– ?Por que? -pregunto Gracie. Estaba realmente desconcertada-. ?Que he hecho?

Riley realizo una especie de gemido que Gracie no creyo haber oido nunca antes.

– ?Estas casada? -quiso saber e1-. ?Tengo que preocupame de que se me presente un tipo y trate de darme una paliza?

– No estoy casada, aunque me gustaria senalar que cualquier hombre con el que yo me casara comprenderia perfectamente la necesidad de ayudar a mi hermana -replico ella con una cierta indignacion. ?Y tu?

– No. Pam me curo de desear algo a largo plazo. Desde ella, mis relaciones han sido estrictamente superficiales.

A Gracie le habria gustado hacer mas preguntas, pero vio algo.

– ?Es ese el coche de Zeke? Mira. Ese todoterreno oscuro sale de la autopista -anuncio. Se fijo atentamente y vio que el desvio llevaba a Santa Barbara-. ?Que es lo que puede estar haciendo aqui?

– No podemos estar seguros de que se trate de el. Yo no llego a leer el numero cie matricula, ?Y tu?

– Tampoco. Tendrias que acercarte un poco mas.

Riley lo intento, pero tuvo dificultades, para realizar la maniobra. Cuando consiguieron tomar el desvio, vieron que el otro vehiculo giraba a la izquierda.

– ?Vamos, vamos, vamos! -grito Gracie.

– Ya voy.

Siguieron al todoterreno a traves de una zona residencial y observaron que se detenia delante de una casa de dos plantas.

Gracie no podia creerlo. ?Que estaba Zeke haciendo alli?

La puerta principal de la casa se abrio y salio un nino corriendo.

– Oh, Dios mi… No es que este teniendo una aventura, sino que tiene otra familia al completo.

Cuando el conductor del otro todoterreno descendio del coche, Gracie se relajo. Se trataba de una mujer que se agacho inmediatamente para tomar al nino en brazos.

– Bueno, supongo que eso significa que lo hemos perdido -concluyo muy aliviada.

– ?Tu crees? -comento Riley, mientras daba la vuelta y regresaba por el mismo camino que les habia llevado alli-. Deberia haber dejado que condujeras tu. Tu eres la profesional.

Gracie levanto las cejas y lo miro. Riley tuvo el descaro de sonreir.

– Es cierto -reitero-. Bueno, son las siete y media y yo aun no he cenado. ?Quieres que vayamos a tomar algo antes de regresar?

Nada podria haber sorprendido mas a Gracie.

– ?Quieres decir que vayamos a cenar? -pregunto, tratando de no parecer demasiado sorprendida por la invitacion.

– Normalmente es la comida que toma todo el mundo a estas horas, pero si prefieres otra cosa, vere como puedo complacerte,

El estomago de Gracie se contrajo y, por una vez, no tuvo nada que ver con el acido. Cinco de cada siete noches solia tomar una ensalada de atun.

– Yo… Si, buena idea -dijo tranquilamente.

Le habria gustado abrir la ventana y ponerse a gritar, pero se conformo con dedicarle a Riley una sonrisa. Iba a ir a cenar con Riley. Eso si que era un buen modo de terminar el dia,

Riley eligio un restaurante cerca del mar que, a pesar de la lluvia, Gracie encontro demasiado romantico. Mientras los acompanaban a una mesa al lado de la ventana, tuvo que recordarse que no se trataba de una cita y que Riley no estaba interesado en ella de aquella manera.

Como mucho, tal vez eran amigos. Conocidos a los que unia un objetivo comun, descubrir lo que Zeke estaba haciendo a horas intempestivas.

– Una pensaria que simplemente se lo preguntaria -dijo ella cuando estuvo sentada.

– ?Como dices? -pregunto Riley tras sentarse tambien.

– ?Que? Oh, lo siento. Estaba pensando en voz alta. Solo se trata de mi hermana y del problema que tiene con Zeke. ?Por que no se limita a preguntarle que es lo que esta haciendo? Ella dice que es porque no lo quiere saber, pero, ?no es mejor saber que no saber? Yo preferiria saberlo. Al menos, asi sabe una a lo que se enfrenta. ?No crees?

– Creo que me he perdido…

– No importa -replico Gracie. Tomo el menu, pero, en vez de leerlo, se puso a mirar por la ventana.

La lluvia golpeaba con fuerza los cristales. Mas abajo, se veia como las olas golpeaban con fuerza la playa.

– Que noche tan fabulosa…

– ?De verdad?

– Si. Me encantan las tormentas. Yo vivo en Los Angeles, donde casi no llueve. Por eso, cuando hay un fenomeno meteorologico emocionante me gusta disfrutarlo.

– Esto no es nada -afirmo Riley-. Yo he estado en una plataforma petrolifera durante un tifon. Eso si que es emocionante

Aquella afirmacion, hizo que Gracie quisiera hacerle mil preguntas, como donde habia estado o que era lo que habia estado haciendo durante todos aquellos anos, pero prefirio no hacerlo.

– Yo creia que evacuaban las plataformas cuando el tiempo era demasiado malo.

– Eso se supone. Yo trabajaba para una pequena empresa privada. Todos los que trabajabamos alli estabamos un poco locos.

– ?Tu tambien?

– Especialmente yo.

El camarero se les acerco y les pregunto que iban a tomar.

– ?Te apetece vino? -pregunto Riley.

– Claro. Elige tu.

Gracie examino el menu y escogio un salmon a la plancha con ensalada. Riley pidio tambien un plato de pescado y la sorprendio con un Shiraz australiano.

– Pense que te ibas a poner muy elegante e ibas a pedir vino frances.

– Me gustan los vinos australianos. Y los espanoles.

– Por aqui hay algunas bodegas muy buenas.

Estaba a punto de sugerir que podrian ir a catar vinos a las bodegas en alguna ocasion, pero se detuvo antes de hacerlo. Se recordo que estaba hablando con Riley. No se trataba de una cena con una persona que le gustara. Resultaba… peligroso,

– Bueno -dijo el, reclinandose en la silla-, ?como empezaste con lo de los pasteles de boda?

– La necesidad de transporte -comento ella, con una sonrisa-. Yo tenia dieciseis anos y queria tener un coche. Mis tios insistieron en que yo contribuyera pagandome la gasolina y el seguro, por lo que tuve que conseguirme un trabajo. Cerca de la casa habia una pasteleria y me contrataron alli. Fue a finales de mayo y estaban preparando pasteles de boda como locos. Fue un bautismo de fuego, pero resulto que yo tenia un verdadero talento para hacer y disenar pasteles. En vez de ir a la universidad, me meti de aprendiz con un maestro pastelero y luego fui por libre. Ademas, he hecho algunos cursos sobre como dirigir un negocio. En estos momentos me encuentro en la incomoda situacion de que tengo tanto trabajo que tengo que rechazar pedidos, pero no estoy segura de que tuviera suficiente para poder contratar a otra persona.

– Tal vez podrias arreglartelas contratandola solo a tiempo parcial.

– Podria ser.

Estaban practicamente a solas en el restaurante. Este detalle, junto con la tormenta y la luz de las velas daban a la sala un ambiente muy romantico. Gracie deseaba apoyar la barbilla sobre las manos y perderse en la mirada de Riley mientras el hablaba, tal y como habia visto en las peliculas. La luz le sentaba muy bien y resaltaba las sombras de su rostro y enfatizaba la fuerza de su mandibula. Sin embargo, la magia iba mucho mas alla.

En el pasado, Gracie lo habia amado desde la distancia, pero, en realidad, jamas lo habia conocido. No habian hablado nunca. Sus sentimientos se habian basado en fantasias, no en el hombre que el era. Despues de tanto tiempo, resultaba agradable saber que le gustaba la persona que habia en el interior.

El camarero les llevo el vino y una cesta de pan.

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