Jefri le acaricio el pecho con la otra mano, haciendole perder por completo el control.

El orgasmo se apodero de ella sin avisar. De repente su cuerpo rompio en espasmos de exquisito placer y las dulces y gozosas oleadas la recorrieron una y otra vez con una intensidad inusitada hasta que por fin amainaron.

Billie recobro la conciencia y vio que el agua de la banera seguia moviendose adelante y atras. Jefri continuaba acariciandola entre las piernas y a ella le cohibio un poco darse cuenta de que estaba excitandose de nuevo.

– Creo que deberias… parar -dijo ella, sin hacer nada para apartarse ni apartarlo.

– ?Por que? Me gusta acariciarte.

– Y lo haces muy bien.

– Date la vuelta -dijo el.

Billie asi lo hizo, y se encontro sentada sobre el. Los ojos masculinos cayeron a sus pechos que flotaban sobre el agua.

– Eres una fantasia hecha realidad -dijo el.

– Lo mismo digo de ti.

Jefri la pego a el y la beso. El miembro erecto la acariciaba entre las piernas, excitandola, y Billie se movio ligeramente para que la penetrara. Pero el la aparto.

– Esto ha sido solo el aperitivo -dijo.

Se levanto y la saco de la banera. Con una toalla la seco despacio y despues la llevo a la cama, donde la tendio de espaldas. De la mesita saco un preservativo, pero no se lo puso. En lugar de eso, se arrodillo entre los tobillos femeninos y empezo a besarle desde los pies hacia las piernas.

Despues fue ascendiendo hacia la rodilla. Billie no sabia que decir; solo podia sentir y decidio ponerse totalmente en sus manos y en su boca. Nunca nadie la habia tratado asi, y nunca habia sentido la combinacion de placer y vulnerabilidad producida por la boca de un hombre en el centro mismo de su ser.

Contuvo el aliento, sin aire, sintiendose de nuevo a punto de estallar. Una serie de palabras y jadeos salieron de sus labios, pero no supo que habia dicho. Jefri le lamio todo el cuerpo y despues se concentro en el lugar mas sensible, a la vez que deslizaba un dedo en su interior y la acariciaba por debajo. Billie creyo estar a punto de desmayarse de placer.

Esta vez intento controlar un poco la respuesta de su cuerpo, pero le fue imposible y por fin se rindio a la boca y las manos masculinas. Cuando el orgasmo se apodero de nuevo de ella, no pudo ni quiso evitar los gritos de placer.

Despues Jefri se aparto. Billie quiso protestar, pero no tenia fuerzas y apenas podia hablar ni moverse. Entonces sintio algo calido y duro entre las piernas. Abrio los ojos y vio a Jefri penetrarla.

El movimiento de la penetracion la llevo de nuevo al orgasmo y volvio a estremecerse una y otra vez mientras el la poseia por completo, entrando y saliendo de ella, hasta que lo sintio tensarse y despues quedarse quieto en ella.

– Esta claro que tengo que salir mas -dijo ella, unos minutos despues, entre las sabanas-. No estoy segura de que tantos orgasmos en un solo evento sea legal.

– Eres una mujer muy sensual -le dijo el, besandole los labios.

– Tu tampoco lo haces mal -dijo ella-. Creo que buena parte de lo que ha pasado ha sido gracias a ti.

– Puedo demostrar que te equivocas -dijo el-. Yo me he limitado a abrir la puerta de algo que esta ahi -Jefri sonrio-. ?Quieres que te lo demuestre otra vez?

A las diez de la manana del dia siguiente, Billie sabia que no podria andar bien al menos en seis semanas, pero habia merecido la pena. Pasar la noche con Jefri habia sido increible, y lo que era aun mejor era la expresion ligeramente vidriosa en los ojos masculinos al volverse a mirarla. Billie se acurruco entre sus brazos en el avion que los llevaba de regreso a Bahania y suspiro.

– Esta tarde tengo un par de reuniones -dijo el, despues de darle un beso en la frente-, pero me gustaria verte esta noche.

– A mi tambien.

– ?Cenamos en tu habitacion?

– Si.

Cena y despues…

El avion aterrizo en el aeropuerto privado donde esperaba otra limusina para llevarlos de vuelta a palacio. Billie trato de localizar a su hermano por telefono, pero este no respondio.

– Que raro, no se por que no contesta. Hoy no tiene que volar. Quiza este en algun sitio donde no hay cobertura.

– Cuando estemos en el palacio, lo encontraremos – le aseguro Jefri.

Alli, la limusina se detuvo detras de otra, y Billie penso que seria algun dignatario extranjero de visita oficial en el pais. Se apeo del coche y se dirigio hacia la entrada de palacio. Entonces oyo unas voces.

– ?Doyle?

Corrio hacia el lugar de donde venia el sonido y se detuvo en seco cuando vio a su hermano en lo que parecia una acalorada discusion con el rey.

– Esto no puede significar nada bueno – murmuro-. Doyle, ?que ocurre?

Doyle giro en redondo al oirla.

– Por fin has vuelto. ?Donde demonios has estado?

Billie era consciente del grupo de gente que se arremolinaba a su alrededor, entre ellos una joven de unos diecisiete o dieciocho anos.

– Estoy bien, gracias por preguntar. ?Como estas tu?

– No te he preguntado como estabas -le espeto el, furioso.

– Lo se, pero las cosas estarian mejor si lo hicieras.

Entonces Jefri se acerco a ella y le rodeo los hombros con el brazo.

– ?Que ocurre?

Doyle lo miro enfurecido.

– ?Por que no se lo preguntas a tu padre? ?O a ella? – anadio, senalando con dedo acusador a la joven.

– ?Quien es? -pregunto Billie.

– La prometida del principe Jefri.

Capitulo 9

Jefri se quedo mirando al grupo de gente que lo rodeaba, pero solo lo preocupaba la acusacion en los ojos de Billie.

?Su prometida?

– Eso no es cierto -dijo el, rapidamente-. Es la primera vez en mi vida que veo a esta mujer.

Pero incluso mientras hablaba, una terrible sospecha empezo a formarse en su mente. ?Que habia hecho su padre?

– Todo el mundo parece estar muy seguro de vuestra proxima boda -dijo Doyle, furioso.

Jefri solo queria llevarse a Billie de alli para explicarselo todo. Mas que nada, queria retroceder en el tiempo para evitar el momento o al menos estar mejor preparado.

– Hola, querida -dijo el rey a Billie, tomandole la mano-. Bienvenida de nuevo. Espero que tu estancia en El Bahar haya sido agradable.

– ?Que? Billie estaba sobrepasada por la situacion y tan perpleja que apenas podia responder-. Ah, si. Gracias. Mucho.

Miro a Jefri, y despues a la joven.

– Tengo que irme -dijo, y dando media vuelta, se alejo hacia su habitacion.

Jefri dio un paso para seguirla, pero Doyle se interpuso en su camino.

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