forma que no esconden nada.
– Abre la ventanilla. ?Ahora!
– He cambiado de idea.
– A la de tres -dijo Bram.
– Tienes que apartarte de la ventanilla para que pueda verte.
– De acuerdo. Ya me estoy apartando. Una… Dos… ?Tres!
Georgie abrio la ventanilla y miro al otro lado.
Bram la miro a ella.
Los dos estaban totalmente vestidos.
El sacudio la cabeza.
– Tienes un problema serio de confianza.
Ella entorno los ojos.
– Al menos yo me he quitado los zapatos. Tu ni siquiera eso.
– Esta bien, nuevo trato -dijo Bram-. La ventana se queda abierta. Tu te sacas una prenda. Yo me saco otra. Incluso estoy dispuesto a empezar primero. -Y se quito la camiseta.
Ella ya sabia que el tenia un torso fantastico. Se habia pasado mucho tiempo mirandolo de reojo. Sus musculos estaban bien delineados, pero no tan desarrollados como para que su coeficiente intelectual se viera amenazado, porque, la verdad, ?hasta que punto resulta sexy un hombre que no tiene nada mejor que hacer durante todo el dia que trabajar sus musculos?
– Estoy esperando -dijo Bram.
Un calculo rapido le indico a Georgie que ella tenia puestas mas prendas que el. ?Realmente iba a meterse en aquello? Tener sexo con Bram no era una garantia de que no la enganara, pero el tampoco era un estupido. Bram sabia que estaban en la lente de un microscopio y que le resultaria muy dificil hacer algo sin que se enterara todo el mundo. Ademas, el siempre elegia el camino mas facil y, en aquel caso, ese camino era ella.
Georgie se llevo la mano a la nuca y se quito el collar de plata.
– Eso no es justo -se quejo Bram.
Ella penso que su viaje al terreno de juego del demonio exigia que, al menos, realizara unas piruetas.
– Quitate los pantalones. Hay un taparrabos esperandote.
– Todavia tengo los zapatos puestos, ?recuerdas? -Y retrocedio un paso para que ella pudiera verlo mientras se quitaba una unica deportiva.
– Eso es trampa. -Georgie retrocedio y se quito un pequeno diamante del lobulo de la oreja.
– Mira quien habla de trampas. -Otra deportiva salio disparada.
– Yo nunca he hecho trampas en mi vida -dijo ella y se quito el otro pendiente de diamante.
– No te creo. -Un calcetin.
– Quizas en el Pictionary. -Su anillo de boda.
Cada vez que uno de ellos se quitaba algo, se alejaba de la rejilla para que el otro pudiera verlo. Adelante y atras… Adelante y atras… Un baile sensual de desvelar y ocultar.
El segundo calcetin de Bram cayo al suelo.
– ?Algun hombre te ha echado un chorro de miel en el vientre y despues te lo ha limpiado con la lengua?
– Docenas de veces.
Georgie jugueteo con el boton superior de su blusa para ganar tiempo, pues todavia no estaba segura de hasta donde queria llegar en aquel juego de mirar y mostrarse.
– ?Cuanto tiempo hace que no haces el amor? -pregunto.
– Demasiado. -Bram introdujo el pulgar en el cierre a presion del pantalon.
– ?Cuando fue la ultima vez? -Retorcio con los dedos el boton de plastico rojo de su blusa.
– ?Podemos hablar de eso en otro momento? -Bajo la cremallera del pantalon.
– Me parece que no. -Georgie penso que hablar de las anteriores amantes de Bram disminuiria el deseo que experimentaba, pero no fue asi.
– Hablaremos de ello mas tarde. Te lo prometo.
– No te creo.
– Si te miento, puedes caminar desnuda sobre mi espalda con unos zapatos de tacon de aguja.
– Si me mientes… -El boton superior parecio abrirse por iniciativa propia- nunca volveras a ver estas.
Georgie se desabrocho la blusa boton a boton y, despues, la dejo caer por sus brazos. Llevaba puesto un sujetador de encaje blanco de La Perla con unas braguitas a juego de las que Bram todavia no sabia nada.
El bajo la mano hasta la cintura y, lentamente, se quito el reloj -ella se habia olvidado de su estupido reloj-, quedando vestido solo con los vaqueros y… ?que, debajo? Georgie no podia respirar hondo. Se retiro de la ventanilla, se desabrocho los pantalones azul marino y, mirando fijamente a Bram a los ojos, se los bajo.
Sus piernas siempre habian sido su mejor atributo -largas, delgadas y fuertes-, las piernas de una bailarina, y el se entretuvo mirandolas. Unos segundos interminables transcurrieron antes de que retrocediera y se quitara los vaqueros. Llevaba puestos unos calzoncillos grises de punto End Zone que se ajustaban a una considerable ereccion. Georgie lo contemplo con atencion.
– Ahora la ropa interior -dijo Bram acercandose a la rejilla.
Ella nunca se habia sentido tan excitada, y ni siquiera se habian tocado. Se desabrocho el sujetador. Los tirantes se deslizaron por sus hombros, pero ella cubrio las cazoletas con las manos para evitar que cayeran y se acerco a la rejilla.
– Ganatelo -susurro.
La voz de Bram se volvio ronca.
– Esta vez tendre que confiar en ti.
Introdujo los pulgares en la cinturilla de sus End Zone, se los bajo y se quedo delante de Georgie magnificamente desnudo. Ella recorrio su cuerpo con la mirada: sus amplios hombros bronceados, su musculoso torso, sus estrechas caderas algo mas palidas que el resto del cuerpo… Ni siquiera noto que el sujetador se le caia de las manos.
– Retrocede -dijo Bram en un ronco susurro.
El la estaba utilizando y ella lo estaba utilizando a el, y no le importaba. Georgie se coloco en medio del probador y se quito las fragiles bragas de nailon. Bram la contemplo con tanta intensidad que ella sintio un hormigueo en la piel. El habia estado con mujeres mucho mas guapas, pero Georgie no experimento la terrible inseguridad que experimentaba con Lance. Aquel era Bram. A ella no le importaba su opinion. Lo unico que le importaba era su cuerpo. Ladeo la cabeza.
– Alejate para que pueda verte otra vez.
Pero a Bram se le habia acabado la paciencia.
– El juego ha terminado. Nos largamos de aqui. Ahora.
Georgie no queria irse. Queria quedarse en aquel mundo de fantasia sensual para siempre. Descolgo el sujetador de petalos azul palido.
– Me pregunto como me quedara esto.
– ?Te vas a poner ropa?
– Voy a ver si me queda bien.
Georgie volvio su desnudo trasero hacia Bram y se puso el sujetador. Cada copa estaba formada por tres petalos suaves. Se giro de nuevo hacia el y, sin decir una palabra, desato los petalos uno a uno. Primero los de los lados y despues el del centro. Tomandose todo el tiempo del mundo.
Los ojos de Bram chispearon a traves de la rejilla.
– Me estas matando.
– Lo se.
Georgie descolgo las braguitas a juego del colgador y se coloco en medio de la habitacion para que el le viera ponerselas. Tenian una abertura en la entrepierna.
– Me sienta bien, ?no crees?
– Ahora mismo no puedo pensar. Acercate.
Ella se acerco a la rejilla con lentitud. Cuando llego, Bram susurro:
– Mas cerca.
Presionaron las caras contra la rejilla y sus bocas se juntaron a traves del enrejado de metal negro. Solo sus