Algo ensombrecio los ojos femeninos. Jefri vio un destello de algo que podia ser desilusion, pero enseguida ella cuadro los hombros, alzo la barbilla y se dirigio hacia el.

Jefri reconocio el gesto. Se estaba preparando para aguantar su reaccion, para soportar su mal genio. Algo que debia de pasarle con mucha frecuencia.

– Se que estas molesto -dijo ella, acercandose a el-. La ultima vez te has puesto muy gallito y no has pensado. Es importante respetar siempre a tu oponente, porque el precio que se paga es la muerte.

La luz que se filtraba por la ventana iluminaba la palida piel femenina. Tenia las mejillas sonrosadas, probablemente mas por el enfado que por el maquillaje.

– Tienes que olvidarte de que soy una mujer – insistio ella-. Puedes aprender mucho de mi, eso es lo importante.

Billie continuo hablando, repitiendo topico tras topico en un intento de devolver la confianza a un ego malherido.

Claro, penso el. Era lo que hacia siempre. Cada nuevo cliente tenia pilotos que se molestaban con su superioridad simplemente porque era una mujer. ?Cuantas veces se habria disculpado por ser la mejor?

Era una mujer increible. Inteligente, incansable, y de gran talento. Ademas de eroticamente muy sensual.

El la deseaba con cada celula de su ser, pero incluso mas que eso.

– Reunete conmigo dentro de una hora -dijo el, interrumpiendola en mitad de una frase.

– ?Perdona? -parpadeo ella.

– Reunete conmigo dentro de una hora delante de vuestra oficina -repitio. Miro la minifalda y la camiseta cenida-. Traete una chaqueta.

– Tengo clases. Tengo otros alumnos que…

El la callo poniendole un dedo en los labios.

– Por favor -dijo-. Quiero ensenarte una cosa.

Capitulo 5

Billie fue a la entrada de la oficina de los Van Horn, como Jefri le habia pedido. Incluso llevaba una chaqueta, aunque no sabia como reaccionar ante aquella situacion. Todavia estaba pensandolo cuando Jefri detuvo un Jeep descapotable a su lado y la invito a subir.

– Se que eres el principe y todo eso – dijo ella, montando -, pero eso no les importa a los demas alumnos. Tengo una responsabilidad con ellos, y no puedo desaparecer de repente sin avisar.

Jefri sonrio y atraveso el aeropuerto.

– Claro que puedes. Te prometo que ninguno de ellos se quejara.

– Porque la fuerza aerea esta bajo tu mando, ?no?

– Si.

Era evidente que no estaba logrando comunicarle el mensaje.

– El poder debe utilizarse para hacer el bien, no el mal.

Los ojos oscuros se arrugaron por los extremos.

– Te prometo que hoy no pasara nada malo.

– No se si eso es suficiente.

– Tendras que confiar en mi.

Pero ella no estaba preparada, al menos no por completo. Jefri era un hombre que no soportaba perder y las derrotas que Billie le infringia una y otra vez podian traer problemas. Lo malo era que no sabia que hacer. Normalmente, aceptaba la situacion sin darle mas importancia, pero con Jefri…

Si no la hubiera besado tan maravillosamente nada de eso importaria. O si los latidos de su corazon no se dispararan cada vez que lo veia.

– Dejar de pensar -dijo el-. Estas aqui para disfrutar y dejarte impresionar.

– Esto no tiene nada que ver con volar, ?verdad? -pregunto ella-. Porque no es un buen tema para impresionarme.

El sonrio.

– Ya veremos.

Quiza podia fingirlo, se dijo, mientras rodeaban los hangares de Bahania Air y se dirigian hacia una inmensa nave. Jefri detuvo el vehiculo junto a la puerta.

– Cuando te bajes, quiero que te tapes los ojos.

Billie lo miro.

– No es precisamente mi estilo.

– Por favor. Quiero que sea una sorpresa.

Y ella queria volver a verlo sonreir.

– Esta bien.

Billie se apeo y se cubrio los ojos con una mano. Jefri le tomo la otra mano y la llevo al interior del edificio.

– No te muevas -dijo, haciendose a un lado.

Billie oyo unos pasos y el ruido de unos interruptores.

– Ahora -dijo el.

Ella abrio los ojos y miro a su alrededor. La exclamacion que escapo de su garganta no tuvo que ser fingida. Era muy sentida.

– No puede ser -dijo, en voz baja.

El hangar estaba lleno de aviones antiguos restaurados. Habia un Tiger Moth, un Fokker, incluso un Spitfire. Billie sintio una presion en el pecho que apenas la dejaba respirar.

– No puedo creerlo -jadeo-. ?Son tuyos?

– Es una parte de mi coleccion -dijo el, dirigiendose hacia las inmensas puertas del hangar, donde pulso un boton.

Las puertas empezaron a abrirse.

– Algunos estan en el Museo Nacional, y otros participan en exhibiciones aereas.

Jefri se acerco a ella y le tomo la mano. Despues la llevo hacia el Tiger Moth.

– Ahi tienes gafas y auriculares -la informo el, senalandole una mesa junto al avion.

Billie abrio la boca, incredulo.

– ?Vamos a pilotarlos?

– Claro -sonrio el-. Todos funcionan perfectamente.

– Hmmm… yo… tu.

Estaba tan perpleja que no podia hablar. Mejor cerrar el pico, se dijo.

Rodeo el avion y acaricio el fuselaje con las manos.

– Increible -susurro.

– Toma.

Jefri le dio un casco de cuero y unas gafas. Billie se puso la chaqueta, y despues el casco. Mas complicado iba a ser subir a la cabina. Entre la distancia, la falda corta y las sandalias de tacon, solo habia una solucion. Se descalzo y llevo los zapatos en una mano; despues se metio las gafas en el bolsillo de la cazadora y por fin se encaramo hasta la cabina sin mirar hacia abajo. Seguro que habia dado todo un espectaculo a Jefri, pero estaba demasiado contenta para pensar en ello.

– Es fabuloso -dijo ella, mientras el se sentaba detras.

– Es mi favorito -reconocio el.

Dos hombres en monos grises retiraron los bloques de las ruedas y Jefri puso el motor en marcha. Mientras el avion avanzaba lentamente hacia la puerta, Billie estudio el sencillo diseno de la cabina, que solo proporcionaba la informacion imprescindible.

Pero lo que le faltaba en tecnologia lo compensaba con el placer de volar, penso ella, mientras avanzaban por la pista y despegaban. La velocidad era muy inferior a la de los reactores que ella estaba acostumbrada a pilotar,

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