sobre su brazo. Inmediatamente, Raul supo que seria grave.
– Quedate quieto -le ordeno cuando llego a su lado.
Peter parecia mas aturdido que lesionado. Comenzo a levantarse y Raul vio la extrana forma que habia adoptado su brazo.
– Me duele -dijo el chico, palido y con el rostro desencajado antes de empezar a llorar.
– Lo se. Es el brazo. ?Te duele algo mas?
Peter nego con la cabeza y las lagrimas cayeron sobre sus mejillas mientras Raul lo tomaba en brazos.
Un punado de alumnos se habian arremolinado a su alrededor y los profesores llegaban corriendo.
– Se ha roto el brazo -dijo Raul-. No se si se ha hecho dano en alguna otra parte. Me lo llevo al hospital. Sera mas rapido que esperar una ambulancia. Llamad al hospital para que sepan que vamos y a la policia por si pueden reunirse conmigo en la parte baja de la montana y escoltarme hasta el hospital y localizar a sus padres adoptivos.
Peter apenas pesaba nada, penso Raul mientras corria al aparcamiento. Una de las profesoras iba con ellos y le saco las llaves de la chaqueta. Les abrio la puerta, y el se agacho para tender al nino sobre el asiento.
La senorita Miller aparecio a su izquierda.
– Yo tambien voy. Llevare mi propio coche y os seguire -se agacho y acaricio el rostro de Peter-. Te pondras bien. Cuidaremos de ti.
El chico seguia llorando.
Raul le abrocho el cinturon y la senorita Miller se aparto y cerro la puerta.
– ?Sabes donde esta el hospital? -pregunto ella mientras Raul corria hacia el lado del conductor.
– Si.
– Alli nos vemos.
Casi dos horas despues, Raul estaba en la sala de espera de Urgencias, donde habian atendido a Peter casi de inmediato. La radiografia mostraba una clara rotura que se curaria rapidamente. Estaban poniendole una escayola mientras la senorita Miller esperaba para hablar con la trabajadora social con la que habian contactado. Por el momento, no habian aparecido los padres adoptivos.
– ?Senor Moreno?
El alzo la mirada hacia una enfermera alta y rubia con una carpeta.
– Si.
– Hola, soy Heidi. Peter se pondra bien, pero me preguntaba si podria hablar con usted un minuto.
– Claro.
La siguio hasta una sala de examen vacia.
– ?De que conoce a Peter?
– Del colegio. Va a la escuela que se ha quemado y por eso ahora todos los ninos estan en mi campamento. He jugado al balon con el y con sus amigos algunas veces. ?Por que?
Ella apreto los labios.
– Esta muy delgado para su edad y nos preocupa como se esta alimentando. Sus huesos no son tan fuertes como deberian. Por lo que nos ha dicho la senorita Miller del patio, no deberia haberse roto ningun hueso con esa caida. ?Sabe si come lo suficiente?
El sacudio la cabeza, ignorando la rabia que bullia en su interior. No tenia paciencia para la gente que no se ocupaba de los ninos que se les confiaban. El habia pasado por todo eso mientras crecio.
– ?Hara alguna prueba? -pregunto el.
– Tenemos que hablar con sus padres.
– Padres adoptivos. Perdio a sus padres hace un tiempo.
– No me gusta como suena eso. Ahora se por que la senorita Miller queria que llamaramos a los servicios sociales. Hablare con la encargada del caso cuando llegue y le preguntare que hacer.
Raul la miro.
– ?Hay senales de maltrato fisico?
– No hemos visto nada. ?Sospecha que puede estar pasando algo?
– Estuve en la escuela cuando estallo el fuego y Peter fue uno de los ultimos ninos en salir. Cuando iba a ayudarlo, se aparto. Tal vez no signifique nada, pero…
– Tal vez -Heidi no parecia muy convencida-. Tambien mencionare eso. No tiene nada de malo ser cauto - tomo anotaciones-. Gracias por la informacion.
Heidi y el salieron de la sala y Raul vio a la senorita Miller corriendo hacia el.
– ?Puedes venir a la habitacion de Peter? No esta bien.
– ?Que pasa? Estaba bien hace unos minutos.
– Tiene la escayola puesta y estan dandole algo para el dolor -dijo la mujer-. No es el brazo -bajo la voz-. Al parecer, la ultima vez que estuvo en un hospital fue despues de aquel terrible accidente que se llevo a sus padres. No deja de hablar de ellos y de preguntar por ti -miro a Raul-. Creo que verle lo haria sentir mejor.
– Claro.
– Adelante -le dijo Heidi-. Yo voy a ver a que hora viene la trabajadora social.
Ya que a Peter le darian el alta en una hora, aproximadamente, no le habian asignado habitacion. Raul siguio a la senorita Miller por el laberinto de pasillos que conformaban la zona de Urgencias. Petar estaba incorporado en la cama, muy pequeno y palido. La escayola le llegaba hasta el codo y era del azul de los Cowboys de Dallas. Pero el chico no pasea contento con ella mientras lloraba cubriendose los ojos.
– Ey, colega -dijo Raul al entrar en la habitacion-. ?Que pasa?
– Quiero irme a casa… -lloraba.
– Estamos buscando a tus padres adoptivos.
– No, no los quiero a ellos. Quiero estar con mis papas.
Raul maldijo en silencio. Ese era un problema que no podia solucionar. Miro a la senorita Miller, que estaba conteniendo las lagrimas, y despues volvio a mirar al chico.
Raul fue hacia la cama, tomo al nino en brazos y se sento con el en una silla.
El chico lo abrazaba y lloraba sobre su hombro.
Estaba delgadisimo. Se le marcaban los huesos y pesaba demasiado poco para su edad. Raul no le dijo nada al chico, solo le acaricio la espalda, y al cabo de unos minutos, el llanto se suavizo y el nino parecio quedarse dormido.
– Me siento fatal por el -susurro la senorita Miller-. He llamado a todos los numeros que habian dejado los senores Folio y no ha habido respuesta. La empleada del senor Folio me ha dicho que el hombre ha salido del pueblo unos dias. Pero si eso es verdad, ?quien esta cuidando de Peter?
Raul no tenia respuestas. Sabia que la situacion no era tan poco habitual, que ser pequeno y estar solo en el mundo nunca era nada bueno, que habia padres adoptivos excelentes, pero que muchos de ellos solo iban tras el dinero.
Una mujer mas mayor entro. Parecia cansada, agotada; llevaba el pelo recogido hacia atras y unas gafas que le colgaban de una cadena.
– Soy Cathy Dawson -dijo y bajo la voz al ver a Peter-. ?Esta bien?
– Ha sido una rotura limpia y, segun los medicos, se recuperara pronto -respondio la senorita Miller-. Pero no podemos localizar a sus padres adoptivos.
La trabajadora social fruncio el ceno, se puso las gafas y leyo los papeles que tenia en la mano.
– Veo que tambien hay cierta preocupacion por su estado fisico. Puede que no este comiendo bien -suspiro-. De acuerdo. Denme unos minutos.
Justo en ese momento, Peter se movio y se incorporo.
– Hola, senora Dawson -dijo y bostezo.
– Hola. Parece que te has caido.
Peter asintio.
– Me he roto un brazo -alzo la escayola y miro a Raul-. Es del azul de los Cowboys de Dallas.
– Ya me he fijado -dijo Raul-. ?Vas a dejarme firmar tu escayola?
– Aja -respondio el nino sonriendo timidamente.
– Bien.