Era todavia temprano, pero Courtney iba encantadoramente vestida con una faldita vaporosa y una camiseta cenida. Su largo pelo brillaba y su maquillaje era perfecto.
– Katie -parecia sorprendida-. ?Que te ha pasado?
– He estado entrenando.
– Tienes un aspecto horrible -entorno los ojos-. ?Seguro que estas bien? Estas muy colorada.
– Me pasa cuando hago ejercicio -contesto Katie alegremente, e intento rodear a su hermana, pero las puertas del ascensor se cerraron. Suspirando, volvio a apretar el boton.
– Se que tienes que entrenar por lo de tu peso, pero no deberias salir asi en publico. Alex siempre dice… - Courtney se interrumpio y sonrio, tensa-. ?Has dormido bien?
Katie podria haber insistido en que le contara que decia Alex. ?Que no estaba en su mejor momento por la manana? ?Que no se despertaba alta y radiante? Pero luego decidio que no le importaba.
– Muy bien -dijo-. ?Y tu?
En lugar de contestar, su hermana le puso una mano en el brazo.
– Se que es duro para ti.
?Dormir? No tanto. La mayoria de las noches le resultaba facilisimo.
– ?El que?
– Verme con Alex.
– He tenido casi un ano para acostumbrarme.
– Lo se, pero esto es distinto. Vamos a casarnos. Se que creias que eras tu quien iba a casarse con el.
– Ya no -le aseguro Katie mientras para sus adentros rezaba por que llegara el ascensor y la rescatara-. Estoy perfectamente.
– Mama ha tenido que pagarte un acompanante.
Katie contuvo el aliento.
– Jackson no es un gigolo. Nadie le paga -al menos, eso creia-. Es un amigo de la familia -mas o menos.
– Aun asi -Courtney parecia sentir lastima por ella, lo cual no contribuyo a que Katie se sintiera mejor-. Es tan triste que haya tan pocos chicos que vean mas alla de las apariencias… Yo no podria soportarlo. Debes de sentirte muy sola.
«Me quiero morir», penso Katie. «O podria matar a Courtney». Antes de que pudiera tomar una decision, llego el ascensor y practicamente se arrojo dentro.
Cuando se cerraron las puertas, se prometio a si misma tomar vino en la comida.
Capitulo 5
Katie se ahueco los rizos y los rocio con laca por tercera vez desde que habia empezado a usar el rizador. Mientras no saliera ardiendo, todo iria bien.
La cena de esa noche era para dar oficialmente la bienvenida al resto de los miembros de la familia, que habian llegado ese dia, y para festejar a la feliz pareja. Era una cena mas bien formal, asi que habia elegido un vestido de fiesta que le sentaba como un guante. Le habia costado mas de la cuenta porque se lo habian hecho a mano, pero habia valido la pena, penso mientras dejaba el spray fijador y se volvia para verse por detras. Con la luz adecuada, y con sus tacones de ocho centimetros, casi podia pasar por alta.
Teniendo en cuenta como habia empezado el dia, se merecia un poco de diversion por la noche. Aunque para ser sincera, tras aquel horrendo comienzo el dia habia transcurrido razonablemente bien. Habia pasado la manana recibiendo al resto de sus familiares a medida que llegaban. Jackson habia estado muy guapo y muy simpatico a la hora de la comida. Se habian sentado en una mesa en la que no estaba Courtney, y Ariel habia dado senales de vida. Katie estaba dispuesta a considerarlo una victoria.
Salio del cuarto de bano y fue a recoger su bolso. Cuando casi habia llegado, llamaron a la puerta. «Jackson», penso, y el corazon se le acelero un poco mas de lo debido. Justo a tiempo.
Efectivamente, su pareja estaba en la puerta, muy guapo y sexy con un traje oscuro, camisa blanca y corbata gris.
– ?Voy bien? -pregunto-. He traido un esmoquin.
– Estas fantastico -contesto ella sinceramente, pensando que no habia nada mejor que un hombre guapo, puntual y dueno de un esmoquin-. Voy a tener que interponerme entre la tia Tully y tu.
– Te lo agradeceria. Aunque en la comida me ha parecido que estaba mas interesada en el padre del novio.
– Eso si que seria un espectaculo -Katie tomo nota de que debia pasarle la informacion a su madre. Aunque todavia no la habia perdonado por la escenita del ascensor. Saber que sus padres tenian vida sexual era una cosa, y tener que oir los detalles, otra bien distinta.
– ?Que tal te encuentras? -pregunto el.
Ella comprobo que llevaba la llave de la habitacion en el bolsito de pedreria y tiro de la puerta.
– Estoy bien. Contando los dias para que esto acabe. ?Y tu?
– No es mi familia -replico Jackson-. Aunque he decidido que, cuando me case, quiero una ceremonia sencilla. Y que todo se haga en un dia.
– Tienes razon. Esto es un infierno: no se acaba nunca.
Como los invitados eran cada vez mas numerosos, la cena iba a celebrarse en una parte del salon de baile pequeno. El sabado tendria lugar alli la ceremonia, despues de la cual habria un banquete en el salon de baile grande.
Al acercarse a la fiesta, Katie oyo risas y el tintineo del hielo en las copas. Se preparo mentalmente para pasar una noche entera con su familia al completo. Pero cuando se disponia a entrar en el salon, Jackson la retuvo en el pasillo.
– Quiero que sepas que estas preciosa -le dijo mirandola a los ojos.
Katie veia sus gruesas pestanas, el destello de admiracion de su mirada. Aunque siempre habia deseado ser mas alta, tenia que reconocer que era agradable que un hombre se cerniera sobre ella. Al menos, aquel hombre.
– Gracias -murmuro-. Eres muy bueno.
El fruncio el entrecejo.
– ?Como dices?
– Que eres muy bueno.
Jackson fruncio mas aun el ceno.
– ?Te digo que estas preciosa y tu me insultas?
Aunque tenia una expresion feroz, Katie vio que tensaba un poco la boca. Como si intentara no sonreir.
– ?Como es posible? -pregunto, severo-. Me marcho.
Ella reprimio las ganas de reir.
– Espera, Jackson. Lo siento. No eres bueno.
El siguio con el ceno fruncido.
– La verdad es que eres… -vacilo, y luego bajo la voz- malo. Muy malo. Ya me advirtio mi madre sobre ti.
– Eso esta mejor -refunfuno el-. Conviene que lo recuerdes.
Luego se inclino para besarla. Katie tenso los musculos, expectante, y contuvo el aliento. Sus labios temblaban de emocion.
– Ah, ahi estas -una voz aguda y tremula hizo que la emocion de Katie se convirtiera en pesadilla-. Katie, tesoro, ven a darme un beso.
Katie se aparto de Jackson y sonrio a la ancianita que se acercaba a ella.
– Nana -dijo, y avanzo hacia ella.
Conteniendo el aliento, ya que por motivos que nadie lograba explicar, Nana Marie siempre olia a pescado, Katie se inclino y beso su mejilla apergaminada.
– Buena chica. Dejame verte.
Katie se quedo quieta y despues, respondiendo a una sena de Nana, dio una vuelta.