menciono que David trabajaba en la embajada estadounidense. Sophia se relajo un poco cuando el la saludo en ruso. Liz suspiro. Si hubiera sabido que algun dia adoptaria a una nina rusa, habria prestado mas atencion cuando su abuela intentaba ensenarle el idioma.
– Bueno, ?estas lista? -le pregunto Maggie.
Liz asintio y la asistenta social la condujo hacia la guarderia. Mientras se acercaban a la cuna de Natasha, atravesando una estancia llena de ninos, Liz no podia pensar ni respirar. El corazon le latia mas y mas deprisa. Por fin, diviso a una pequena morena que sonreia alegremente mientras observaba un movil de colores que estaba colgado sobre su cabeza.
– Natasha -susurro Liz, mientras se acercaba a la cuna y dejaba caer el bolso al suelo. Sonrio ante aquellos ojos enormes, las mejillas regordetas y la boquita perfecta.
– ?Como esta mi nina? ?Como esta mi pequena?
Liz se acerco lentamente a la cuna para no asustar a Natasha y la tomo en brazos. Su olor le resulto tan familiar como su rostro. Si, habia crecido, pero Liz la habria reconocido en cualquier lugar.
– Natasha, he vuelto.Te dije que volveria y aqui estoy.
Sabia que lo mas probable era que el bebe no la entendiera ni la recordara, pero Natasha no se retorcio ni se quejo. Se relajo en brazos de Liz, como si notara que todo iba a salir bien.
Liz oyo pasos. Se volvio y vio a David y a Sophia caminando hacia ella. La expresion de la adolescente se volvio un poco tensa, como si estuviera incomoda. Posiblemente fuera toda aquella emocion norteamericana, penso Liz ironicamente. Extranos abrazando a bebes como si de ellos dependiera su vida. Sin duda, la muchacha pensaria que eran muy extranos.
– La has cuidado muy bien -le dijo Liz.
Sophia asintio y salio de la estancia. David se acerco a ellas.
– Asi que esta es la afortunada nina que se va a casa contigo -dijo-. Es una belleza.
– Lo se.Y es muy lista.
El sonrio.
– ?Y como lo sabes?
– Por instinto.
Liz se rio mientras lo decia. David dirigio la mirada desde su rostro hasta el bebe que tenia en brazos. El no sabia mucho de ninos y aquella era muy parecida a todos los demas que el habia visto. Lo que la hacia especial era el amor que se reflejaba en los ojos de Liz.
Hasta aquel momento, el no habia entendido bien aquella decision de adoptar una nina. Liz era una mujer joven y sana. Entonces, ?por que no habia pensado en tener un bebe propio? Sin embargo, viendola con la nina, David supo que estaba perdida. Fueran cuales fueran las razones por las que Liz hubiera ido alli, habia tomado la decision de enamorarse de Natasha.
?Era aquello lo que ocurria con una adopcion? ?Tomaban los padres la decision consciente de abrirles el corazon a los ninos? El nunca habia pensado asi de aquel tipo de relacion. No se le habia ocurrido que pudiera elegirse amar a un hijo. ?Era aquello lo que habia ocurrido con los Logan cuando habian decidido adoptarlos a su hermana y a el?
– Estoy temblando -dijo Liz y sonrio-. Lo se, lo se. Pensaras que estoy loca.
– No. Creo que Natasha es una nina muy afortunada.Tu la quieres con toda el alma. Se nota.
– ?De verdad? -Liz le lanzo una sonrisa esplendida-. Es cierto. Espero que ella tambien lo sepa. ?No te parece que esta estupendamente? La han cuidado muy bien.
– Sophia me ha estado contando que ella atiende a tres bebes, incluida Natasha.
– Lo se. Es una muchacha muy especial. Maggie me ha contado que es una de las mejores voluntarias. Aparecio hace tres meses y comenzo a ayudar.
Liz abrazo a Natasha suavemente y le hizo cosquillas en la barriguita.
– ?Como esta mi nina? Riete un poco para que yo te vea.
Natasha emitio un gritito y comenzo a dar pataditas.
David miro la hora.
– Tengo que volver a la oficina.
Liz alzo la vista hacia el.
– Muchisimas gracias por haber venido. Se que ha sido un poco raro y demasiado pedir y te lo agradezco de verdad.
– De nada. Me alegro de haber conocido a la nina -dijo David y le acaricio el pie a Natasha-. ?Cuando conseguiras la custodia oficialmente?
– A partir de manana se me permite llevarla y traerla al hotel. Despues de eso, comienza todo el papeleo y las legalidades.
– Asi que esta noche la vas a echar de menos.
– Probablemente.
– ?Y que te parece distraerte un poco? Podriamos cenar juntos.
Liz suspiro.
– Me encantaria, pero no puedo prometerte que sea la mejor compania. Quiza este un poco nerviosa por la adopcion.
– Eso no importa. Quiza yo pueda quitarte las cosas de la cabeza.
David habia querido que aquello sonara despreocupado y estaba pensando mas en la conversacion que en la cama, pero al oirlo, Liz abrio mucho los ojos y se ruborizo.
Al instante, David noto un rayo de calor que le atravesaba el cuerpo.
Liz carraspeo.
– Eso seria… eh… estupendo.
– Iba a ofrecerme a hacer la cena, pero quiza deberiamos salir a cenar por ahi -dijo el. Seria mucho mas seguro para los dos estar en publico, penso.
– ?Sabes cocinar? -le pregunto Liz, sorprendida.
– Cocino muy bien. De hecho, hay muchas cosas que hago bien.
Sus miradas se quedaron atrapadas. La necesidad crecio hasta que lleno la gran habitacion y amenazo con conseguir que ambos perdieran el control. David la deseaba con una desesperacion asombrosa. Si hubieran tenido un minimo de privacidad y tiempo, le habria hecho el amor en aquel momento.
Pero las circunstancias no se lo permitian y Liz tenia a la nina en brazos. Aquello era claramente, un impedimento.
– Deberiamos salir -repitio David, en el mismo momento en que Liz decia:
– Ire a tu casa.
Sus palabras se quedaron suspendidas en el aire.
Lo que el queria hacer y lo que debia hacer eran dos conceptos que se enfrentaban en su cabeza.
Se saco un trozo de papel del bolsillo y escribio su numero de telefono.
– Llamame a la oficina -le dijo, mientras le metia el papel en el bolso-. Si quieres salir, conozco algunos restaurantes muy buenos. Si quieres que nos quedemos en casa, cocinare.
Entonces, sin poder evitarlo, tuvo que rendirse. Se inclino hacia ella y la beso.
– Llamame -le dijo despues, mientras acariciaba a Natasha en la mejilla y les sonreia a las dos.
– Lo hare -prometio Liz.
David salio de la guarderia, mas que satisfecho al notar que con aquel beso, la habia dejado casi sin aliento.
David llego a su despacho a tiempo para asistir a la reunion informativa semanal con sus empleados. Recogio los expedientes sobre los diferentes casos en los que su departamento estaba trabajando en aquel momento y se dirigio hacia la sala de juntas. Mientras caminaba, se aparto a Liz de la cabeza. No podia dejar que ella lo distrajera, aunque fuera la mejor clase de distraccion que hubiera tenido nunca.
Cuarenta y cinco minutos mas tarde, la mayoria de sus empleados le habia informado de lo que estaba ocurriendo en Rusia y en los demas paises de la antigua federacion sovietica. Ainsley Johnson hablo en ultimo lugar.
– Ha desaparecido otro nino de otro orfanato -dijo-. El numero quince durante los pasados doce meses.