– Ni se te ocurra -dijo el hermano de Billie, en tono amenazador-. Dejala en paz.

A Jefri quien menos lo preocupaba era Doyle. Lo importante era ver a Billie y explicarselo todo. El problema era que no estaba seguro de que era lo que tenia que explicar.

– ?Padre?

El rey sonrio.

– Hijo mio, esta es Tahira -dijo el rey, senalando a la joven que esperaba en una esquina del vestibulo.

Jefri la miro. Era joven, de unos quince o dieciseis anos, de pequena estatura, apenas le llegaba al pecho, y cuerpo fragil e infantil. Llevaba el pelo largo y negro recogido en una trenza, iba sin maquillaje ni joyas, y con un vestido que la cubria por debajo de las rodillas. Jefri penso que no era mas que una timida e inocente adolescente.

Le hizo una senal con la cabeza reconociendo su presencia, pero volvio a mirar a su padre.

– Tiene que haber un error.

– No lo creo, pero este no es el lugar para hablar de ello.

En eso su padre tenia razon. Jefri se acerco a Doyle.

– No se por que esta aqui -le aseguro.

El hermano de Billie fruncio las cejas.

– ?Es o no es tu prometida?

Jefri se dio cuenta de que la respuesta no era tan sencilla. Hasta que hablara con su padre, no lo sabria.

– No estoy seguro.

Doyle maldijo en voz baja y se acerco a el.

– No creas que este asunto se ha acabado, Alteza – anadio el titulo con mucho sarcasmo-. Me importa un bledo que seas el principe, como si eres el mismisimo rey. Lo unico que me importa es que has hecho dano a mi hermana y tendras que pagar por ello.

Doyle salio a grandes zancadas por la misma puerta por la que habia huido Billie.

– Un joven muy interesante. Un poco impulsivo, quiza -dijo el rey, y sonrio a la joven -. Ven, Tahira. Iremos a un salon mas recogido.

Jefri siguio a su padre por el pasillo principal hasta un salon de dimensiones mas discretas, y cerro la puerta antes de dirigirse a su padre.

– ?Que has hecho? -quiso saber.

– Tal y como me pediste, te he encontrado una esposa.

Tahira estaba junto a la ventana, con los hombros hundidos y sin perder palabra. Jefri bajo el tono de voz.

– Hablamos de eso hace poco -dijo Jefri-, y te pedi que lo olvidaras. Que lo cancelaras todo.

– Lo recuerdo. Sin embargo, las cosas estaban muy adelantadas. Cuando Tahira cumplio dieciocho anos, le exigieron dejar el colegio.

?Dieciocho anos? Jefri miro a la joven. No podia ser tan mayor.

– Ven, hija -dijo el rey, sonriendo a la joven-. Es hora de que conozcas a tu futuro esposo.

Tahira camino obedientemente hacia el rey con la cabeza baja. Cuando alzo la cabeza, Jefri vio la expresion de terror en los enormes ojos castanos. La joven trago saliva y bajo la barbilla.

– Principe Jefri. No tengo palabras para expresar el honor y la alegria de conoceros.

Si aquello era alegria, penso Jefri, no queria verla deprimida.

– Tahira… -titubeo. La joven no tenia culpa de nada-. El honor es mio -dijo.

– Ha estado en el interinado del convento de Lucia-Serrat -le dijo el rey -. Su padre fue mi ministro de finanzas hasta que murio en un accidente de trafico cuando ella solo tenia siete anos. Era un buen amigo mio y su deseo fue que yo me ocupara de su unica hija. Habla varios idiomas – continuo el rey -. Las hermanas dicen que tiene mucho talento para el dibujo y la pintura. ?No es asi, hija?

Tahira asintio sin apenas mover la cabeza.

– Las hermanas eran muy buenas conmigo, Su Alteza. Yo no me atreveria a decir que tengo talento.

– Claro que no -murmuro Jefri, pensando en como salir de aquel infierno.

– Cumple todos los requisitos -dijo el rey-. Es muy guapa.

A Jefri su aspecto fisico era lo que menos le importaba. Lo unico que queria era ir a ver a Billie y explicarselo.

– Debo excusarme -dijo a su padre, y despues miro a la joven-. Bienvenida a Bahania -anadio, tenso, y salio del salon.

Subio hasta la tercera planta y fue a la suite donde se alojaba Billie. Al doblar la esquina, vio a Doyle apoyado en el quicio de la puerta.

– Me imaginaba que vendrias a husmear por aqui -le dijo este con infinito desprecio-. Billie no esta aqui, y no pienso decirte adonde ha ido. Lo que voy a decirte es que eres un cerdo, y aunque le cueste a mi familia el contrato y a mi la libertad, pienso hacertelas pagar. Principe o no, no tienes derecho a portarte asi.

?Se habia ido? ?Adonde? Jefri penso en las posibilidades. Seguramente se habria refugiado en la tienda del aeropuerto.

– ?Me estas escuchando? -quiso saber Doyle.

– No -le respondio Jefri -, aunque entiendo tu rabia. Tengo dos hermanas y haria lo mismo por ellas. El problema es que no estas en posicion de hacerme pagar nada.

Doyle entrecerro los ojos.

– ?Crees que me importa que vaya contra la ley?

Jefri no tenia tiempo para discutir con el y mucho menos para enzarzarse en una pelea, pero sabia que Doyle no lo dejaria en paz hasta que las cosas quedaran claras. Se acerco a el. Eran de la misma estatura.

– No te dejes enganar por los trajes caros y las corbatas de seda, Doyle. Me he entrenado con profesionales. No superarias el primer golpe.

Doyle apreto las manos.

Jefri sacudio la cabeza.

– Debes creerme. Nunca le haria dano.

– Demasiado tarde para eso. ?De donde sacaste el derecho a llevartela una noche por ahi? No es un juguete, ni tuyo ni de nadie.

– Tienes razon. Tu hermana es una mujer maravillosa que no deja de sorprenderme. Ahora tengo que encontrarla y explicarselo.

– No te lo perdonara nunca.

– Eso no impedira que lo intente.

Doyle flexiono los dedos.

– Si sigue enfadada contigo despues, tu y yo hablaremos. Y mas vale que tengas algo bueno que contar-lo amenazo Doyle.

Jefri asintio y se fue. Corrio hasta los garajes donde se puso al volante de su Jaguar y se dirigio al aeropuerto.

Billie se dio cuenta de que batir su propio record en un videojuego a pesar de las lagrimas que le nublaban la vista no la ayudaba a sentirse mejor. Le dolia todo el cuerpo, hasta las pestanas. Sentia el cuerpo como de plomo, y el corazon…

Penso con amargura como habia intentado prepararse para la realidad de su relacion con Jefri, diciendose que era un principe, un hombre fuera de su mundo y de su alcance. Habia aceptado que entre ambos solo hubiera un romance, pero descubrir que estaba prometido desde antes de conocerla le habia asestado un golpe mas duro de lo que era capaz de soportar.

?Como podia haberle hecho eso? Nunca lo hubiera imaginado de el, que le parecia un hombre honorable y honrado.

Lo que demostraba que ella era una tonta.

Nuevas lagrimas rodaron por sus mejillas. Aquello dolia mas que nada, incluso mas que el intento de violacion. Sus agresores intentaron hacerle dano fisico, pero Jefri le habia hecho dano en el corazon.

Se seco las lagrimas con el dorso de la mano y se concentro en la pantalla, disparando a diestro y siniestro contra las naves espaciales que aparecian desde todos los angulos. Las explosiones y los efectos especiales

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