Sospechaba que si hubiera enviado a uno de los gatos de Hassan en su lugar, Jean Paul no se habria dado cuenta.

Se sintio aliviada cuando el camarero retiro los platos y llevo la cuenta porque eso indicaba que la cena estaba llegando a su fin. Rafe iba por su tercera taza de cafe. Sin duda necesitaba cafeina para mantenerse alerta porque la voz monocorde de Jean Paul tenia un efecto adormecedor hasta para el.

Zara estaba a punto de levantarse de la mesa para salir cuando de pronto, Jean Paul se inclino hacia ella y la tomo de la mano.

– Zara, eres una mujer excepcional. Me gustaria mucho hacerte mia…

Zara se quedo boquiabierta. No sabia si le estaba proponiendo matrimonio o simplemente una aventura pero, en cualquier caso, le parecia una especie de burla. No podia creer que aquel hombre creyera que la habia seducido con su charla aburrida y egocentrica

– Temo que estas malinterpretando la situacion – contesto, mientras se ponia de pie.

Rafe estuvo a su lado en menos de un segundo.

– Necesito salir de aqui -afirmo Zara, haciendo caso omiso a las protestas de Jean Paul.

– Tu eres el jefe -dijo Rafe.

Acto seguido, el guardaespaldas la rodeo con un brazo y la saco del restaurante.

Zara estaba tan aturdida por la declaracion de Jean Paul que ni siquiera noto que en vez de subir a la limusina que los habia traido desde el palacio, estaban caminando por las calles de la ciudad. Cuando se dio cuenta, ya estaban entrando en un pequeno bar.

El salon principal del local tenia una docena de mesas, estaba decorado con una iluminacion tenue y habia un trio de musicos tocando en una esquina. Rafe encontro una mesa apartada en un rincon, invito a Zara a sentarse y se acomodo junto a ella despues de hablar con uno de los camareros.

– ?Que tal ha estado la cena?

Zara lo miro con el ceno fruncido y, en lugar de responder, se entretuvo estudiando el telon de terciopelo rojo que adornaba el escenario y la madera tallada de las mesas. Los ventiladores del techo y el murmullo en diferentes idiomas le daban el aspecto de una escena de Casablanca.

El camarero trajo dos copas llenas de un liquido de color ambar, las dejo sobre la mesa y se marcho.

– Es conac -dijo Rafe-. Parece que necesitas un trago.

Ella bebio un sorbo y sintio el calor recorriendole el estomago.

– ?Quieres hablar sobre lo que ha pasado? -pregunto el.

– No lo se. Tal vez -contesto Zara-. Supongo que habras oido la estimulante charla de Jean Paul.

– Si, aunque habria preferido no hacerlo.

– Al menos tu no estabas obligado a permanecer sentado frente a el, fingiendo interes.

– ?Y que ha pasado con la gran escena romantica que habias planeado?

Rafe la estaba poniendo a prueba, y Zara reconocia la intencion en el tono de voz y en el brillo de los ojos.

– Creo que me habria dormido antes de llegar a ese momento -replico y bajo la vista-. Esto es mucho mas duro de lo que habia pensado.

– ?Que parte?

– Todo. Extrano a Cleo.

– He oido que ha regresado a Estados Unidos.

– Solo tenia dos semanas de vacaciones -explico ella-. Yo no trabajo durante el verano, asi que mi vida es menos complicada. Pero me habria gustado que se quedara, me hace bien tenerla cerca. Me siento mas a salvo.

– Tranquila, no te va a pasar nada.

Zara nego con la cabeza.

– Esto no tiene nada que ver con un posible secuestro. Los dos sabemos que eso es bastante improbable. Me refiero a todo lo demas -aseguro, compungida-. Cuando era pequena y Fiona se mudaba cada ano, solia sonar con encontrar a mi padre. Siempre imaginaba que tenia una casa inmensa, con un jardin lleno de mascotas, y que se alegraba tanto de verme que me prometia que jamas volveriamos a separarnos, que ya no tendria que mudarme otra vez y que jamas volveria a ser la chica nueva en la escuela.

– ?Y no es eso lo que ha pasado? -cuestiono Rafe.

– Si, y es aterrador -admitio ella -. Esta noche es un buen ejemplo. ?Por que diablos Jean Paul ha sido tan increiblemente aburrido y despues me ha pedido que fuera suya? Ni siquiera se si me estaba ofreciendo ser su amante o si me proponia matrimonio, aunque poco importa. Lo que no puedo entender es que creyera que me iba a sentir tan halagada que aceptaria de inmediato.

– Quizas estaba poniendo todas sus cartas sobre la mesa.

Zara arqueo una ceja y lo miro con suspicacia.

– Dudo que eso sea lo que piensas de verdad.

– Tienes razon, pero sonaba bien.

– ?Como se supone que voy a encajar con esta gente? -pregunto Zara -. Siempre quise encontrar mis raices, pero no pense que estarian tan profundamente arraigadas. El rey puede reconocer a sus ancestros a lo largo de los siglos y yo solo queria saber quienes eran mi padre y mis abuelos.

– ?Deberia recordarte que hay que tener cuidado con lo que se suena?

Las palabras de Rafe le recorrieron la piel como una llamarada. Contra su voluntad, Zara se descubrio observandole la boca, los labios que tan dulcemente la habian besado. Mientras que nunca habria imaginado mantener una conversacion semejante con los hombres que conocia, con Rafe se sentia comoda y relajada.

– Supongo que tienes razon -dijo, con resignacion-. Soy del tipo de mujer que anhela casarse y tener hijos y no es algo que combine muy bien con la vida de una princesa.

– Lo sabras esta semana.

– Empiezo a arrepentirme de haber presionado al rey para hacerme los analisis. Ahora que esta hecho, no lo quiero saber.

El bebio un sorbo de conac.

– Si se tratara de otra persona, diria que temes que los estudios revelen que no hay ningun parentesco. Sin embargo, a ti te preocupa que lo confirmen.

– Nunca he dicho que fuera valiente -se excuso Zara, encogiendose de hombros.

– Tu preocupacion sobre como lidiar con un nuevo estilo de vida no es cobardia. Eres lo bastante inteligente como para ser capaz de ver las consecuencias de tus actos.

– Si, pero ya es muy tarde. En lugar de estar a salvo en mi pequena vida anonima, estoy en Bahania a un paso de convertirme en princesa.

– A veces, una vida grande es mejor.

– Tal vez.

Zara no estaba muy convencida de ello. Una gran vida requeria de otro tipo de persona. Nunca se habia considerado alguien especial y, si se confirmaba que era la hija de Hassan, de la noche a la manana se convertiria en princesa. Esa posibilidad la estremecia.

– No quiero seguir hablando de esto -dijo, mientras observaba los rasgos de Rafe con detenimiento-. Por cierto, ?como es que un buen chico estadounidense se ha convertido en una especie de jeque?

Rafe sonrio con picardia.

– Nunca le digas a un hombre que es un buen chico. Odiamos que nos definan de ese modo.

– De acuerdo, entonces cambio la pregunta. ?Como ha hecho un macho valiente como tu para convertirse en jeque?

– Salve la vida al principe Kardal -respondio el. Zara se inclino hacia adelante, sorprendida.

– ?Como? No, espera… Primero hablame del principe Kardal. ?Quien es?

– Es el esposo de Sabrina -bromeo-. Esta bien, te dire la verdad… pero esto es confidencial, Zara. No puedes revelarle esta informacion a nadie.

Los ojos azules de Rafe se oscurecieron. Ella sintio que estaba a punto de conocer un dato secreto que podia salvar al pais de su destruccion. Por un segundo penso en la posibilidad de decirle que no queria saberlo; no obstante, se dejo ganar por la curiosidad.

– Lo prometo -afirmo.

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