– No es una relacion -replico el-. Es sexo, pero si.

– ?Las mujeres lo hacen? ?Van y se ofrecen?

– Con frecuencia.

– ?No tienes otro requisito?

– Nada de maridos ni novios formales -Reid sonrio-. No quiero que me aticen.

– Entonces, si pudieras persuadir al marido, ?las casadas te parecerian bien?

El nego con la cabeza.

– Era una broma, Lori.

– No estoy muy segura. No puedo creerme que sea tu unico limite. ?Ni la edad ni el aspecto?

– Me gustan las mujeres; todas las mujeres. Siempre me han gustado.

– No eres tan libidinoso. Tienes sentimientos. Tienes que querer algo mas.

– ?Por que? ?Porque tu lo hagas?

No estaba dispuesta a hablar de ella.

– Porque eres una persona, no una maquina sexual.

– Me gusta la idea de ser una maquina sexual -Reid sonrio.

– Reid, estoy hablando en serio.

– ?Por que? ?Que buscas? Quieres descifrar esto, pero ya sabes las respuestas. No lo compliques mas. Las mujeres se ofrecen y acepto. Nada mas.

Ella quiso acusarlo de mentiroso, pero tuvo la sensacion de que estaba diciendo la verdad.

– Me ofende que haya mujeres tan estupidas que van ofreciendose.

– ?Por que? Consiguen lo que quieren.

Ella tuvo la sensacion de que era verdad.

– ?Y tu? ?Consigues lo que quieres? No me creo que no pidas mas de ti mismo. Segun tu, si yo te dijera: «Hola, grandullon, ?quieres un poco de marcha?», ?te acostarias conmigo ahora mismo?

Ella no habia pensado la pregunta, estaba hablando por hablar, pero lo habia dicho y nunca habia estado tan espantada. Reid la miraba como no la habia mirado nunca. Ella capto toda su virilidad y como lo anhelaba. Habia manifestado su deseo y al hacerlo se habia expuesto al mayor de sus temores. Iba a rechazarla. El la apreciaba lo suficiente para hacerlo con delicadeza, pero el resultado seria el mismo, la dejaria destrozada.

– Tengo que marcharme -dijo ella mientras se levantaba-. Estas ocupado y tengo que ir a casa. Ha sido estupendo, pero…

El se levanto y la agarro de la mano. Ella intento zafarse, pero el no la dejo. Se le oscurecio mas la mirada sombria, pero no en el mal sentido, sino como si ardiera sin llama. ?Que le pasaba? Se pregunto ella. Era una pregunta ridicula, lo que le pasaba media dos metros, era puro musculo y con un atractivo fisico que la dejaba temblando.

– No soy tu tipo -dijo el mirandola fijamente, como si quisiera adivinar lo que estaba pensando.

Ella abrio la boca y volvio a cerrarla. ?Que podia decir a aquello? El se acerco un paso mas. La humillacion era inevitable. ?Por que no acabar con aquello para que pudiera tocar fondo y empezara a intentar reponerse?

– Jamas, ni en un millon de anos, te gustaria alguien como yo -siguio el-. Crees que soy superficial e inutil.

– Eso no es verdad -replico ella como impulsada por un resorte-. Creo que tu…

Siempre habia oido decir que las personas usaban menos del diez por ciento de su cerebro y eso dejaba mucho terreno inexplorado. De repente, su undecimo porcentaje cobro vida.

– Crees que no me gustas -siguio ella casi sin creer que fuera verdad-. Tienes miedo de que crea que ocupas un espacio esteril.

– No tengo miedo. Me has dicho exactamente eso de todas las formas posibles.

Efectivamente, se lo dijo la primera vez que se conocieron. Sin embargo, ?que podia importarle su opinion? No existia la mas minima posibilidad de que ella le gustara, ?o si? Eso hizo que pensara que quiza lo hubiera ofendido. No era probable, pero una vez que lo habia pensado no podia dejar las cosas asi.

– Reid, no tengo mala opinion de ti -susurro ella-. No puedo. No eres como me imaginaba -Lori sonrio-. Algunas veces eres peor, pero, en general, eres mejor.

El le tomo una mano y la miro a los ojos. Su mirada tenia algo absorbente, algo que hizo que se inclinara hacia delante con esperanza.

– Me desconciertas completamente -reconocio el-. Prefiero las mujeres simples.

Lori se sintio fuera de lugar. Se solto y dio un paso atras.

– No te entretendre mas.

Fue a darse la vuelta, pero se lo encontro otra vez delante. La estrecho contra si en medio de maldiciones en voz baja. Era un disparate, pero la beso en los labios y el disparate se torno en algo increible. Ella no se aparto porque ni pudo ni quiso. Se entrego al lento roce de sus labios. Fue un beso sexy y cautivador, pero daba a entender que tenian todo el tiempo del mundo.

El le paso el pulgar por el labio inferior. Ella quiso morderselo, pero habria sido agresivo y muy sexual, algo que no habia hecho nunca. Se quedo quieta y sintiendose ridicula.

– Tranquila -Reid la estrecho con mas fuerza, le quito las gafas y las dejo en la mesita-. A no ser que no quieras hacer esto…

Ella no sabia muy bien que era «esto», pero si implicaba sentir su musculoso pecho contra los pechos y sus muslos contra los de ella, estaba deseandolo.

– Estoy bien -susurro.

– ?Bien? -pregunto el con tono burlon-. ?Caray! Estoy emocionado. He conseguido que te sientas bien. A lo mejor me merezco lo que han dicho de mi en el periodico.

Ella quiso bromear tambien, pero estaba asustada. Lo miro a los ojos para buscar inspiracion.

– Reid, yo…

No se le ocurrio nada. No sabia como iba a acabar aquello, pero no queria que el parara. Sin embargo, ?como podia decirselo? Decidio no decir nada, se inclino un poco mas y lo beso. Fue un beso casi casto, un roce de los labios con las manos apoyadas en el pecho de el. Ella noto su calor como si le irradiara de todo el cuerpo. Tambien noto que olia a limpio y tentador al mismo tiempo. A hombre, pecado y sexo. El anhelo se adueno de ella. Quiza fuera como las demas mujeres que se ofrecian a el con la esperanza de que las tomara. Si era asi, no podia hacer nada para evitarlo. Temia que la rechazara, pero por una vez en su vida, en lo que se referia a los hombres, temia mucho mas no intentarlo.

Se puso de puntillas, lo abrazo del cuello y volvio a besarlo. Esa vez intento transmitirle todo su deseo con algo tan sencillo como un beso.

Por un instante, no paso nada. Sin embargo, cuando la humillacion hacia presa de ella, el la abrazo y le devolvio el beso. Las lenguas se encontraron. El le acaricio la espalda hasta alcanzarle el trasero. Cuando lo tomo entre las manos, ella sintio una oleada de deseo. Instintivamente, se arqueo y noto la ereccion de Reid contra el vientre. La felicidad exploto en su cerebro como una nube de confeti. Los hombres no podian disimular esa dureza. Estaba tan feliz que empezo a reirse. El se aparto para mirarla.

– Vas a complicarlo todo, ?verdad?

– No -ella no podia dejar de sonreir-. Estoy disfrutando el momento.

– No deberias reirte…

– ?Hay normas? -bromeo ella mientras lo estrechaba mas para cimbrearse contra su ereccion-. Vamos, Reid, tambien podemos divertirnos.

– No creia que fueras de las que se divierten.

Normalmente, no lo hacia, pero esa no era una circunstancia normal.

– No me divierte jugar al prisionero que se escapa y la mujer del vigilante, pero tampoco me gusta que todos los momentos sean solemnes.

– ?Has jugado alguna vez al prisionero que se escapa y la mujer del vigilante? -pregunto Reid con incredulidad.

– No.

– Entonces no puedes saber si te gusta -Reid se aparto y la tomo de la mano-. Vamos.

Вы читаете Inmune A Sus Encantos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×