Gracie no sabia que hacer, por lo que decidio esperar hasta que el llamara a la puerta.

– Hola -dijo al abrirla. Entonces, se alegro de haber hablado antes de verlo.

Estaba tan guapo… Como ella, se habia vestido completamente de negro, pero la camiseta que el llevaba puesta no anunciaba nada mas que las acerados musculos de su torso y la estrechez de la cintura. Las gotas de lluvia le brillaban sobre el cabello como si estuvieran presumiendo de la intimidad que compartian con el.

– ?Estas lista? -le pregunto, sacudiendose el agua de los brazos- Veo que tienes un chubasquero. Bien. Esta lloviendo mucho.

Gracie no sabia que decir. Se sintio incapaz de moverse, como si los pies se le hubieran pegado por completo al suelo. Al fin consiguio hablar.

– ?Vamos… vamos a ir en tu coche?

– Lo preferiria.

A ella le parecio bien. No le apetecia conducir. Dudaba que, en aquel momento, fuera capaz de realizar poco mas que las funciones corporales involuntarias, No solo se sentia abrumada por la atraccion que sentia hacia Riley, sino tambien por la injusticia de la situacion. Habia estado fuera tanto tiempo y habia sido capaz de seguir adelante con su vida. ?Era demasiado pedir poder regresar a casa durante unas pocas semanas sin hacer el ridiculo?

No encontro respuesta a aquella pregunta retorica, por lo que se limito a tomar bolso y llaves, a apagarlas luces y a salir al exterior.

Riley se dirigia hacia su coche, un elegante Mercedes plateado que aun olia a coche nuevo y a cuero recien estrenado. Gracie se sento y trato de no pensar en que iban a pasar solo Dios sabia cuanto tiempo a solas.

En cierto modo, algunas personas hubieran podido considerar aquello una cita.

– ?Por que no te alojas en la casa de tu madre? -pregunto el.

– Lo habia pensado, pero necesito espacio para mi trabajo. Suelo trabajar por la noche y muchas personas no aprecian el ruido a las tres de la manana.

– ?Me equivoco al pensar que te dedicabas a algo sobre pasteles?

– No. Pasteles de boda. Tambien realizo el algunas ocasiones pasteles para otras celebraciones, pero la mayoria de la gente no esta dispuesta a pagar esa cantidad de dinero mas que para una boda.

– ?De cuanto dinero estamos hablando?

– En estos momentos estoy trabajando en un pastel que lleva una decoracion muy laboriosa y es para unas cincuenta personas. Voy a cobrar mil.

– ?Dolares?

– Si, me ayuda cobrar mis trabajos en dolares norteamericanos. Asi me ahorro confusiones.

– ?Ese dinero por un pastel?

– Por un pastel de mucha calidad.

– Aun asi… ?Cuantos pasteles haces al ano?

– Menos de cien. Por supuesto, los pasteles de boda cuestan mas caros, pero tambien llevan mas tiempo. No me va mal, pero tampoco me estoy haciendo rica. No lo sere hasta que me decida a ampliar el negocio, lo que no estoy segura de querer hacer. Me gusta tener el control absoluto de todo. ?Sabes donde vive Zeke? -pregunto ella, mientras avanzaban por Los Lobos.

– He estado en su casa en un par de ocasiones.

– Yo tengo su numero de matricula -dijo Gracie buscando en su bolso la informacion que Alex le habia dado.

– Si la lluvia empeora, no podremos leer ninguna matricula-. Tomo una calle lateral y aminoro la marcha. Gracie solo habia estado en la casa de su hermana una vez desde que regreso a la ciudad, por lo que tuvo que fijarse en los numeros para saber cual era. Riley apago las luces y se detuvo al otro lado de la calle.

– Ese es el todoterreno de Zeke-afirmo.

– ?Es negro?

– Azul oscuro, pero, con este tiempo, cualquier vehiculo oscuro parece negro.

– Muy bien. ?Y ahora que?

– Tenemos que esperar.

Gracie ya se lo habia imaginado. De eso se trataba cuando se vigilaba a una persona, pero pensarlo y hacerlo eran dos cosas muy diferentes. No solo la ponia nerviosa Riley, sino que le resultaba muy dificil quedarse inmovil. No hacia mas que removerse en el asiento, estirar las piernas y calarse la gorra.

– ?Te vas a quedar quieta alguna vez? -quiso saber Riley, sin apartar la mirada de la casa.

– Es que no me puedo poner comoda. Siempre dice todo el mundo que soy muy inquieta, pero no comprendo como la gente se puede quedar inmovil como una piedra. No es natural…

– Ahi esta -dijo Riley, interrumpiendola.

Efectivamente, Zeke salia apresuradamente de la casa y se metia en el todoterreno. Instintivamente, Gracie se hundio en el asiento y se oculto el rostro.

– Dudo que pueda verte con esta lluvia -comento Riley muy secamente.

– Quiero estar segura. No hables tan alto.

– Te estas tomando todo esto muy seriamente -observo el con una sonrisa.

Arranco el coche y espero hasta que Zeke se puso en marcha para avanzar detras de el.

– ?Adonde crees que va? -pregunto Gracie, poniendose un poco mas comoda-. ?Que crees que esta haciendo? Si no esta viendose con otra mujer, las posibilidades son interminables.

– Por favor, no me las digas.

– No iba a hacerlo.

– Contigo nunca se sabe.

Aquellas palabras irritaron a Gracie.

– Perdona, pero tu no me conoces en absoluto. Las impresiones que tienes de mis actos vienen de cuando yo apenas tenia catorce anos y de lo que leiste en una serie de estupidos articulos. Hasta ayer, no habias tenido ninguna conversacion conmigo ni habias pasado ni un solo momento en mi presencia.

– Hablamos cuando te tiraste delante de mi coche y me suplicaste que te matara si me iba a casar con Pam.

Gracie sintio que el rubor le abrasaba las mejillas y agradecio la oscuridad que los rodeaba.

– Eso no fue una conversacion. Yo hable. Tu te metiste en el coche y te marchaste en la direccion opuesta,

– Tienes razon. Entonces ?me estas diciendo que deberia darte una oportunidad?

– Estoy diciendo que no deberias juzgarme o asumir nada hasta que me hayas podido conocer mejor -afirmo ella. De repente, se dio cuenta de que tal vez Riley no quisiera conocerla mejor-. Se dirige a la autopista,

– Ya lo veo.

Riley acelero y se mantuvo cerca del todoterreno de Zeke. Cuando por fin estuvieron en la autopista, redujo un poco la velocidad. Desgraciadamente, otro todoterreno se coloco delante de ellos e impidio que pudieran ver claramente a Zeke.

– Hay tantos todoterrenos… -dijo ella mirando por su ventanilla.

Efectivamente, estaban rodeados de todoterrenos.

– Ten su numero de matricula a mano -le pidio Riley-. Lo vamos a necesitar si nos quedamos separados durante mucho tiempo.

– Aqui lo tengo -comento Grade, sacando el papel-. Tal vez deberiamos haber comprado uno de esos dispositivos de seguimiento. Asi, solo tendriamos que seguir un punto rojo para saber donde esta… ?Que? - exclamo al sentir la mirada de Riley sobre ella-. Lo he visto en las peliculas. No es que yo tenga uno y lo vaya a utilizar con alguien de quien no sospeche nada.

– Contigo nunca se puede estar seguro.

– A eso me referia con lo de no juzgarme. Yo acabo de hacer una sugerencia razonable y tu te has lanzado a mi yugular.

– ?Poner un dispositivo ilegal en el coche de otra persona te parece razonable?

– ?De verdad crees que es ilegal?

– Si no estuviera lloviendo tanto y yo no tuviera que fijarme tanto en la carretera, me golpearia la cabeza contra el volante.

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