– ?No me vas a invitar a entrar?
Willow no tenia nada que decirle, pero ?por que no?
– Si, entra.
Willow abrio la puerta y lo dejo entrar. Chuck miro a su alrededor y sonrio traviesamente.
– Igual que siempre -dijo el-. Esta todo muy bonito.
?Bonito?
– Si no recuerdo mal, solias decir que la decoracion de mi casa era tan femenina que daba ganas de vomitar.
– ?Eso decia? No hablaba en serio. Tienes mucho gusto, Willow.
Chuck se le acerco y la rodeo con sus brazos.
– Y tambien estas muy guapa. Sensual.
?Sensual?
– ?Desde cuando? -pregunto ella-. Despues de la unica vez que nos acostamos juntos me dijiste que me considerabas como una hermana.
– No, no lo dije en serio.
Willow se aparto de el, entro en la cocina y sirvio dos vasos de te con hielo.
Chuck se apoyo en el mostrador de la cocina.
– Siguiendo tus consejos, he cambiado de vida, Willow. Me fui a vivir a Tucson, encontre trabajo y he ahorrado dinero. Tambien gane mucho dinero jugando al poquer y lo inverti en una empresa. Me va muy bien y ahora estoy ahorrando para comprarme una casa.
– Me alegro por ti -dijo Willow con sinceridad.
– No quiero volver a llevar la vida que llevaba antes -le dijo Chuck-. Te necesito, Willow. Me siento mejor cuando estoy contigo. Por eso, se me habia ocurrido que podrias venir conmigo. Podriamos vivir juntos durante un tiempo y si las cosas nos fueran bien podriamos casarnos. Quieres casarte, ?no? ?Y tener hijos?
Un ano atras Willow no habria tardado ni un segundo en decir que si. Ahora, no sentia nada.
?Que le pasaba?
– Te deseo lo mejor. Estoy muy orgullosa de ti, del cambio que has dado en tu vida… pero no tengo ningun interes en irme a vivir a Tucson.
Chuck volvio a acercarsele y le puso las manos en las mejillas.
– Eh, Willow, he vuelto.
Entonces, Chuck bajo la cabeza y la beso.
Willow espero la llegada de la incipiente pasion; o, al menos, un deseo de venganza. Al fin y al cabo, Chuck, despues de haberse acostado con ella, le dijo que no le gustaba en ese sentido.
No le devolvio el beso. ?Que sentido tenia?
Chuck se enderezo.
– ?Que pasa?
– Nada -respondio ella con honestidad, casi contenta-. Absolutamente nada.
– Te he dicho que quiero vivir contigo -dijo Chuck-. Estabas esperandome, ?no?
– Parece ser que no -lo informo Willow, haciendo un esfuerzo por no sonreir. Se sentia libre y en paz consigo misma.
– Pero…
Willow retrocedio unos pasos.
– Chuck, estoy contenta de que hayas encontrado lo que querias y me alegro de haberte ayudado. Pero no me necesitas. Sera mejor que encuentres a otra mujer a la que realmente ames y con la que quieras formar una familia. Una mujer que te haga feliz.
– Yo te quiero a ti -insistio el.
– No lo creo. La cuestion es que yo siempre te ayudaba. Pero ya no me dedico a eso, no necesito hacerlo. Te ira bien.
Chuck parecia mas confuso que disgustado.
– He vuelto para llevarte conmigo.
– Te lo agradezco, pero no.
– Estabas enamorada de mi.
– Ya no -quiza nunca lo hubiera estado. Quiza hubiera sido una fantasia.
Willow miro el reloj de la pared y anadio:
– Bueno, tengo cosas que hacer. Tengo que salir.
Chuck la agarro de un brazo.
– ?Se trata de otro hombre?
«Ojala», penso Willow, consciente de que se habia curado de desear a hombres que no la deseaban.
– No. Se trata de un gato. Estoy cuidando del gato de un amigo.
– Si es por el dinero, te lo devolvere -dijo el.
Si, cuando los elefantes volaran.
– Estupendo.
Willow le quito la mano de su brazo y, con cuidado, lo empujo hacia la puerta, al tiempo que, en el camino, agarraba su bolso y las llaves.
– Gracias por pasarte por aqui. Me alegra haberte visto, Chuck. Te deseo lo mejor del mundo.
Una vez que estuvieron fuera, Willow cerro la puerta con llave y se dirigio a su coche.
– Adios y buena suerte -le dijo a modo de despedida.
El no le respondio. Willow puso en marcha el vehiculo y se marcho. Despues de dar varias vueltas por el barrio, cuando estaba segura de que Chuck se habia ido, regreso a su casa.
Entro en su piso y recogio unas velas y mas pastas que habia hecho. Queria darle una sorpresa a Kane. Queria hacerle un recibimiento en toda regla.
Fue a casa de Kane y entro. Jazmin maullo a modo de saludo. Willow se agacho junto a la gata y la acaricio. Dos de las crias habian abierto ya los ojos.
– Hola, pequenos -dijo ella con voz queda-. Estais ya muy mayores. Si, si que lo estais. ?Sabeis quien viene esta tarde? Kane. ?Estais contentos de que venga? Yo si.
Despues de dar de comer a Jazmin y de limpiar el cajon de arena, Willow salio, fue a su coche y saco las bolsas. Estaba a punto de entrar otra vez cuando oyo un ruido extrano.
Chuck, en su moto, llego hasta la casa y se detuvo. Se quito el casco y camino hacia ella.
– Se trata de un hombre -dijo el-. Me has mentido.
– Yo no te he mentido. Te he dicho que estaba cuidando de un gato. ?Quieres verlo?
Chuck le quito una de las bolsas y miro el contenido.
– Velas y pastas. Te conozco, Willow. Se trata de otro hombre.
– ?Y que? ?Por que te sorprende? Es mi vida Chuck. Tu has estado meses ausente y no ha sido la primera vez que te has marchado. ?Creias que iba a estar esperandote?
La expresion de perplejidad de el le indico que la respuesta era afirmativa. Que estupidez.
– Antes siempre me habias esperado.
– Ya no. Mi vida ha cambiado.
– ?Quien es ese tipo?
– Somos amigos solamente.
– No te creo -Chuck dejo la bolsa en el suelo y se acerco mas a ella-. ?Quien es?
Willow nunca habia visto a Chuck tan enfadado. Y cuando lo vio alzar una mano, por un segundo creyo que iba a pegarle.
Kane rodeo con el coche la curva del camino y, delante de su casa, vio a Willow y a un tipo que no conocia. Le llevo menos de dos segundos reconocer el miedo en el lenguaje corporal de Willow y una amenaza en la forma en que aquel hombre alzaba la mano.
Aparco y salio del coche.
– ?Es este? -le pregunto aquel intruso a Willow mientras el se acercaba-. ?Es por el por lo que no quieres volver conmigo?