– Su padre la queria vender, lo que es horrible -contesto indignada.

– Desde luego, estoy de acuerdo contigo en que los motivos del padre no eran los mejores, pero Farid es un buen hombre y Aisha habria tenido la vida solucionada con el.

– Si, y cuando se hubiera muerto, se tendria que haber casado con uno de sus hijos.

– A lo mejor, para entonces, se habia enamorado de el.

– O, a lo mejor, no.

Murat se quedo mirandola como si fuera idiota.

– Una vez viuda, habria sido libre para casarse con quien quisiera.

– Asi que solamente se veria obligada a casarse con un nombre al que no ama una sola vez. Ah, bueno, genial.

– No entiendes nuestras costumbres -se indigno Murat dandole la espalda.

– No es eso, Murat. Estas enfadado porque he intercedido en nombre de la chica.

– Estoy enfadado porque mi esposa se ha puesto del lado de una jovencita descerebrada y yo he hecho lo que me ha pedido. Estoy enfadado porque creo que Aisha se ha equivocado.

Murat dejo de hablar, pero Daphne sospecho que habia algo mas aparte de los problemas de la adolescente.

Murat se aparto del comedor y fue a sentarse en un sofa y Daphne lo siguio.

– Murat, le has concedido la libertad a una mujer. ?Que tiene eso de malo?

– ?Que es lo que no te gusta de nuestro matrimonio? -le espeto Murat-. ?Por que quieres escapar?

?Asi que era eso? ?Acaso veia Murat a Daphne en Aisha?

– Yo no estoy enamorada de otro hombre -le aseguro Daphne-. De haber sido asi, te lo habria dicho.

– Nunca se me habia pasado por la cabeza.

– Estar casada contigo no es terrible -le explico Daphne con prudencia-. De hecho, yo nunca he dicho algo asi, pero si he repetido varias veces que lo que no me gusta es como lo has hecho. No me preguntaste si me queria casar contigo.

– Si, te lo pedi y me dijiste que no.

– Claro y, entonces, decidiste casarte conmigo mientras estaba inconsciente. Murat, no deberias haberlo hecho. No podias hacerlo.

– Podia y lo hice.

– Lo dices como si fuera algo positivo.

– Conseguir lo que me propongo es siempre positivo -insistio Murat yendo hacia ella-. Ahora, estamos casados y debes aceptarlo.

– No pienso hacerlo.

– ?Y si estas embarazada?

– No lo estoy -protesto Daphne llevandose las manos a la tripa.

– Todavia no lo sabes, pero, en cualquier caso, quiero que tengas bien claro que, si lo estas, tienes que saber que mi hijo o mi hija jamas abandonara este pais. Tu, si quieres, puede irte.

– Yo jamas abandonaria a mi bebe.

– Entonces, ya has tomado tu decision.

A Daphne le entraron ganas de gritar. ?Por que aquel hombre se negaba a entender?

– No pienso volver a acostarme contigo.

– Eso habias dicho antes y mira lo que paso anoche.

Daphne sintio como si la hubiera abofeteado.

– ?Acaso me lo echas en cara para demostrarme que me habia equivocado?

– Tus palabras se las lleva el viento.

Daphne se giro porque estaba tan dolida que no queria que Murat viera que estaba al borde de las lagrimas.

– Me arrepiento de haberte acompanado en este viaje. Ojala no hubiera salido nunca de palacio.

– Si quieres volver, puedes hacerlo ahora mismo.

– Muy bien.

Capitulo 13

Murat abandono la tienda sin mirar atras. Daphne no sabia que hacer, asi que se quedo donde estaba.

Menos de cuarenta y cinco minutos despues, oyo que llegaba un helicoptero. En ese momento, uno de los agentes de seguridad fue a buscarla y, en un abrir y cerrar de ojos, Daphne se vio abandonando el desierto en mitad de la noche.

Mientras veia alejarse las hogueras, penso en el dolor que Murat le acababa de infligir. Era imposible que hubiera compartido aquella maravillosa noche de amor con ella unica y exclusivamente para demostrarle que tenia razon.

Daphne se negaba a creer que no hubiera significado nada para el. ?Por que no lo admitia Murat? ?Y por que la habia dejado ir con tanta facilidad?

«Como la otra vez», penso con tristeza.

Al llegar a palacio, se metio en la suite que compartia con Murat y se dio cuenta de que lo echaba terriblemente de menos.

– ?Que tal lo habeis pasado? -le pregunto Billie a la manana siguiente.

– La verdad es que ha sido una experiencia maravillosa -contesto Daphne sinceramente intentando no dejar traslucir su tristeza.

– Pero no has llegado a ver la Ciudad de los Ladrones, ?no? -intervino Cleo tapandose la boca al instante-. Por favor, dime que Murat te habia contado lo de la Ciudad de los Ladrones porque, de lo contrario, me la voy a cargar.

– No te preocupes, claro que me lo conto. No, he vuelto antes de tiempo y no pude verla -contesto Daphne-. Una pena, porque me habria gustado volver a ver a Sabrina y conocer a Zara.

– Bueno, Billie te puede llevar cuando quieras – sonrio Cleo. Billie asintio.

– Mira, Daphne, hay algo delicado que te queremos decir y no sabemos como hacerlo, asi que yo creo que lo mejor es soltarlo y ya esta. Sabemos que ocurre algo porque no tienes buena cara. Ademas, has vuelto antes de tiempo y Murat no ha vuelto contigo. Teniendo en cuenta las circunstancias en las que os casasteis, Billie y yo hemos pensado que, a lo mejor, querias hablar. No te sientas obligada, pero, si quieres hacerlo, estamos aqui para escucharte.

Daphne se mordio el labio inferior. Lo cierto era que le apetecia confiar en alguien, pero…

– Vosotras estais en posiciones diferentes.

– ?Te refieres a que nosotras estamos enamoradas de nuestros maridos y tu no sabes si lo estas del tuyo? -le pregunto Billie.

– Exactamente.

– Murat no es tan malo, ?no?

– No lo se.

Lo cierto era que, aunque no le gustaba nada lo que le habia hecho, como se habia aprovechado de las circunstancias y la habia manipulado, Daphne no estaba segura de lo que sentia por aquel hombre.

– En cualquier caso, tambien esta el asunto de que algun dia seras reina. ?Eso que te parece? -le pregunto Cleo.

– La otra vez que estuve aqui, era mucho mas jovencita, solo tenia veinte anos, y la idea de ser reina me aterrorizaba porque era una chica muy seria y sabia que ser reina era una responsabilidad enorme. No estaba segura de hacerlo bien.

– ?Y ahora? -le pregunto Billie.

– Ahora, no lo se. Por una parte, creo que podria ayudar a Murat porque no tiene a nadie en quien confiar.

– Si, tienes toda la razon. Aunque sus hermanos lo ayudan siempre es mejor una esposa -opino Cleo.

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