– ?Que ocurre? -le pregunto su hermana.
– Hace un par de dias hable con mama.
– Esta muy molesta por la fotografia del periodico -comento Alexis-. Sinceramente, Gracie, fuiste una estupida al caer en esa trampa.
Gracie contuvo la ira todo lo que pudo y trato de no olvidar el motivo que la habia llevado alli.
– En estos momentos no quiero hablar de eso. Lo que me interesa mas es que mama me dijo que, en lo que se refiere a Zeke, siempre te has mostrado muy ansiosa. Que siempre te ha preocupado que tenga una aventura cuando, en realidad, te adora.
Vio que una serie de sentimientos enfrentados se reflejaban en el rostro de su hermana, como si Alexis no supiera en realidad que decir.
– Estoy cansada -prosiguio Gracie-. Hasta ahora, mi estancia aqui solo me hace desear ser huerfana. Dime la verdad.
– Bueno, si que hay gastos en eBay y efectivamente lo vi con Pam…
– Pero…
– Pero podria ser otra mujer. Siempre esta fuera y…
– Maldita sea, Alexis -le espeto Gracie, agarrandola por el brazo-. Sincerate conmigo. ?Era simplemente una pataleta tuya?
– Claro que no… Bueno, tal vez a veces reacciono exageradamente, pero en esta ocasion no.
– Genial.
– Lo digo en serio. Ahora creo que hay otra persona
– Sea como sea, yo no pienso ayudarte mas. Ni me lo pidas ni me lo sugieras siquiera. Si tienes un problema con tu marido, resuelvelo con el y a mi dejame en paz.
– Eres mi hermana… Yo habria creido que serias mas comprensiva -protesto Alexis
– Entonces te equivocas.
Una de las mejores consecuencias de ser jefe era que nadie se atrevia a fastidiarle. Riley sabia que podia andar por el banco sin escuchar ni un solo comentario dirigido a el. Se imaginaba que todos sus empleados estaban disfrutando como locos con la fotografia del periodico, pero no le importaba. Mientras no le dijeran nada a la cara, todo iba bien
La unica persona que podria tener las agallas suficientes para hacerlo era Diane. Por eso, cuando la mujer se le presento en el despacho, se pregunto si se le habria terminado la buena suerte.
– ?Buenas o malas noticias? -le pregunto.
– No estoy en posicion de saberlo. Zeke Bridges le ha enviado esto -dijo Diane, entregandole un expediente-. El alcalde lo desafia a un debate.
– ?De verdad? Podria ser muy divertido -comento Riley, mientras examinaba el contenido de la carpeta
– El alcalde cree que deberian discutir ciertos temas, incluidos los temas morales tan queridos y cercanos a los corazones de los ciudadanos.
– ?Crees que tengo una oportunidad?
– La gente sentiria mas aprecio por usted si donara el dinero para el ala infantil del hospital.
– No te rindes, ?verdad? -repuso Riley con una sonrisa.
– No cuando es importante.
– No me des la charla de lo necesitados que estan los ninos y como se los podria salvar -dijo el antes de que Diane pudiera seguir hablando. Ella le dedico una mirada de desaprobacion-. Gracias por traerme esto -concluyo. Al escuchar aquellas palabras, Diane se dio la vuelta para marcharse-. Un momento, Diane. Tengo una pregunta para ti y me gustaria que fueras sincera conmigo.
– Siempre lo soy.
– Estupendo. ?Te gustaba trabajar para mi tio?
– Era un jefe justo.
– ?Sentias simpatia por el?
– La simpatia no forma parte de mi trabajo -replico ella entornando la mirada.
– Estamos de acuerdo, pero tu tienes sentimientos y opiniones. ?Que pensabas sobre el?
– Que usted se parece mas a el de lo que cree.
Aquella era la segunda ocasion en que alguien realizaba aquel comentario en los ultimos dias. Riley no disfruto mas escuchandolo en aquella ocasion que en la primera.
Gracie regreso a su casa y encontro el telefono movil encima de la mesa, donde lo habia dejado por casualidad. Tenia un mensaje, que escucho inmediatamente.
– Hola, Gracie. Soy Melissa Morgan, de la Sociedad Historica de Los Lobos. Me gustaria mucho hablar contigo. Llamame.
La mujer dejo su nombre, que Gracie anoto de mala gana antes de llamarla. Melissa contesto en la primera llamada.
– Oh, eres un cielo por haberme devuelto la llamada -dijo Melissa. Su voz era muy aguda, del tipo que es capaz de romper cristal-. Te he llamado porque todos conocemos a tu madre y nos hemos enterado de que te dedicas a preparar pasteles. Estabamos pensando que seria maravilloso si nos pudieras hacer un pastel. En realidad, tu madre lo sugirio. Estamos organizando una fiesta para recaudar fondos para la Sociedad Historica. Sobre el pastel, estabamos pensando en algo sencillo que sirviera a unas trescientas personas. ?Cuantos pasteles cuadrados serian?
– ?Quieres pasteles cuadrados? -pregunto, esperando no sonar tan horrorizada como se sentia-. Sabes que yo me dedico a los pasteles de boda, ?no?
– Oh, claro. Eso es lo que dijo tu madre, pero un pastel redondo no serviria para muchas personas.
– Bueno hacer algo mas especial que un pastel cuadrado y que aun pueda ser para trescientas personas - replico Gracie. Sabia que no podia negarse a hacerlo. Una vez mas, maldijo haber regresado a la ciudad que la vio nacer-. ?Por que no me dejas que te prepare algunos dibujos?
– Oh no tienes por que hacerlo. Simplemente queremos algo sencillo y rico… ?Quieres que te paguemos por esto? -pregunto Melissa, tras una pequena pausa-. Tu madre dijo que seguro que no querrias, pero no queremos ser groseras ni nada por el estilo. No obstante, nuestro presupuesto es algo apretado…
Gracie ya se lo habia imaginado. Su madre tal vez estuviera desilusionada por el comportamiento de Gracie, pero no se paraba a pensar a la hora de ofrecer el tiempo y el trabajo de su hija
– No te preocupes. Esa sera mi contribucion-. Decidio que guardaria las facturas y, mas importante, el registro del tiempo que tardaba en elaborar el pastel, para luego poder deducirlo de sus impuestos.
– ?Eres un cielo! El acto tiene lugar el cinco de Junio. Solo un par de dias antes de las elecciones. Se que esto ocurrio hace muchos anos -comento Melissa, riendo- y que a tu madre no le gusta que se hable al respecto, pero tengo que decirte que yo estaba en la clase de Riley en el instituto. Nos divertimos mucho con las cosas que tu hacias. Efectivamente sabes como conseguir a un hombre.
Gracie agradecio no tener que fingir una sonrisa. Decidio no senalar que jamas se habia quedado con el chico. En vez de eso, se despidio muy cortesmente y corto la comunicacion.
– Esto es de locos -susurro.
Dejo el bolso y se dirigio hacia el lugar en el que tenia prendido su horario de trabajo, preguntandose como iba a poder meter un pastel para trescientas personas en pleno apogeo de la temporada de bodas.
En aquel momento, alguien llamo a la puerta. Gracie penso en no contestar pero al final decidio ir a abrir. Mientras se dirigia hacia la puerta, se preparo para otro ataque por parte de un miembro de su familia o algun conocido pidiendole que le preparara un pastel.
Fue peor de lo que habia imaginado.
– ?Vaya! ?Hola, Gracie! -exclamo Pam con una sonrisa de oreja a oreja-. Estas estupenda. Bienvenida a Los Lobos. ?Como estas?
– Hola, Pam -respondio Gracie, algo perpleja por tanto entusiasmo.
– ?Puedo entrar? ?Que tal te va todo? Vi ese articulo en la revista
– Si, fue muy emocionante.