estaba desesperada. No podia creer que su madre hubiera regresado de repente, y justo cuando se habia comprometido con Asad.

Como no sabia de que hablar, le conto la historia del palacio mientras caminaban hacia la suite. Cuando entraron, Darlene dejo escapar un suspiro.

– Oh, creo que me encantaria vivir en un lugar como este… ?Como te las has arreglado para salir del convento y terminar aqui?

Kayleen la miro.

– ?Sabias que estaba en el convento?

– Claro. Mi madre no dejaba de quejarse de que le dabas mucho trabajo. Era tan pesada que me harto y le dije que te llevara con las monjas. Y por lo visto, te cuidaron bien. Pero no has contestado a mi pregunta…

– Cuando sali, me puse a trabajar en un colegio de El Deharia. Soy profesora.

– ?En serio? ?Das clase a los ninos? Que interesante…

Kayleen la miro mientras Darlene paseaba por el salon.

– ?Tu segundo apellido es Dubois? -pregunto.

Darlene asintio sin mirarla.

– Entonces, tambien es el mio…

– ?De que estas hablando?

– No conocia mi apellido real. Cuando la abuela me dejo en el orfanato, no se lo dijo a nadie y tuve que inventarme uno.

Darlene sonrio.

– Bueno, en realidad yo hice lo mismo. ?Cual elegiste tu?

– James.

Darlene empezo a abrir armarios y pregunto:

– ?En este lugar se puede beber algo?

– Si, mira a tu derecha.

Darlene se sirvio un vodka con tonica y echo un buen trago. Despues, se sento en el sofa y dio una palmadita a su lado.

– Ven, sientate conmigo y cuentamelo todo desde el principio.

Kayleen no se movio.

– ?Que quieres que te cuente?

– Todo lo de tu vida en Palacio. ?De verdad vas casarte con el principe?

– Si. Lo anunciaremos oficialmente dentro de unas semanas y nos casaremos en primavera.

– Asi que no estas embarazada. Temia que lo estuvieras…

– ?Creias que habia tendido una trampa a Asad para casarme con el?

– Por supuesto que no. Pero espero que seas sensata… doy por sentado que firmaras un acuerdo prematrimonial. ?Cuantos millones te ha ofrecido? ?Tienes abogado?

Kayleen dio un paso atras.

– No necesito un abogado. Asad me ha prometido que cuidara bien de las ninas y de mi.

– ?Y tu lo has creido? Tienes suerte de que yo haya venido…

Kayleen lo dudo seriamente.

– ?Que haces aqui, por cierto?

– Ver a mi hija, nada mas.

– Ya. Sabias que estaba en el convento y nunca pasaste a visitarme…

Darlene se encogio de hombros.

– Pero ahora eres mas interesante que antes, carino.

– Claro, por Asad.

– En parte -dijo ella-. Kayleen, la vida fue muy dura conmigo cuando eras un bebe. No podia cuidar de ti. Yo solo era una nina… y luego te perdi el rastro. Pero ahora estamos juntas otra vez.

Kayleen no se trago la historia ni por un momento.

– Soy tu madre -continuo ella mientras se levantaba del sofa-. Se lo que es mejor para ti. Si esperas que ese principe se case verdaderamente contigo, tendras que mantener su interes; y yo puedo ayudarte. De lo contrario, te lo robara alguna pelandusca de la alta sociedad. Y no queremos que suceda eso, ?verdad?

– Permiteme que dude de tus buenas intenciones. Yo no te he importado nunca.

– No digas eso. Claro que me importabas. Pero tenia una carrera profesional y tu estabas mejor con las monjas. Te cuidaron muy bien.

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