– Yo tambien te echare de menos -le dijo, aunque era quedarse corto.
No podia recordar como habia sido su mundo sin ella y no queria saberlo. Pero no tenia nada que darle. Si, tenia dinero y podia ofrecerle vivir en su mansion, pero eso a Molly no le importaria. No podia prometer que la amaria. ?Que era el amor? Todavia no lo sabia. Ademas, se merecia alguien tan maravilloso como ella. El solo era un perdedor con una motocicleta que habia nacido en la parte pobre de una ciudad. Se habia criado con unos padres alcoholicos que no se habian preocupado lo mas minimo por el. Si ellos no lo habian querido, ?por que iba a hacerlo otra persona?
– Me has cambiado -dijo Molly, apoyando la cabeza en su mano.
– ?Que quieres decir?
– Tengo menos miedo. Me siento mas fuerte.
– Eso no tiene nada que ver conmigo, yo solo hice el viaje contigo.
– Que equivocado estas, Dylan. No habria podido hacerlo sin ti. Has hecho que crea en mi misma por primera vez. Ahora se que puedo enfrentarme a cualquier cosa -su sonrisa se volvio timida-. Has hecho que me sienta bonita y yo creia que eso era imposible.
Dylan se acerco a ella y la beso.
– Eres bonita. Si no puedes verlo, vete al oculista. Es evidente que necesitas unas gafas.
– Me haces reir y, a veces, ese es el mejor regalo de todos.
Era tan sincera, iba directamente al centro de la cuestion. No sabia si habia respetado tanto a una persona antes. La estrecho con fuerza
– No quiero que perdamos el contacto.
– Yo tampoco -Molly lo abrazo-. Prometeme que no ocurrira.
– Te lo prometo.
Las emociones lo invadieron, pero no se atrevia a identificarlas. ?Y que si sus sentimientos habian cambiado y crecido? Molly tenia que seguir su camino, el solo la entorpeceria.
Sintio crecer el deseo en su interior, pero resistio la urgencia de hacer el amor. En cambio, le aparto el pelo de la cara.
– No has llamado a tu casa para escuchar los mensajes -le dijo.
– Lo se, pero es sabado. No creo que mi medico haya llamado.
– Nunca se sabe. Vamos, llama. Luego terminaremos el juego -miro los puntos que tenia, bastante menos que los de ella-. Ya sabes que te estoy dejando ganar.
– Vamos -Molly lo empujo-, y querras que me lo crea -se puso en pie y se acerco al mostrador de la cocina donde estaba el telefono-. La verdad, Dylan, no soy la unica que deberia hacer una llamada. Hace dos dias dijiste que tenias que llamar a tu oficina y no lo has hecho. ?No te preguntas que estara pasando?
«Ya no», penso. La compania y la oferta de compra no le parecian reales desde que estaba con Molly, pero suponia que debia llamar y asegurarse de que no se habia producido ninguna catastrofe.
– Esta bien. ?Quieres ser tu la primera?
– No, tu. Yo espero.
Al descolgar el telefono, Dylan se pregunto si Molly estaba posponiendo lo inevitable, por si acaso eran malas noticias. Por enesima vez, deseo encontrar la manera de hacerle la vida mas sencilla. Si pudiera hacer suyos su miedo y su enfermedad, lo haria.
Marco el numero de su buzon de voz. El ordenador anuncio que tenia varios mensajes.
– ?Cuantos? -pregunto Molly mientras el introducia su codigo personal.
– Ocho.
– Vaya, todas las mujeres te estan echando de menos.
– No hay ninguna mujer, a no ser que seas tu.
– Un club de fans de una sola persona -Molly se sento a su lado y se recosto en el sofa.
– ?Eres mi fan?
– Siempre, Dylan -le dijo apoyando la cabeza en su hombro.
Sus palabras produjeron una radiacion de calor por todo su cuerpo. Tal vez podian hacer el amor lentamente para no dejarla dolorida. Mas tarde, se prometio en cuanto empezo a oir el primer mensaje. Reconocio la voz de Evie.
– Mi secretaria -dijo mientras escuchaba.
Lo estaba reganando por no llamar. Podia estar muerto en una zanja y ella no sabia nada, lo unico que deseaba era que hubiera sido una muerte lenta y dolorosa. Luego menciono un par de asuntos que no corrian prisa y dijo que su abogado habia llamado para hablar sobre la oferta de compra. Los mensajes restantes eran mas o menos parecidos, incluido uno de su abogado que le rogaba que por lo menos considerara la oferta. Al parecer, la multinacional se la habia hecho llegar la semana anterior.
Dejo a Evie un corto mensaje diciendole que estaba bien y que pronto se pondria en contacto con ella. Luego colgo.
– ?Alguna noticia? -pregunto Molly.
– Nada importante. La multinacional esta presionando para hacer la fusion. Le han enviado a mi abogado la oferta inicial y quiere que le eche un vistazo.
– ?Vas a hacerlo?
– No lo se. Todavia no se si voy a vender o no -miro a Molly-. ?Tu que piensas?
– No cuesta nada mirar. Si no te gusta lo que ves o crees que quieres tener todo el control sobre Relampago Black, siempre puedes decirles: «No, gracias».
– Buena idea. ?Te importaria que me mandaran aqui la oferta?
– Claro que no.
– ?La mirarias conmigo?
Molly se sonrojo.
– Si quieres, pero no se si sere de mucha ayuda.
– Claro que si. Estas licenciada en empresariales. Ademas, me gustaria saber tu opinion.
– Claro.
Llamo a su abogado a su casa y dejo un mensaje pidiendole que le enviara alli la propuesta. Luego le paso el telefono a Molly.
– Tu turno.
– Es una perdida de tiempo, mi medico no va a llamarme en fin de semana -levanto una mano antes de que pudiera decirle nada-. Lo se, lo se. Si te hace feliz, lo hare encantada -pulso la tecla para activar el telefono y marco el numero. Despues, marco su clave de acceso y fruncio el ceno-. Hay un mensaje.
Dylan se incorporo. El miedo le hizo un nudo en el estomago. «Senor, no permitas que sea nada malo», rezo. Molly escucho con atencion. No habia alborozo en su expresion, pero tampoco panico o resignacion. Por fin pulso la tecla para cortar la conexion y lo miro.
– No lo vas a creer -le dijo-. Era mi jefe, Harry. Dijo que la compania habia reconsiderado la situacion y que quieren que vuelva a trabajar para ellos. No solo eso, sino que me ofrecen un ascenso y una subida de sueldo.
– Pareces mas confundida que contenta.
– Supongo que si. Nunca se me ocurrio volver alli. No odiaba mi trabajo, pero no era maravilloso, y todavia estoy molesta por como se portaron.
– Tienes dinero, no tienes por que tomar la decision esta noche.
– Tienes razon, de todas formas no podria. No puedo hacer nada hasta que no tenga noticias del medico. Quiero decir, que si son malas noticias…
– Lo se. Siento que tengas que esperar -le dijo Dylan.
– Yo tambien, pero me alegro de que estemos juntos. Has hecho que la espera sea mucho mas facil.
– Eso es porque me importas.
Molly lo abrazo.
– Gracias. Muchos hombres no querrian hacer esto por mi.
– Te equivocas. Harian mucho mas si tu fueras el premio.
Bajaria al infierno y volveria si eso la ayudara. En cambio, lo unico que podia hacer era abrazarla y esperar.