con su madre y sus hermanas y en la clase de pastel que iba a preparar para la Sociedad Historica. Ah, y en el hecho de Riley y ella fueran a tener una cita. En publico.
Holly se bajo de la mesa y se coloco la falda. Entonces, se inclino para besar a Franklin Yardley untes de salir del despacho.
Franklin se reclino en su sillon. Maldita sea… Iba a echar mucho de menos a Holly. Solo pensar que se le paseaba por el despacho con aquellas faldas tan cortas y sin braguitas era suficiente para volverle loco.
Siempre habia tenido ayudantes muy dispuestas desde su primer ano como alcalde. Todas con el mismo perfil. Jovenes, inteligentes y muy sensuales. Les habia ensenado todo lo que sabia y, al final, ellas habian seguido con su vida sin rencor alguno.
Echaria de menos la variedad, la juventud y la disposicion para hacer cualquier cosa en cualquier parte. Sin embargo, una promesa era una promesa y habia jurado dejarlas. La idea de tener relaciones sexuales con una mujer durante el resto de su vida resultaba algo turbadora, pero tambien merecia la pena.
Echaria de menos tambien el despacho y todo lo que le acompanaba. Despues de ganar las elecciones, limpiaria los libros, cerraria la cuenta que habia utilizado para embolsarse dinero de la ciudad durante los ultimos quince anos y se aseguraria de borrar todo rastro.
Por supuesto, se divorciaria de Sandra, dejaria el pais y se acomodaria en su nueva vida llena de lujos. En aquel momento, su linea privada empezo a sonar. Mientras se disponia a contestar, penso en lo mucho que le gustaba cuando un plan surtia efecto.
– Yardley.
– Hola, cielo. ?Como te va?
Franklin miro hacia la puerta. Holly estaba sentada al otro lado. Menos de diez minutos antes, se la habia estado tirando encima de aquel escritorio.
– Genial. ?Y tu?
– Bien. Feliz. Estuviste magnifico en el debate.
– Gracias. Tengo que admitir que estaba algo preocupado por la ventaja que Riley llevaba en las encuestas. Pense que tendriamos que contar de nuevo con nuestro fotografo, pero ya no. Riley va a perder las elecciones sin que yo tenga que esforzarme.
– Lo se. No me puedo creer que sea lo suficientemente estupido como para liarse con Gracie Landon. Menuda zorra -dijo la mujer-. Sin embargo, nosotros llevamos las de ganar. Dentro de un par de semanas, tu seras reelegido Y Riley Whitefield lo habra perdido todo.
– Incluso los noventa y siete millones de dolares de su tio -suspiro Franklin con satisfaccion-. Aunque ya sabes que no nos quedaremos con todo.
– No importa -dijo ella-. Me conformo con cuarenta millones como premio de consolacion. Donovan Whitefield fue muy amable al dejar el grueso de su patrimonio a la Asociacion para Huerfanos de Gran Caiman.
– Si. Siempre le gusto ayudar a los que resultaban menos afortunados que el. Especialmente a sus amigos. Fue el quien me sugirio las islas Gran Caiman. El resto del patrimonio ira a parar a las manos de organizaciones beneficas reales para que todo parezca legal. Me pregunto lo que Riley diria si supiera que su tio se lo ha preparado todo para que fracase.
– No lo sabra nunca. En vez de eso, va a perder las elecciones y a marcharse de aqui con el rabo entre las piernas.
– Entonces, tu y yo haremos las maletas y nos marcharemos.
– Me muero de ganas -susurro ella-. Quiero estar contigo.
– Yo tambien.
– Te amo, Franklin.
– Yo tambien, cielo.
El restaurante mexicano de Bill tenia una comida deliciosa, pero no era famoso por su ambiente.
Era muy normal, rayando en lo hortera, lo que creaba a Gracie un dilema a la hora de elegir que ponerse.
Queria estar fantastica. Despues de todo, Riley y ella iban a ser el centro de atencion de aquella noche. Todo el mundo hablaria de ellos y Gracie queria que una de las cosas que comentaran fuera lo fantastica que ella estaba.
Era justo. La ultima vez que habia generado tantas habladurias con Riley tenia catorce anos y, tal y como lo habia definido la senora Baxter, vecina de su madre, era muy poco agraciada. Largas piernas y brazos, plana, con un cabello que jamas tenia buen aspecto, aparatos en los dientes y acne. Horror.
El tiempo lo habia cambiado todo. Aunque no fuera una reina de la belleza, no estaba mal. Queria celebrar sus curvas, su brillante cabello y un rostro libre de imperfecciones.
Se miro en el espejo tratando de no fijarse en los rulos que tenia en la cabeza. Decidio que queria ponerse falda, dado que se habia depilado y se habia aplicado una crema de bronceado en las piernas que le daba un bonito color.
– La falda color caqui con el jersey azul cielo, no estaria mal -musito.
Mientras estaba buscando en el armario para sacar la falda, alguien empezo a llamar a la puerta. Miro el reloj y vio que eran las seis. No podia ser Riley.
Rapidamente, se dirigio a la puerta. La abrio y, al ver quien estaba al otro lado, tuvo que contener un grunido.
Era Vivian. Su hermana tenia el rostro cubierto de lagrimas. Su primer instinto fue consolarla, pero entonces: recordo que era la hermana que queria una boda por todo lo alto, pero que, en realidad, se negaba al compromiso de estar casada.
– ?Que pasa ahora?
– Se ha terminado -confeso Vivian entre sollozos mientras entraba en la casa-. Con Tom.
– ?Otra vez?
– No lo entiendes -susurro Vivian, entre lagrimas-. Antes era yo. No hacia mas que decirle que no habria boda y me marchaba. Solo queria que me dedicara algo de atencion. Parecia estar muy serio ultimamente. Sin embargo, anoche, cuando volvi a discutir con el, se, quedo muy serio. Esta manana ha venido a verme y me dijo que se habia terminado. Para siempre. Que yo no estaba preparada para casarme con nadie. Me dijo que era una inmadura, que me ama, pero que no va a verme hasta que yo crezca un poco.
– Vaya, lo siento.
– No se que hacer. No quiere hablar conmigo. Y lo dice en serio. Me dijo que cada vez que yo cancelaba la boda le hacia mucho dano, pero que a mi no parecia importarme. Me dijo que yo solo pensaba en mi. Que estaba mal que hubiera obligado a mi madre a pedir un prestamo para pagar nuestra boda. Que yo era una mocosa y que deberia sentirme avergonzada de mi misma.
Las lagrimas volvieron a caer. Gracie se acerco a ella, sin saber que decir.
– ?Has hablado con mama?
– No… Se va a enfadar mucho conmigo: Les ha contado a sus amigas todo lo de la boda y lo estupenda que va a ser. Si tiene que explicarle ahora a todo el mundo que se ha cancelado, se morira.
A Gracie le daba la sensacion de que su madre se disgustaria mas por el dinero que iba a perder.
– Estoy segura de que sus amigas comprenderan.
– ?Hablas en serio? Se divertiran mucho. Asi son. Sus hijas no cancelaron sus bodas. Mama va a matarme.
– Mira, se que todo esto parece horrible en estos momentos. Te duele y no parece haber solucion, pero mejorara. Ahora dispones de un poco de tiempo para saber lo que realmente quieres. ?Es Tom el hombre con el que quieres pasar el resto de tu vida?
– Por supuesto que si. Por eso me queria casar con el. Solo decia que no me casaba para que el me prestara atencion.
– ?Y por que no hablaste simplemente con el y le pediste que te prestara atencion?
– Por favor… Como si lo hiciera alguien. ?Has tenido novio alguna vez?
– Muchos y hace bastante tiempo aprendi que no resulta muy inteligente jugar. Si escuchaste atentamente lo que Tom te dijo, lo unico que quiere es que seas sincera con el.