David abrio el expediente sobre el mercado negro de ninos. Aunque no tenian jurisdiccion para investigar el suelo ruso, tenian la teoria de que la mayoria de los ninos iban a parar a Estados Unidos.
– Siempre ocurre lo mismo -continuo Ainsley-. Los bebes estan sanos, son demasiado pequenos para ser adoptados oficialmente y desaparecen de sus cunas como por arte de magia. Todos tienen entre dos y ocho semanas y son tanto ninos como ninas -anadio y sacudio la cabeza-. Pero ahi terminan las coincidencias. Han sido robados en diferentes orfanatos y en diferentes ocasiones. Ninguno de los empleados de los orfanatos desaparece de repente, ni nadie tiene dinero extra. Los intrusos son estrechamente vigilados. Entonces, ?quien lo hace?
David se dio cuenta de que ella no preguntaba por que. El motivo estaba claro: por dinero.
Penso en Natasha y en Liz. No queria que aquello les sucediera a ellas.
– ?Ninguno de los bebes estaba en proceso de adopcion?
Ainsley sacudio la cabeza.
– No. Lo habrian estado si hubieran sido un poco mayores, pero ninguno habia avanzado mucho en el proceso. Ningun posible padre los habia visitado, si es eso a lo que se refiere.
El le dio el nombre de un par de contactos.
– Es posible que sepan algo.
– Gracias, jefe.
Cuando termino la reunion, David volvio a su despacho. Por el camino, iba pensando en los bebes secuestrados. ?Estarian comprandolos parejas desesperadas que no podian conseguir un hijo de ninguna otra manera?
Desde aquel pensamiento, no tardo mucho en llegar a Liz y al breve beso que se habian dado en el orfanato. No recordaba la ultima vez que alguien le hubiera gustado tanto. Claramente, habia una fuerte quimica entre ellos.
Dividido entre lo que queria y lo que era correcto, penso en retirar su ofrecimiento de cocinar aquella noche. Tenia el presentimiento de que si ella aparecia en su casa, no iban a conseguir cenar.
– Soy una boba -dijo Liz, mientras se secaba las lagrimas de las mejillas.
– Manana volvera a verla -le dijo Sophia mientras caminaban hacia las escaleras.
– Lo se. Es solo que estoy aqui y quiero llevarmela ahora. Detesto la idea de que pase otra noche aqui sola.
La adolescente se quedo mirandola fijamente.
– ?Quiere al bebe?
Liz se seco una lagrima y asintio.
– Mas de lo que puedas pensar -dijo. El dolor que sentia era cada vez mas intenso-. Intento consolarme pensando que solo seran unas cuantas horas mas y que despues podre llevarmela a casa y nunca nos separaremos.
A la salida del orfanato, Liz se detuvo y miro la fachada del edificio gris.
– Estara bien, ?verdad? -pregunto con desesperacion-. ?No creera que la he abandonado?
Los grandes ojos de Sophia tenian una mirada solemne.
– Estara aqui manana por la manana y pronto usted se la llevara a America y le dara una buena vida. Mucha gente viene y se lleva a los bebes a una vida mejor. Es asi, ?verdad?
– Eso espero.
Sophia sonrio ligeramente y despues espero con Liz al taxi al que habia llamado la muchacha. Liz habia pensado en volver al hotel a refrescarse un poco, pero de repente, estaba impaciente por llegar a casa de David.
Le entrego a Sophia el trozo de papel con la direccion de David, que le habia pedido cuando lo habia llamado un rato antes. La adolescente se la dio al taxista y le dio tambien unas cuantas instrucciones.
– La tarifa esta ya convenida. No le pague mas -le dijo Sophia a Liz.
– Gracias. Hasta manana.
Sophia se despidio de ella y se aparto del taxi. Liz se metio al asiento trasero y cerro la puerta. Veinte minutos despues, llego al elegante edificio donde vivia David y llamo al portero automatico.
– Hola -saludo David, segundos despues-. Pasa al portal. Yo bajare ahora mismo.
El timbre de la puerta sono y Liz entro en el edificio.
Despues de un par de minutos, oyo pasos en el marmol del suelo y se volvio. David bajaba por las escaleras curvas y se acercaba a ella. Le tomo las manos y la miro a la cara.
– Has estado llorando. ?Que ha pasado?
– Nada, nada. No queria dejar a la nina. Se que es una tonteria. Natasha ha vivido en ese orfanato desde que su madre la abandono, hace casi cuatro meses. Estara bien. Solo tengo que esperar hasta manana, lo se. Pero no queria.
El la abrazo y le dio un beso en el pelo.
– No es una tonteria. La quieres y quieres estar con ella.Tambien estas cansada del viaje y ademas, estas en un lugar extrano. Todo esto acaba pasando factura.
– Eres muy razonable -le dijo ella, abrazandolo con fuerza.
– Razonable, encantador y un gran anfitrion. Vamos arriba y te ensenare la casa.
– De acuerdo.
De mala gana, Liz lo solto. David la rodeo con un brazo y la acompano al ascensor. El viejo mecanismo se puso en marcha y subieron al quinto piso. Alli entraron al espacioso piso. Tenia techos muy altos y molduras de madera en las paredes.
– Es precioso -le dijo ella, observando las antiguedades y los muebles-. ?Lo has decorado tu mismo?
– No, no. Lo alquile amueblado. Tiene unas vistas preciosas, el precio esta bien y esta muy cerca del trabajo. ?Que te apetece tomar? ?Un vodka, una copa de vino?
– Me apetece un vino, gracias.
Los dos fueron a la cocina y alli David le sirvio una copa de vino blanco. Ella le dio un sorbo.
– ?Te sientes mejor?
– Es posible que necesite dos copas para alegrarme -respondio Liz, con un suspiro-. Lo siento. No estoy siendo una compania muy alegre.
– ?Prefieres dejarlo para otro momento?
– Prefiero quedarme. ?Lo soportaras?
– No eres dificil.
De repente, la tension estallo. Ella lo agradecio, no solo porque era una distraccion, sino tambien porque era parte de su relacion con David.
– Entonces, ?que soy?
– No me lo preguntes.
– ?Por que?
– Porque los dos sabemos lo que ocurrira.
– ?Que soy?
– Una fantasia.
– No se si estaria a la altura de eso.
– ?Quieres intentarlo?
Ella sonrio.
– Oh, si.
Capitulo 4
David se acerco a ella. Le quito la copa de vino de la mano, la dejo sobre el mostrador y despues beso a Liz. Al primer roce de sus labios, el calor fluyo entre ellos, la pasion exploto y lo unico que sintieron fue la desesperada necesidad de estar desnudos, piel contra piel.
Liz abrio los labios y contuvo la respiracion, impaciente por saber que sensaciones le produciria su lengua,