– ?Haria yo algo asi? -pregunto Reid con tono de inocencia.
– Sin pestanear -contesto Cal antes de ir al recibidor.
Reid siguio a Lori hasta la cocina.
– ?Que tal va todo con Penny? -pregunto el.
– No he oido gritos y eso es una buena senal.
– Si…
El empezo a sacar la comida y ella hizo lo mismo, pero tuvo que hacer un esfuerzo para no decir nada al abrir envases con alitas de pollo, salsas variadas, ensalada de espinacas con alcachofas, gambas fritas, patatas y taquitos. Oyo una risa detras de ella y se dio la vuelta.
– Dilo -la animo Reid con una sonrisa-. Estas deseando gritarme por la comida, ?verdad?
– No se a que te refieres.
– Mentirosa.
Estaba tan cerca de ella que podia ver los tonos marrones y dorados de sus ojos. Sonrio levemente y ella se estremecio. La comida dejo de importarle y quiso estrecharse contra el para repetir la escena del beso. Algunos detalles lo impidieron. Por ejemplo, que, salvo el fugaz beso al saludarla en su casa, no habia vuelto a intentarlo, y que, ademas, no estaban solos en la casa. Sin embargo, el verdadero motivo fue el miedo a que la rechazara. Reid era de los que tomaban lo que querian y ella estaba alli, casi suplicandolo. Que no hiciera nada era muy elocuente.
– No le gusta la comida -dijo el.
Ella tardo un instante en saber a que se referia.
– Seguro que es muy buena -contesto Lori.
– No te parece sana -replico el.
– Yo no voy a comerla.
– Vamos, Lori -Reid sonrio un poco mas-. No te reprimas. Estas deseando gritarme y yo oirte. A lo mejor lo entiendo. Grasas, calorias vacias, nada de verdura… Bueno, menos las espinacas y las alcachofas. Algo es algo, ?no?
Las ganas de besarlo se esfumaron entre la indignacion. Sabia que estaba metiendose con ella, pero no le importo. Una buena discusion sobre sus habitos alimenticios podria conseguir que se olvidara de cuanto le dolia desear a alguien que no la correspondia.
– Eres un adulto, no un adolescente. Mas aun, has sido un atleta. Te han ensenado lo que le conviene a tu cuerpo. Esta bazofia te matara. Esa es la mala noticia. La buena es que moriras lentamente y tendras tiempo de disfrutar de tu viaje a las tinieblas.
– Asi me gusta.
– Lo digo en serio -Lori entrecerro los ojos-. Come verdura y fruta. Para esto, bebete un litro de lejia y acabarias antes.
– No va a hacerte caso.
Ella se dio la vuelta y vio a Cal en la puerta.
– Lo se. Me deshago porque lo necesito, no porque quiera cambiarlo.
– Bien hecho -Cal se acerco a ella-. Aunque si hay alguien capaz de hacerle entrar en razon, creo que serias tu. Parece que puedes obrar milagros.
A ella se le paro el pulso por un instante. ?Podia cambiar a Reid? ?Como? ?Le habia dicho algo a su hermano? ?Cal habia captado que a el le gustaba ella o que el…?
– No se que le has hecho a Gloria -siguio Cal-, pero es increible.
?Se trataba de Gloria! Lori recupero el pulso.
– Solo le hice ver las posibilidades -contesto ella con un tono jovial que intento parecer convincente-. Ella tomo la decision de cambiar. Es un proceso que lleva tiempo, pero va bien.
– Mejor que bien -apostillo Cal-. No se como agradecertelo.
– No hace falta que me lo agradezcas.
Reid le rodeo los hombros con un brazo.
– ?Las elijo bien o no?
– A mi no me enganas -replico Lori-. La agencia de enfermeras te mando una lista de nombres y elegiste al azar.
– Eso no lo sabes -Reid parecio ofendido.
– Apostaria algo.
– No se traga tus cuentos -intervino Cal-. Me gusta.
– Hace que sea sincero -reconocio Reid-. Nadie lo habia conseguido.
Lori intento complacerse con el cumplido, pero no queria conseguir que Reid fuera sincero, queria conseguir mantenerlo despierto durante noches de placer desenfrenado.
– Sincero, ?eh? -Cal arqueo las cejas-. Interesante…
– Si… Fascinante -farfullo Reid-. Vamos a comer. Gloria tendra hambre.
– Ni hablar. Tu abuela no va a comer esa comida espantosa.
– Crees que lo sabes todo, pero no -replico Reid mientras se apartaba de ella.
Entonces, el le dio el plato de alitas de pollo con el cuenco de salsa en medio.
– Cal, lleva el resto -siguio Reid-. Yo llevare platos y servilletas. Dile a Penny que no quiero quejas sobre la comida. Ahora que es una chef consumada, se queja demasiado.
Lori se sintio incomoda mientras llevaba el plato a la habitacion de Gloria. Habia demasiada familia y no queria que nadie creyera que daba por supuesto que era una mas. Sin embargo, cuando entro, vio que habia cuatro sillas junto a la cama de Gloria. Lori dio vueltas con la comida y los platos hasta que Reid la sento en una silla y se sento a su lado.
– Yo deberia… -empezo a decir hasta que Reid le dio un plato lleno de comida frita.
– Come -le ordeno el.
– Pero…
Reid agarro un taquito y se lo puso entre los labios.
– Come.
Ella comio y la conversacion fue como la seda. Escucho mientras hablaban de los negocios y de la familia. Ya conocia a Walker y podia situarlo, pero todavia no habia visto a Dani, la hermana de Reid y Cal.
– Walker le ha tomado la medida al negocio -comento Cal-. Las ventas han aumentado
– Eso me fastidia un poco -reconocio Penny-. Me he ausentado durante casi dos meses. ?Como han podido aumentar las ventas sin que yo supervisara las comidas? No soporto la idea de ser sustituible.
– Nunca lo seras -le dijo Cal.
Gloria mastico y trago.
– Evidentemente, has dejado una plantilla bien formada. Ademas, Walker dijo que habia aumentado la publicidad. Eso no habria servido de nada sin tus magnificos menus.
Cal y Penny se intercambiaron una mirada de perplejidad.
– Gracias -susurro Penny.
Lori se sintio como una madre orgullosa que presenciaba la primera representacion de su hija. Quiso recordarles a todos que Gloria no era mala. Solo se habia descaminado, pero prefirio no decirlo y estropear el ambiente. A cambio, disfruto de esa comida mortifera y de la proximidad de Reid. Era una sandez absoluta fingir que todo aquello era real. Fingir que era una mas y que Reid… ?que? ?Que le gustaba Reid?
El anhelo era tan intenso como estupido. Si fuera amiga de alguien en su situacion, le aconsejaria que se olvidara de un hombre que estaba fuera de su alcance y que siguiera con su vida; perdia el tiempo sonando.
Reid le paso un par de alitas de pollo.
– Es una receta secreta -le susurro al oido-. Te encantaran.
El le guino un ojo mientras hablaba. Hablando de encanto, ella ya sabia mas cosas de su pasado y no podia pensar que tenia la misma profundidad emocional que una galleta. Era algo mas que un hombre guapo. Eso le sirvio de poco. El seguia tan lejos de su alcance como la luna y ella era como un lobo que aullaba por lo que nunca alcanzaria.