El interior era todo cristal y luz. Elegante y sofisticado, era la clase de lugar que te hacia sentir como si todo lo que compraras fuera especial.
Una guapa rubia se acerco.
– Hola. ?Puedo ayudarle?
La ultima vez que se habia comprometido, el mismo habia disenado el anillo movido por la idea de que tenia que representar quien era el y lo que queria que fuera su matrimonio con Caro. El anillo tenia que ser como una declaracion de principios.
«Menudo chasco», penso.
– ?Se le da bien guardar secretos?
La mujer sonrio.
– Vendo anillos de compromiso. Tengo que saber hacerlo.
– Bien. ?Conoce a Pia O’Brian?
Los azules ojos de la mujer mostraron sorpresa y alegria.
– Si, claro. La aprecio mucho.
– Yo tambien. Quiero un anillo para ella. Algo que vaya con su gusto. Algo que le encante.
– Entiendo. ?Y puedo preguntar para que es el anillo?
– Ha accedido a casarse conmigo.
La mujer ladeo la cabeza y sonrio.
– Entonces es usted un hombre muy afortunado.
– Eso creo.
– Tengo un anillo. El diseno es unico, pero clasico, Deje que vaya a por el.
Desaparecio en la trastienda unos minutos y despues volvio con tres anillos sobre una bandeja de terciopelo lavanda.
– Este es el anillo de compromiso -dijo sosteniendo un anillo de diamantes-. El centro tiene dos quilates y esta rodeado por cuentas de diamante -lo giro-. Fijese como la piedra refleja la luz, y como el borde evita que se enganche con cualquier cosa, por ejemplo con un jersey.
«O que arane a un bebe», penso el.
La mujer volvio a darle la vuelta al diamante para mostrarlo de perfil.
– A los lados tiene diamantes cuadrados y como puede ver tengo dos alianzas a juego.
– ?Son las alianzas de boda?
Ella asintio.
– Pueden llevarse solas, si Pia lo prefiere.
El agarro el anillo que resplandecio con la luz del techo y algo le dijo que a Pia le gustaria.
– Deje que le ensene otras cosas para que pueda comparar.
Vieron las vitrinas, pero el ya habia tomado una decision.
– Quiero las primeras. Si.
– Estoy de acuerdo. ?Se va a desmayar cuando le diga el precio?
– No.
– Es un diamante de alta calidad.
– No pasa nada.
Quince minutos despues, tenia los tres anillos en cajas dentro de sus vaqueros. Habia rechazado la bolsa, ya que no queria que nadie lo viera con ella por el pueblo… se imaginaba como correria la voz.
Y ahora que tenia el anillo, habia llegado el momento de ir a ver una casa.
Pia estaba delante de su calendario pizarra comprobando los eventos en su lista maestra. Algunos de los festivales requerian minima preparacion, pero otros llevaban semanas de planificacion. Si hacia falta, decoracion, habia que sacarla del almacen e instalarla. Los trabajadores de mantenimiento de la ciudad agradecian que se los avisara con tiempo y ella sabia muy bien que no debia enfurecer al grupo musculoso de la operacion.
Con Halloween a la vuelta de la esquina, tendria que pedir que cambiaran los banderines decorativos por los espantapajaros y los fardos de heno. Por cierto, habria que comprar heno fresco. El del ano pasado ya no se podria utilizar.
Estaba levantando el telefono cuando la puerta de su despacho se abrio y Liz Sutton y Montana entraron.
– ?No me lo puedo creer! -grito Montana-. ?Nosotras aqui sentadas hablando de lo aburrida que es mi vida y tu tenias una noticia asi? ?Como has podido guardartelo? Jamas te perdonare.
Pia no sabia de que hablaba su amiga, pero el hecho de que estuvieran sonriendo como tontas significaba que no eran malas noticias.
Liz la abrazo.
– Felicidades. Parece muy dulce. Y esta buenisimo, que siempre es algo positivo. Y yo eso lo se, porque me entra un cosquilleo cada vez que veo a Ethan… y sobre todo cuando esta desnudo.
– Eh, estamos hablando de mi hermano. No compartas los detalles.
– Lo siento -dijo Liz con una carcajada antes de dirigirse a Pia-. ?Bueno?
– ?Bueno, que?
Montana y Liz se agarraron de la mano y empeoran a saltar. Pia dio un paso atras, asustaban un poco.
– ?Vas a casarte con Raul!
– Voy a perdonarte no habermelo contado si prometes darnos todos los detalles -dijo Montana-. Empieza por el principio y habla despacio.
?Oh, no!
Pia se dejo caer en la silla y gruno. Habian pasado… ?cuatro horas? ?Y ya se habia corrido la voz?
Lo cierto era que apenas habia asumido la proposicion de Raul y mucho menos el hecho de haber aceptado. La situacion la habia dejado demasiado confundida como para fingir que no habia sucedido nada.
– ?Pia? -le pregunto Liz-. ?Estas bien?
– Estoy bien. Solo un poco confundida. ?Como os habeis enterado?
Montana y Liz se miraron.
– Raul ha ido a ver a Josh -dijo Liz- y Ethan estaba alli y se ha enterado de todo. Ha dicho que queria comprar una casa mas grande, una con muchas habitaciones. Josh queria saber por que y Raul le ha dicho que ibais a casaros, pero que no se lo dijera a nadie. Josh y Ethan se lo han prometido y despues Ethan me ha llamado.
Bueno, no era culpa suya. Seguro que habia pensado que la informacion estaba a salvo con sus amigas.
– Me he cruzado con Montana de camino aqui y se lo he contado, pero no se te ve muy feliz. ?Que pasa?
Las dos amigas apartaron una silla y se sentaron, preocupadas. Pia queria salir corriendo, pero eran sus amigas. Si no podia explicarles la situacion a ellas, ?como podria asumirlo? Y no es que estuviera pensandoselo mejor… no. Solo que todo era muy complicado.
Respiro hondo.
– Crystal me ha dejado sus embriones -comenzo a decir antes de explicarles como habia tomado la decision de tener a los ninos-. Al principio, Raul se ofrecio a ayudarme durante el embarazo.
– ?Es muy dulce! -dijo Montana con un suspiro.
Pero Liz era mas como Pia, menos romantica y mas realista.
– ?Por que?
– Eso es lo que le pregunte. Resulta que conocio a Keith. Raul estuvo alli con el equipo para animar a las tropas y Keith era parte de su escolta. Se hicieron amigos y Keith le hablo de Crystal y de Fool’s Gold. Raul estaba a su lado cuando murio.
– No lo sabia -dijo Montana con los ojos como platos-. ?Por eso vino aqui?
Pia asintio.
– Hizo caso a nuestra invitacion para participar es el torneo de golf porque reconocio el nombre del pueblo y queria visitarlo. Le gusto lo que vio y decidio mudarse aqui.
– ?Hablo con Crystal?
– No. No sabia que decirle. Y no supo que estaba muriendose y que me habia dejado los embriones hasta que yo lo descubri y tuve una especie de ataque de nervios delante de el. A partir de ahi todo ha ido muy rapido.
– Y ahora quiere casarse contigo -dijo Montana con un suspiro-. Es muy romantico.
Era mas practico que romantico, en realidad.