a alguien maravilloso. Me pregunto si habra algun hombre mayor.

Pia se dio cuenta de que todo el mundo daba por hecho que Raul y ella estaban locamente enamorados y se pregunto si deberian decir algo. Sin embargo, la distrajo el ultimo comentario de Denise.

– ?Estas interesada en algun hombre? -le pregunto.

– «Interesada» es una palabra demasiado fuerte -dijo la mujer encogiendose de hombros-. Tengo… curiosidad. Hace mucho tiempo que Ralph se fue y mis hijos son lo suficientemente mayores como para que no les moleste que salga con alguien. Me gusta mi vida, pero a veces creo que seria mejor tener a alguien.

– Pues adelante. Creo que es genial. No se las edades de los hombres que estan llegando, pero puedo avisarte si veo a alguno bueno -sonrio-. ?Que me dices de alguno mas joven?

– No soy una de esas mujeres que buscan jovencitos.

– Podrias serlo.

Denise era guapa, con el pelo corto y moreno, unos brillantes ojos y un cuerpo que alguien quince anos mas joven podria envidiar.

– Preferiria alguien de mi edad. Asi tengo que dar menos explicaciones. ?Crees que alguien mas joven podria comprender la emocion de oir Rhinestone Cowboy por la radio?

– Probablemente no -admitio Pia-. Te encontraremos un hombre simpatico que recuerde la decada de los setenta.

– ?No estaras viendome como un proyecto, verdad?

– No. No se lo dire a ninguna de tus hijas. Dejare que seas tu quien les diga que estas al acecho.

Denise se rio y alzo las manos.

– No estoy al acecho, solo estoy pensando. Hay una diferencia. Bueno, recuerda que aqui me tienes si tienes alguna pregunta. Ademas, cuando prepares la lista de regalitos para los bebes, avisame. Habra cosas para las que necesites tres, pero otras no.

– De acuerdo.

?Regalos? ?Para una fiesta prenatal? Pia no estais preparada para eso, aunque en realidad era mucho mas sencillo que una boda.

– De acuerdo, querida -dijo Denise abrazandola de nuevo-. Estoy encantada. Te mereces toda la felicidad del mundo.

– Gracias.

Denise se despidio y empujo su carro hacia la parte delantera de la tienda. Pia termino de hacer su compra, se lo llevo todo a casa y lo guardo. Cuando volvio a salir de su apartamento, fue al despacho de Raul en lugar de al suyo.

Diez minutos despues, lo encontro solo en la amplia y vacia sala.

– Tienes que comprar algun mueble y contratar empleados.

– Tengo a Dakota. Esta almorzando -se levanto de su mesa y le sonrio-. Que sorpresa tan agradable.

– Tenemos que hablar.

– ?Deberia preocuparme?

– No. No pasa nada -respiro hondo-. Sabras que la noticia se esta extendiendo y todo el pueblo se enterara de que vamos a casamos.

– Me lo imaginaba. Josh ha violado el codigo de chicos.

– ?Le dijiste que no dijera nada del compromiso?

– Si, pero no sirvio de nada.

– Esto no es como Dallas o Seattle. Todo el mundo lo sabe todo de los demas.

Se levanto y la acerco a si.

– ?Es eso un problema?

– No es algo que se pueda cambiar.

– Lo que quiero decir es si estas molesta por el hecho de que la gente sepa que vamos a casamos.

Alli de pie, sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo, resultaba dificil estar molesta por algo.

– No estoy molesta, es solo que pensaba que tendriamos mas tiempo para acostumbramos a la idea.

Le acaricio las mejillas.

– Asi que la gente se te esta acercando a decirte cosas.

Ella asintio.

– ?Quieres cambiar de opinion?

– No.

– Bien, porque yo tampoco -bajo la cabeza y la beso suavemente-. Lo que te dije iba en serio, Pia. Estoy absolutamente volcado en esto.

Pia no se habia dado cuenta del nudo que se le habia formado en la garganta hasta que el volvio a pronunciar esas palabras. Al momento, se le deshizo y de pronto le fue mas facil respirar.

– Gracias -le susurro-. Yo tambien.

– Bien.

Volvio a besarla y dejo que su calor manara desde dentro.

– ?Quieres venir a cenar? Cocino yo.

– ?Sabes cocinar? -le pregunto Pia.

El se encogio de hombros.

– Hare una barbacoa.

Ella se rio.

– Hace frio fuera.

– Sobrevire el tiempo que me lleve asar un par de bistecs -y anadio diciendole al oido-: Existe una cosa llamada chaqueta. Tengo una.

– Eres un listillo…

– Bueno, ?eso ha sido un «si»?

– Alli estare.

– Genial. Ahora mismo voy al colegio, pero cuando baje, comprare bistecs y ensaladas. ?A las seis te parece bien?

– Claro.

La beso una vez mas antes de que se marchara y se fuera a su oficina. Mientras caminaba sintio un leve cosquilleo en los labios… como si aun perdurara el efecto de su boca.

Le gustaba ese hombre. Y teniendo en cuenta que iban a casarse, era genial. Pero Liz tenia razon, tenia que tener cuidado. Si dejaba que le gustara demasiado acabaria siendo vulnerable. Ya le habian hecho demasiado dano en la vida. No necesitaba buscar problemas. La mayor parte del tiempo parecia que ellos la encontraban a ella sin ninguna ayuda.

Raul llego al campamento justo cuando los ninos estaban tomandose su descanso de la tarde. Hacia fresco, pero el cielo estaba claro. Se encontro en mitad de un grupo de ninos que corrian para aprovechar al maximo sus veinte minutos de juegos.

– Ey, Raul -le grito Peter mientras pasaba por delante-. Ven a jugar.

Habia visto al chico varias veces desde que habian almorzado juntos. Peter era inteligente, simpatico y le gustaban los deportes. No habia senal de abuso de ningun tipo. Tal vez, el se lo habia imaginado al verlo encogerse de miedo durante el incendio.

Siguio a los ninos hasta el patio y el nivel de ruido aumento cuando comenzaron a jugar. Habia gritos ademas de carcajadas.

Al mirar a su alrededor, quedo complacido al ver en lo que se habia convertido su campamento. Era genial, penso cuando unas ninas lo convencieron para que sujetara un extremo de una comba.

– Mas deprisa -dijo una nina con el pelo rizado-. Yo salto muy bien.

La profesora, al otro lado de la cuerda, y el hicieron lo que les dijo y la giraron mas deprisa mientras la nina se reia entre carcajadas.

Por el rabillo del ojo vio a varios chicos en los columpios y a Peter trepando hasta lo alto. Sospecho lo que iba a pasar, a pesar de saber que estaba demasiado lejos como para evitarlo.

A Peter se le resbalo la mano y mientras Raul echaba a correr hacia el, el chico cayo al suelo aterrizando

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