dije que mi hermana tiene alergia a ciertos alimentos y queria comprobar primero que todo estuviera en orden.

– No tengo alergia nada -exclamo ella, furiosa.

– Lo se. A veces me gusta usar la imaginacion – sonrio Doyle, y senalo la mesa con gesto invitador-. Sentaos. La comida es fantastica y la lista de vinos impresionante. Aunque supongo que tu ya lo sabes, ?no? -guino un ojo a Jefri-. Vienes mucho por aqui.

Billie miro de la mesa de su hermano a la suya. Apenas habia medio metro de distancia, y su hermano escucharia toda la conversacion, que probablemente era lo que deseaba.

– Podemos pedir otra mesa -dijo Jefri -. ?O prefieres que nos vayamos?

Billie imagino a los clientes mirandolos de reojo durante la cena, y ella incapaz de tragar bocado con Doyle tan cerca. Suspiro.

– Prefiero volver al palacio.

Doyle entrecerro los ojos.

– Billie…

Esta lo interrumpio con un movimiento de cabeza.

– No te metas. Ya has hecho bastante.

– Ya sabes por que.

– Eso no es excusa. Soy una mujer adulta, Doyle. Dejalo ya.

Una hora mas tarde Billie y Jefri estaban sentados en el suelo de la suite de invitados donde se alojaba ella, con la espalda apoyada en el sofa, delante de la cena que les habian improvisado con las sobras de la noche anterior.

– ?Mejor? -dijo el, sirviendo una copa de vino.

Billie estiro las piernas y movio los dedos de los pies. Aunque el vestido habia sido fantastico, estaba mucho mas comoda en pantalon corto y camiseta.

– Mucho mejor. Aunque el peinado y el maquillaje son un poco exagerados para la ocasion.

Jefri tambien se habia cambiado de ropa.

– Yo diria que estas perfecta.

Billie sonrio.

– Siempre tienes la frase perfecta. ?Es algo que les ensenan a los principes? ?A seducir mujeres y tratar con fotografos pesados?

– Nos ensenan muchas cosas, entre ellas a ser encantadores.

– Y tu lo eres, desde luego-dijo ella, untando una gamba en la salsa-. ?La prensa suele seguirte a menudo?

– No tanto como antes. Supongo que hoy la atraccion eras tu.

– Lo dudo. Ni siquiera saben quien soy.

– Digamos que les interesa mi ultima… acompanante.

– Ah.

?Eso era ella? ?Una… acompanante? ?Parecido a una… novia?

– Cuando era joven, la prensa me seguia por todas partes. Aqui mi padre podia controlar algo, pero no cuando estaba en Europa o Estados Unidos. Solo nos dejaban en paz cuando estabamos estudiando.

– Debe de ser duro ser tan famoso.

– Tiene sus compensaciones.

– Seguro. Como tener a todas las mujeres que quieras a tu disposicion, ?no?

Jefri tomo la copa de vino.

– Exageras mi reputacion.

– No lo creo. ?Me estas diciendo que nunca te ha rechazado ninguna mujer?

Al hacerle la pregunta lo estaba mirando, y Billie vio por una decima de segundo el dolor que cruzo sus ojos. Despues Jefri sonrio.

– Nunca te diria eso -dijo.

Interesante. Habia algo en su pasado, en su mirada, y queria saber que era. Tendria que hacer una busqueda en Internet para averiguar si habia habido alguna mujer importante su vida.

– ?Y tu? -pregunto el-. ?Cuales son tus secretos amorosos?

Billie estaba ofreciendo un trozo de pollo a Muffin y se detuvo. La perrita yorkshire prefirio no esperar y de un salto se hizo con la comida.

– ?Secretos? -repitio ella, tratando de fingir una indiferencia que no sentia-. No tengo muchos.

Los ojos negros de Jefri parecian leerle el alma.

– Tienes que tener alguno. Aunque me gusta la preocupacion de tu hermano por ti, creo que sus ansias de protegerte surgen de algo mas que del simple amor fraternal. Tengo la sensacion de que tiene sus razones para tenerte tan vigilada.

– Yo… No es nada de eso.

Jefri se encogio de hombros.

– Esta noche ibamos a cenar en un restaurante publico, delante de un monton de gente, pero Doyle ha creido necesario vigilarte. ?Por que lo preocupa tanto tu seguridad?

Billie se debatio entre decirle la verdad o no durante ocho segundos, y despues suspiro.

– Cuando era mas joven tuve un par de experiencias desagradables -reconocio, sin mirarlo-. Una vez, cuando tenia diecinueve anos sali con un grupo de pilotos a los que estabamos formando. Era la primera vez que no venia ninguno de mis hermanos. Todos bebieron mucho, excepto yo. Aunque era mayor de edad, todavia no me gustaban las bebidas alcoholicas. Incluso ahora, lo unico que me gusta es un poco de vino, asi que ni siquiera llego nunca a marearme un poco.

Jefri le toco la pierna desnuda.

– Billie, por mucho que me gustan tus anecdotas, prefiero que continues con lo que me estabas contando.

Billie se recordo que habian pasado casi diez anos y que lo habia superado. Ademas, habia aprendido a no ponerse en situaciones peligrosas.

– Esta bien, si -dijo, sacudiendo ios hombros para relajarse-. Imaginatelo. Cinco hombres bastante borrachos y yo. Se pusieron carinosos y cuando intente detenerlos, no les gusto mucho. Dos de ellos me arrastraron a la parte de atras de la camioneta e intentaron… Bueno, ya sabes.

Jefri se tenso de rabia y la expresion de su rostro cambio.

– No me violaron -se apresuro a asegurarle ella-. Enseguida aparecieron Doyle y Xander y los dos salieron huyendo. A mi me llevaron de vuelta a la base y todo quedo en un susto.

Jefri se pregunto cuanto no le habria contado. Una violacion no era solo la penetracion. ?La habian herido, marcado, o magullado?

– ?Que les hicieron a esos cerdos? -pregunto el, tratando de mantener el control.

– Mis hermanos les dieron una paliza que no olvidaran aunque quieran. Les dejaron la cara llena de cicatrices. Despues fueron expulsados del programa.

– Tenian que haber acabado en la carcel -mascullo el, con una indignacion que apenas lo dejaba hablar.

– Lo se. Yo queria denunciarlos, pero estabamos en un pais extranjero y las leyes eran diferentes -Billie sacudio la cabeza-. No importa. Ahora estoy mejor.

Jefri le rozo la mejilla con la mano.

– Dime sus nombres. Yo me ocupare de traerlos aqui para que respondan ante la justicia y tengan el castigo que se merecen.

– ?Que castigo?

– Carcel. Azotes. Quiza la muerte.

– ?Muerte? -pregunto ella, abriendo mucho los ojos.

– Ningun hombre tiene derecho a abusar de una mujer. Nunca. Aqui ha sido asi desde hace trescientos anos.

– Una buena razon para vivir aqui -murmuro ella-. Escucha, agradezco tu preocupacion, pero estoy bien. Eso fue hace nueve anos. Lo he superado.

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