– Habras oido la leyenda sobre la ciudad secreta que hay en la frontera entre El Bahar y Bahania. La historia es tan antigua como este pais y habla de un pueblo de nomadas y de una ciudad llena de tesoros robados de todo el mundo.
– Recuerdo que lei algo al respecto. Creo que incluso he visto un documental sobre el tema. Hay muchos textos sobre la ciudad, pero no hay pruebas reales de que exista.
– La Ciudad de los Ladrones es real y existe en la actualidad -aseguro Rafe-. Kardal es el principe de los ladrones, el ultimo de una larga saga de reyes del desierto. Antes de que se construyeran las carreteras nuevas, los viajeros temian ser atracados y los nomadas les ofrecian proteccion a cambio de un precio. En caso de que se negaran a pagar, les robaban todas sus pertenencias. Pero cuando se empezo a explotar el petroleo, rapidamente comprendieron que podian obtener mucho mas dinero de la tierra que del robo. Ahora, la Ciudad de los Ladrones esta llena de yacimientos petroliferos y, combinando las viejas costumbres con las nuevas tecnologias, mantenemos el orden.
– ?Hablas en serio? -pregunto Zara, anonadada.
Rafe asintio.
– Me parece increible -comento ella-. Es como si de repente me dijeran que la Atlantida existe.
– Y que solo seguira existiendo mientras no la descubran…
– Ten por seguro que no dire nada -se comprometio Zara-. Nunca traicionaria tu confianza. Pero, ?como llegaste alli?
– Te he contado la verdad antes. Trabajaba para una organizacion de seguridad. El principe Kardal nos contrato y cuando el trabajo se termino, me quede. Un ano mas tarde, era el nuevo jefe de seguridad de la ciudad. Un dia estabamos en el desierto y fuimos atacados. Le salve la vida a Kardal y, como agradecimiento, me hizo jeque.
Rafe se enrollo las mangas de su camisa y Zara le vio una pequena marca en la muneca. Se inclino hacia adelante para estudiar mejor el intrincado diseno.
– ?Que es esto?
– El escudo de la Ciudad de los Ladrones. Llevo la marca del principe. Ademas, tengo tierras, ganado y una fortuna que, aunque modesta en comparacion con las arcas reales, me permitira vivir tranquilo por mucho tiempo. Tambien me ofrecieron que eligiera a la mujer que se me antojara, pero rechace la oferta.
– ?Una mujer? -exclamo ella-. ?Te ofrecieron una mujer?
– ?No te encanta este lugar? -bromeo Rafe.
– Eso es un espanto. Feudalismo puro.
– Coincido contigo. La idea me incomodaba mucho y por eso me negue a aceptarla.
Zara estaba indignada. No podia creer que le hubieran ofrecido una mujer junto con unas cuantas cabezas de ganado.
– Si estas tan tranquilo con tus camellos, tus tierras y tu fortuna, ?por que sigues trabajando?
– Porque me gusta lo que hago.
Acto seguido, Rafe levanto la copa y bebio un trago de conac. Habia recorrido un largo camino desde los dias en el orfanato, cuando no era mas que un nino asustado que se sentia espantosamente solo.
– ?Tienes familia? -pregunto Zara.
– No. Mis padres murieron cuando tenia cuatro anos y, como no tenia mas parientes, quede bajo la tutela del estado.
A el no le gustaba pensar en su pasado. Ahora era distinto, era fuerte y habia aprendido a cuidar de si mismo y a no necesitar a nadie.
– ?Por que no te has casado? Tiene que haber habido alguna mujer en tu vida.
– Muchas, pero no soy la clase de hombre que busca sentar la cabeza.
– Todos queremos pertenecer a algo o a alguien…
– Yo no necesito a nadie.
– Es una buena frase, pero no te creo.
Zara sonrio mientras hablaba. Una sonrisa preciosa que lo hizo pensar en besarla. Aquella noche llevaba puesto un vestido de gasa muy sencillo que le realzaba las curvas. Se le habian deslizado las gafas casi hasta la punta de la nariz y Rafe se moria de ganas de quitarselas para tocarle la cara. Queria acercarse a ella, acariciarla, abrazarla. No solo porque la deseaba sexualmente, sino porque sentia algo mas.
– ?Y no te adopto ninguna familia? -pregunto Zara.
– Era demasiado grande y, al parecer, no muy guapo.
– Eso no me lo creo. Seguro que eras un nino adorable.
El habia sido silencioso y retraido. Una familia se habia mostrado interesada cuando tenia ocho anos y habia ido a pasar algunos dias con ellos. Tenia tanto miedo de hacer algo mal que estaba casi paralizado. Al final del tercer dia, lo llevaron al orfanato y ya no volvio a saber de ellos. Despues de esa experiencia, dejo de sonar con tener una familia.
– No trates de convertirme en lo que no soy -le dijo a Zara-. No voy a cambiar por desear mas o menos algo. Soy un canalla de corazon frio al que no le interesa tener un hogar. Mi casa es el lugar en el que duermo cada noche, sea donde sea y por el tiempo que sea. No necesito mas.
– No te creo ni creo que realmente pienses lo que estas diciendo. Piensas que es mas facil estar solo, pero en el fondo, quieres lo mismo que queremos todos. La necesidad de pertenencia es algo universal.
Rafe no estaba de acuerdo con ella, pero sabia que no podria convencerla de que estaba equivocada.
– No me conviertas en heroe, Zara. Me gustas y te deseo, pero jamas sere el hombre que te haga feliz.
Capitulo 11
VARIOS dias despues, el rey Hassan abrio la puerta de la habitacion de Zara de par en par y entro seguido por una secretaria, un guardaespaldas y dos de los principes.
Zara levanto la vista del libro que estaba leyendo y tuvo una repentina sensacion de mareo. La expresion feliz del rey, el brillo de sus ojos y la manera en que habia corrido a abrazarla, bastaron para que supiera lo que estaba pasando.
– Esta hecho-anuncio el.
Ella respiro hondo y trato de mantener la calma a pesar de que tenia el estomago revuelto por los nervios.
– ?Son los resultados de los analisis? -pregunto en voz baja, aunque imaginaba la respuesta.
Hassan la solto, sonrio de oreja a oreja y volvio a abrazarla.
– Si, y han confirmado lo que tu y yo sabiamos desde siempre. Eres la hija de mi amada Fiona y mia. La luz de mis ojos -dijo, antes de volverse hacia los demas-. Ella es la princesa Zara, nombrada asi en honor a mi madre y amada por mi. Hagan correr la voz.
Zara sintio que el suelo temblaba bajo sus pies. Tardo un segundo en darse cuenta de que el edificio no se estaba derrumbando, aunque a ella le costaba respirar y mantenerse en pie. De hecho, se preguntaba si era su imaginacion o si, en efecto, las luces de la habitacion estaban titilando.
Guiada por su instinto, miro al resto de los presentes y se sintio aliviada al ver que Rafe estaba alli y que le guinaba un ojo para reconfortarla. Era el unico que la hacia sentir a salvo y no podia evitar desear que fuese el quien la abrazara en lugar del rey.
– Hay mucho por hacer -afirmo Hassan.
– Dar una conferencia de prensa -dijo uno de los principes.
Zara penso que iba a tener que aprender a mirarlos como hermanos y a dejar de fijarse en lo altos y extraordinariamente guapos que eran.
En aquel momento, el principe Sadik entro en la habitacion, se acerco a ella y la tomo de la mano.
– Bienvenida, hermana. No temas, no seremos tan malos contigo como lo fuimos con Sabrina.
– Gracias.
El rey le indico a su asistente que se adelantara.
– Nos ocuparemos de organizar la conferencia de prensa -anuncio-. El mundo debe saber de nuestra