Capitulo 26

Georgie le habia cerrado la puerta. Bram se sentia como si le hubieran arrancado la piel, la bonita fachada detras de la que se escondia se habia resquebrajado revelando la fealdad que ocultaba. Cruzo la playa dando traspies. Se quito la empapada camiseta y la presiono contra su sangrante codo. Encontro las llaves de su coche en la arena, pero la llave de la casa de Trev estaba en otro llavero. Despues de un ultimo e inutil intento para conseguir que Georgie le abriera la puerta, se dio por vencido.

Los paparazzi habian desaparecido. Temblando y sangrando, subio a su coche e inicio el largo camino de regreso a su casa a traves de la tormenta. No se le ocurria como podria conseguir que Georgie entendiera lo que acababa de pasarle. Ella nunca lo creeria. ?Y por que habria de hacerlo? El incluso habia convertido su deseo de tener un hijo en una moneda de cambio.

El alcance total del desastre que se habia causado a si mismo le dificultaba la respiracion. ?Que demonios habia hecho y como iba a arreglarlo? Con otro mensaje telefonico no, eso seguro.

Pero, cuando llego a su casa, no pudo evitar llamarla y, al oir que se conectaba el buzon de voz, lo solto todo:

– Georgie, te quiero. No como te lo he dicho antes, sino de verdad. Se que no parece cierto, pero antes no veia las cosas como las veo ahora…

Y continuo divagando, mezclando las palabras, los pensamientos, intentando explicarselo todo y fracasando miserablemente, sabiendo que lo unico que conseguiria seria empeorar las cosas.

Georgie escucho hasta la ultima silaba de su mensaje, todas sus mentiras. Las palabras le quemaron la carne dejando a su paso tatuajes sangrantes. La furia que sentia no tenia limites. Se lo haria pagar. Bram le habia arrebatado lo que ella mas queria y ahora ella le pagaria con la misma moneda.

Aquella tarde, despues de ducharse y con la mente mas clara, Bram decidio regresar a Malibu. Los paparazzi debian de creer que el seguia en la playa, porque no habia ningun todoterreno negro aparcado frente a su casa. Habia decidido que, si Georgie no le abria la puerta, la echaria abajo, aunque dudaba que eso enterneciera su corazon. Por el camino, le compro flores, como si dos docenas de rosas pudieran cambiar algo. Despues se paro a comprar mangos porque se acordo de que a ella le gustaban. Tambien le compro un osito de peluche blanco que sostenia un corazon rojo entre las pezunas, pero al salir de la tienda penso que eso era cosa de adolescentes y echo el osito a una papelera.

Cuando llego a la casa de Trev, vio que estaba a oscuras y que el coche de Georgie no estaba. Aguardo por los alrededores durante un rato esperando que ella volviera, aunque sospechaba que no lo haria. Al final, se dirigio a Santa Monica con el coche lleno de flores y mangos.

Cuando llego a la casa de Paul, examino en vano la calle buscando el coche de Georgie. La ultima persona a la que queria ver era su suegro, y considero la posibilidad de dar la vuelta y largarse, pero Paul era su mejor baza para ponerse en contacto con Georgie.

No lo habia visto desde la noche de la boda, y la hostilidad patente que reflejo su cara cuando abrio la puerta erradico cualquier esperanza de recibir su ayuda. Paul apreto los labios mientras lo repasaba de arriba abajo.

– Parece que el chico de oro esta un poco vapuleado.

– Si, bueno, ha sido un dia lluvioso. De hecho, un mes lluvioso.

Bram esperaba que Paul le cerrara la puerta en las narices, asi que se sorprendio cuando lo invito a entrar.

– ?Quieres una copa?

Bram ansiaba tomarse una, senal de que no podia arriesgarse a tomar solo una.

– ?Tienes cafe?

– Lo preparare.

Mientras Bram lo seguia hacia la cocina, no sabia que hacer con las manos. Le parecian demasiado grandes para su cuerpo, como si no le pertenecieran.

– ?Has visto a Georgie? -pregunto por fin.

– Tu eres su marido. Se supone que tienes que saber donde esta tu mujer.

– Si, bueno…

Paul abrio el grifo del agua.

– ?Que has venido a hacer aqui?

– Supongo que ya lo sabes.

– De todas formas, cuentamelo.

Y Bram se lo conto. Mientras el cafe se hacia, empezo contandole lo ocurrido en Las Vegas, y entonces se entero de que Georgie ya se lo habia contado.

– Tambien se que Georgie se fue a Mexico porque creia que se estaba apegando demasiado a ti.

Paul saco una taza naranja brillante del armario.

– Creeme -dijo Bram con amargura-, el problema ya no es ese. ?Que mas te ha contado?

– Se lo de la cinta de la prueba y se que ella se niega a interpretar el papel.

– Es de locos, Paul. Georgie estuvo genial. -Se froto los ojos-. Todos la hemos subestimado. Caimos en la misma trampa que el publico, deseando que solo interpretara variaciones del personaje de Scooter. Te enviare una copia de la cinta para que puedas comprobarlo.

– Si Georgie quiere que la vea, ya me lo dira.

– Debe de ser agradable disfrutar del lujo de ser noble.

– Deberias probarlo alguna vez. -Paul lleno la taza de cafe y se la alargo-. Cuentame el resto.

Bram le conto la visita de Rory y la reaccion de todos por la retirada de Georgie.

– Saben que el responsable soy yo. Quieren que Georgie interprete ese papel y esperan que yo lo solucione.

– No es una posicion comoda para un productor novel.

Bram no podia contenerse. Empezo a pasearse por la cocina en un irregular recorrido oval mientras contaba el resto de la historia: el viaje a Mexico, la mentira acerca de Jade, y, despues, lo peor, lo que le habia dicho a Georgie aquella manana. Lo solto todo, salvo el detalle acerca del bebe. No porque quisiera protegerse a si mismo, eso ya no le importaba, sino porque le correspondia a Georgie revelar o no el secreto de que queria tener hijos.

– A ver si lo entiendo -dijo Paul con un tono nada alentador-. Le mentiste a mi hija acerca de Jade. Despues intentaste manipularla fingiendo que estabas enamorado de ella. Despues de que ella te echara, de una forma magica, te diste cuenta de que estas enamorado de ella de verdad, ?y ahora quieres que yo te ayude a convencerla de que es asi?

Bram se dejo caer en un taburete junto a la encimera.

– Estoy jodido.

– Yo diria que si.

– ?Sabes donde esta Georgie?

– Si, pero no te lo dire.

Bram no esperaba que lo hiciera.

– ?Al menos le diras que…? ?Mierda! Dile que lo siento. Dile… Pidele que hable conmigo.

– No pienso pedirle nada en tu nombre. Tu has causado este desastre, asi que tu tendras que enmendarlo.

Pero ?como? Aquello no era un malentendido que pudiera arreglarse con rosas, mangos o una pulsera de diamantes. No se trataba de una simple discusion de amantes que se pudiera solucionar con unas cuantas disculpas. Si queria recuperar a su esposa, tendria que hacer algo mucho mas convincente. Y Bram no tenia ni idea de que.

Cuando Bram se fue, Georgie bajo las escaleras. No podia quedarse en Malibu con Bram aporreando la puerta, asi que se habia trasladado a la casa de su padre.

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