– Voy a estar fuera dos noches -dijo Kane-. Si pudieras ir a dar de comer a la gata…

– No te preocupes, lo hare -respondio Willow sonriente-. Me encargare de la comida y del aseo de los gatos, pero tendras que darme las llaves de tu casa.

– Si.

Willow agarro otra bolita.

– Sera como si vivieramos juntos.

Kane la miro fijamente.

– No, no vivimos juntos.

– Yo no he dicho eso exactamente.

– Lo has insinuado. Solo vas a cuidar de la gata, eso es todo. La gata que te empenaste en que me quedara yo. No deberia tener una gata.

– Pero la tienes.

Kane apreto los labios.

– Tu encargate de la gata y nada mas. Y no rebusques entre mis cosas.

Willow fingio sentirse insultada.

– ?Crees que haria semejante cosa? Por favor, Kane, ?cuando he violado yo tu espacio?

– ?Quieres que te haga una lista? Te conozco -gruno el-. Eres una cotilla.

Era muy divertido, penso Willow contenta. Kane era adorable cuando se enfadaba.

– Te prometo que no lo hare.

– No te creo.

– Eh, yo no miento. He dicho que no curioseare.

– Si lo haces me dare cuenta. Probablemente.

– Te he dado mi palabra -lo informo ella-. Respetare tu intimidad.

Kane la miro durante un segundo; luego, dejo la llave de su casa encima del mostrador de la cocina.

– Voy a ensanarte una cosa -anadio Willow.

Al momento, se levanto, fue al cuarto de estar y agarro un catalogo que tenia encima de una mesa de centro de cristal y bambu.

– Mira -le dijo agitando la revista en la mano-. Es del semestre de primavera de la escuela tecnica de mi barrio. Voy a apuntarme a clases para montar un negocio. Y tambien he estado buscando trabajo en invernaderos.

Willow se interrumpio para darle efecto a la noticia.

– Tengo una entrevista el jueves -anadio.

– Me alegro mucho -dijo Kane, relajandose.

– Gracias. Te lo debo a ti.

– Lo unico que he hecho ha sido mencionar la posibilidad, lo has hecho tu todo.

– Te debo un favor -insistio ella.

Kane se puso tenso otra vez.

Willow sonrio traviesamente.

– ?Te estoy poniendo nervioso? No era mi intencion.

– Si, me estas poniendo nervioso.

– Esta bien, pero no es para preocuparse. Admitelo, Kane, no habias conocido nunca a nadie como yo y te estas encarinando conmigo.

– Como me encarinaria con el moho -Kane se cruzo de brazos-. Ya veo que te sientes mejor. De nuevo con autoridad y descarada.

«Descarada». ?Era asi como la veia?

– No te hagas ilusiones -anadio Kane.

– Claro que no. Tu no quieres tener una relacion. ?Y amigas?

– No.

– Ni novias, ni familia ni amigos. Es lo mas triste que he oido en mi vida -murmuro Willow.

?Era realmente posible que no quisiera a nadie y que nadie lo quisiera? Empezo a ponerse muy triste.

– No vayamos por ese camino -le advirtio.

– ?Que camino?

– Ninguno que a ti te importe. Es mi vida y me gusta.

– ?Es que nunca quieres algo mas?

– No.

Sin pensar, Willow cruzo la distancia que los separaba y lo abrazo. Kane le aparto los brazos.

– No quiero esto, Willow.

– Puede que yo si. Aceptalo y dame un abrazo.

Willow penso que el iba a ignorarla; pero, por fin, sintio los brazos de Kane alrededor de su cuerpo.

Se mantuvieron abrazados. Kane era el hombre mas peligroso que habia conocido en su vida; sin embargo, no le tenia miedo. Seguia haciendola sentirse segura y a salvo.

Willow alzo el rostro y lo miro a los ojos. La pasion que vio en ellos la dejo sin respiracion. El deseo se apodero de ella.

– Quieres acostarte conmigo.

Inmediatamente, Kane se aparto de ella.

– Eso no tiene importancia.

– Claro que la tiene. Es maravilloso. Vamos a acostarnos.

Willow le tomo la mano y tiro de el hacia el dormitorio, pero Kane se nego a moverse. Ella se dio media vuelta, encarandosele.

– ?Que demonios te pasa? -quiso saber Willow.

– Tengo motivos para seguir unas ciertas reglas de comportamiento.

– Eres un cabezota y tus reglas son estupidas.

– Eso es solo tu opinion -la informo el.

– Pero me deseas, lo se.

– Si, es verdad. Pero no voy a hacer nada.

– Kane…

Kane se acerco a la puerta.

– Volvere el jueves por la tarde.

El jueves por la tarde Willow dejo el coche a la puerta del edificio donde estaba su apartamento. No podia dejar de sonreir, la entrevista le habia ido muy bien. Beverly, la duena del invernadero, y ella habian hablado de plantas y jardines durante casi dos horas. Al final, Beverly no solo le habia ofrecido el puesto de trabajo sino que tambien habia aumentado el salario en dos dolares la hora, tras prometer mas subidas con el tiempo.

– Eres la clase de persona que estaba buscando -le habia dicho Beverly-. Es una suerte que hayas venido.

Tenia ganas de bailar de lo contenta que estaba, penso Willow mientras salia del coche y se dirigia a la puerta.

Pero su buen humor se disipo cuando vio una moto, que conocia muy bien, delante del edificio. Junto a la moto estaba un hombre alto y desgarbado.

Chuck habia vuelto.

De repente le extrano que esas tres palabras, en el pasado, hubieran despertado en ella la ilusion de que quiza hubiese regresado para quedarse. Chuck era una extrana mezcla de un hombre que necesitaba ayuda y, al igual que su padre, de un hombre que solo podia permanecer en el mismo sitio unos meses.

– Willow -dijo el mientras se le aproximaba-. Estas estupenda.

– Hola, Chuck.

Willow contemplo el largo cabello, los ojos de gato y la sonrisa sensual de Chuck, y se preparo para empezar a derretirse. Pero no le ocurrio esta vez. No sintio nada.

– Has cambiado la cerradura -dijo el senalando la puerta-. No he podido entrar.

– Si, he cambiado la cerradura -seis meses atras.

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