la paciencia, asi que intento aferrarse a un tema neutral.
– Tambien tenemos un asunto pendiente. Te pague por unos murales, pero aun no he dado el visto bueno.
Ella se froto la sien.
– Sabia que los odiarias. Te lo adverti.
– ?Como podria odiarlos? Ni siquiera los he visto.
Ella parpadeo.
– Quite el plastico de las puertas hace dos dias.
– Pero no he ido a verlos. Se suponia que me los ensenarias tu, ?recuerdas? Era parte de nuestro trato. Con el dinero que he invertido en esas paredes, merezco verlas por primera vez con la artista que las pinto.
– Estas intentando manipularme.
– Los negocios son los negocios, Blue. Aprende a distinguir la diferencia.
– Bien -le espeto ella-. Ire manana.
– Esta noche. Ya he esperado suficiente.
– Deberias verlos a la luz del dia.
– ?Por que? -dijo el-. Lo mas seguro es que cene alli todas las noches.
Ella le dio la espalda al monumento, y a el, y se dirigio hacia la entrada.
– Tengo que llevar a Nita a casa. No tengo tiempo para esto.
– Te recogere a las ocho.
– Ire yo sola. -El dobladillo desigual revoloteo sobre sus rodillas mientras se alejaba del cementerio.
Dean deambulo entre las lapidas un rato, intentando poner sus pensamientos en orden. Le habia ofrecido algo que jamas le habia ofrecido a otra mujer, y ella se lo habia tirado a la cara como si no significara nada. Estaba intentando jugarsela a un
Riley tiro un monton de platos de plastico a la basura y regreso para sentarse con la senora Garrison. La gente empezaba a marcharse, pero habia sido una buena fiesta, y la senora Garrison se habia comportado bien con todo el mundo. Riley sabia que se alegraba de que hubiera ido tanta gente, y de que hubieran hablado con ella.
– ?Se ha dado cuenta de lo agradable que ha sido hoy todo el mundo? -dijo, solo para asegurarse.
– Saben a lo que atenerse.
La senora Garrison tenia lapiz de labios en los dientes, pero Riley tenia algo en mente, y no se lo dijo.
– Blue me conto lo que ocurre en el pueblo. Esto es America, y creo que deberia dejar que la gente hiciera lo que quisiera con sus tiendas y todo eso. -Hizo una pausa-. Tambien creo que deberia comenzar a dar clases de baile gratuitas para quienes no puedan permitirselas.
– ?Lecciones de baile? ?Quien iba a venir? Los chicos de hoy en dia solo bailan hip-hop.
– A algunos tambien les gustan los bailes de salon. -Ella habia conocido ese dia a dos chicas de secundaria muy simpaticas que le habian dado la idea.
– Veo que tienes muchas opiniones sobre lo que yo deberia hacer, pero ?que pasa con lo que yo quiero que tu hagas? Es mi cumpleanos y solo te he pedido una cosa.
Riley deseo no haber sacado el tema a colacion.
– No puedo cantar en publico -dijo ella-. No toco la guitarra lo suficientemente bien.
– No digas tonterias. Te he dado un monton de lecciones de baile, y ni siquiera me quieres hacer ese pequeno favor.
– ?No es pequeno!
– Cantas mejor que cualquiera de esos monos que estan subidos al escenario. Jamas he oido una cosa tan espantosa.
– Cantare para usted en su casa. Solo nosotras dos.
– ? Crees que no estaba asustada la primera vez que baile en publico? Estaba tan asustada que casi me desmaye. Pero no deje que el miedo me detuviera.
– No tengo aqui la guitarra.
– Ellos tienen guitarras. -Senalo hacia la banda de rock.
– Son electricas.
– Excepto una.
A Riley le costaba creer que Nita se hubiera dado cuenta de que el guitarrista habia cambiado la guitarra electrica por una acustica cuando cantaron «Time of your life» de Green Day.
– No puedo pedirles la guitarra. No me la dejarian.
– Ya nos ocuparemos de eso.
Para horror de Riley, Nita se levanto de la silla y se acerco arrastrando los pies hasta la banda. Quedaba menos de la mitad de la gente, sobretodo familias con ninos y adolescentes. Dean llego por una entrada lateral y ella atraveso el cesped con rapidez para alcanzarlo.
– La senora Garrison quiere que cante como regalo de cumpleanos.
A Dean no le gustaba la senora Garrison y esperaba que Riley le plantara cara, pero el parecia estar pensando en otra. cosa.
– ?Vas a hacerlo?
– ?No! Sabes que no puedo. Todavia hay mucha gente.
El miro a la multitud por encima de la cabeza de Riley como si estuviera buscando a alguien.
– No tanta.
– No puedo cantar delante de la gente.
– Cantaste para mi y para la senora Garrison.
– Eso fue diferente. Era en privado. No puedo cantar delante de desconocidos.
Por fin, parecio que el centraba su atencion en ella…
– ? No puedes cantar delante de desconocidos o no quieres cantar delante de Jack?
Cuando le habia explicado como se sentia ella respecto a eso le habia hecho prometer que nunca se lo mencionaria a nadie. Ahora lo estaba utilizando en su contra.
– No lo entiendes.
– Lo entiendo. -Le paso el brazo alrededor de los hombros -Lo siento, Riley. Tendras que resolverlo tu.
– Tu nunca hubieras subido ahi para cantar cuando tenias mi edad.
– Yo no canto como tu.
– Cantas bastante bien.
– Jack lo esta intentando -dijo el-. El que cantes no cambiara lo que siente por ti.
– Eso no lo sabes.
– Ni tu. Quiza sea el momento de averiguarlo.
– Ya lo se seguro.
La sonrisa de Dean parecio un poco forzada, y ella penso que quizas estaba un poco decepcionado con ella.
– Esta bien -dijo el-. Deja que vea si puedo entretener al viejo murcielago para